NOTICIACRISTIANA.COM.- En los últimos tres meses, el ministerio que trabaja en prisión, God Behind Bars, ha bautizado a más de 140 mujeres reclusas en Estados Unidos, demostrando un trabajo continuo de transformación espiritual en las prisiones del país.

Este ministerio se dedica a restaurar vidas a través del Evangelio, alcanzando a una población que a menudo se considera como «la menos asistente a la iglesia»: los presos.

Según CBN News, God Behind Bars tiene como misión alcanzar a más de 2,3 millones de personas en el sistema penitenciario estadounidense. Desde su fundación, han presentado el mensaje del Evangelio a más de un millón de encarcelados.

Los organizadores destacan que el objetivo es ayudar a los presos a «desarrollar su fe, sanar traumas emocionales, superar adicciones y ciclos destructivos, y asumir sus llamados como hijos e hijas de Dios».

En la prisión femenina más grande de Colorado, el ministerio realizó recientemente los primeros bautismos autorizados en la unidad.

El éxito de God Behind Bars se atribuye a la estructura innovadora de sus programas.

La organización crea campus satélites en prisiones y utiliza herramientas como el PandoApp, lanzado en 2021. La App ofrece acceso a música de adoración y sermones en tabletas disponibles para los presos. Hasta el momento, 415,912 presos ya han utilizado esta aplicación.

Perspectivas del Ministerio en Prisión

Isaac Holt, Director de Innovación del ministerio, destacó: «Nuestra misión es presentar a Jesús a los presos».

Para el fundador y CEO, Jake Bodine, el objetivo de la organización es claro, llevar el mensaje de esperanza y redención «a los más pequeños de estos».

Él afirma, «la historia de ellos no es su identidad. Es solo un punto en el mapa de lo que Dios quiere hacer en ellos y a través de ellos».

Desde su fundación en 2009, God Behind Bars ha sido un testimonio vivo de transformación espiritual en las prisiones de Estados Unidos.

El ministerio no solo alcanza a los encarcelados, sino que también inspira un reavivamiento que trasciende los muros de las prisiones, mostrando que el mensaje del Evangelio continúa trayendo luz y esperanza incluso en los ambientes más oscuros.

«El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para predicar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a proclamar libertad a los presos y recuperación de la vista a los ciegos, para liberar a los oprimidos» (Lucas 4:18).

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