Una vez terminada la cuarentena las reuniones que se congregan en un número grande de personas seguirán estando prohibidas. Esta prohibición posiblemente a la Santa Misa. Así que como católicos debemos preguntarnos ¿Nos quedamos con los brazos cruzados y sin Misa de manera indefinida o planteamos posibles soluciones?
Desde esta página nos animamos a elaborar estas propuestas que creemos que serán tomadas en cuenta si es que se da el caso de que se comiencen a prohibir las Misas públicas.
Propuestas
1) Multiplicar las Misas para reducir el número de personas en cada una de ellas.
2) La Iglesia debería decretar que uno puede cumplir el precepto (y por lo tanto no pecar contra el tercer mandamiento) cualquier día de la semana y no solo el domingo.
3) Repartir boletos a los fieles para entrar a Misa solo una vez por semana.
4) Retirar las bancas de los templos y que cada campo lleve su propio cojín o banquillo personal a la Misa. Esto para dejar sin argumento a quienes dicen que costaría demasiado trabajo desinfectar todas las bancas después de cada Misa.
5) Colocar puntos en el suelo de la nave principal del templo separados al menos por un metro y medio. Cada campo debe colocarse en uno de los puntos para vivir la Santa Misa. Lo de los puntos en el suelo ya se viene aplicando en algunos supermercados para evitar el contacto entre personas. Una vez ocupados todos los puntos se debe pedir a los fieles que no alcancen sitio que vuelvan para la siguiente Misa.
6) El saludo de la paz (que siempre ha sido opcional) debería quedar suspendido.
7) En la fila de la Comunicación también podría haber alguna señalización con puntos para mantener la distancia requerida.
8) Ya que no se ha demostrado que la comunión en la boca del mar más riesgosa que en la mano, ambas formas seguirán siendo una posibilidad.
9) Los Ministros extraordinarios de la Comunión son solo necesarios cuando el número de asistentes a la Misa es tan grande que el sacerdote necesita ayuda. Todas las medidas apuntan a tener menos personas en el templo, así que ellos no tendrían por qué aparecerían. Además, es más seguro que una sola persona, el sacerdote, distribuya la comunión.
10) Colocar a servidores en la puerta del templo que se encarguen de todas estas normas se cumplan y además ayuden con la desinfección de manos de todos los que ingresen al templo.
Estas son solo ideas que se nos vienen a la cabeza y probablemente muchas sean imperfectas ¡Pero es tiempo de dar ideas! Una vez que termine la cuarentena y todo volverá gradualmente a la normalidad, los gobiernos no nos darán permiso para tener misas públicas tan fácilmente si es que no se les presenta una idea que minimiza todos los riesgos de contagio.
