NOTICIACRISTIANA.COM.- En el cristianismo moderno, a menudo se simplifica o distorsiona el mensaje bíblico de la salvación.
Debido a cambios culturales, deseos de tranquilidad o conceptos erróneos en varias iglesias, han surgido ciertos mitos que desvían a las personas del verdadero Evangelio.
A continuación, abordaremos cinco mitos comunes que pueden socavar la comprensión de la salvación de un creyente, basándonos en las Escrituras para ofrecer una visión más holística y bíblica.
1. Decir la ‘Oración del Pecador’ asegura automáticamente la salvación
Uno de los conceptos erróneos más extendidos es creer que simplemente decir la «oración del pecador» garantiza la salvación.
Romanos 10:9-10 dice: «Si declaras con tu boca: ‘Jesús es el Señor’, y crees en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo».
Este pasaje no promueve un reconocimiento verbal de Jesús como suficiente para la salvación. Más bien, Pablo señala que la salvación implica hacer a Jesús Señor de la vida de uno.
Sin una transformación del corazón y una vida que siga a Jesús como Señor, las palabras están vacías. Como dice el refrán, «Jesús no puede salvar lo que no le pertenece».
La verdadera salvación requiere un cambio fundamental en el corazón, las acciones y la lealtad a Cristo.
2. Solo necesitamos a Jesús, no una comunidad de fe
Otro mito peligroso es la creencia de que «todo lo que necesitamos es Jesús» y que no necesitamos a la iglesia o a una comunidad de fe.
Esta idea alimenta la cultura moderna del individualismo, donde la espiritualidad personal se eleva por encima de la adoración comunitaria y el discipulado.
Sin embargo, el Nuevo Testamento enfatiza la importancia de la iglesia como el cuerpo de Cristo (1 Corintios 12).
Estamos llamados a tener comunión con otros creyentes, animarnos unos a otros y crecer juntos en la fe. La comunidad de fe es esencial para el crecimiento espiritual y para vivir nuestra salvación.
3. Una vez salvo, siempre salvo
La doctrina de «una vez salvo, siempre salvo» ha llevado a muchos a una peligrosa complacencia en sus vidas espirituales.
Si bien las Escrituras nos aseguran nuestra seguridad en Cristo (Juan 10:28), también nos llaman a la perseverancia en la fe.
La idea de que uno puede hacer una oración de salvación y luego vivir como quiera, sin preocuparse por el arrepentimiento y el crecimiento continuos, no está respaldada por las Escrituras.
Jesús advierte en Mateo 7:21-23: «No todo el que me dice: ‘Señor, Señor’, entrará en el reino de los cielos, sino solo el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos».
4. Las obras no son importantes
Otro concepto erróneo común es la creencia de que las obras son irrelevantes para la salvación.
Si bien es cierto que somos salvos por gracia a través de la fe y no por obras (Efesios 2:8-9), esto no significa que las obras no sean importantes.
Santiago 2:17 dice: «La fe por sí misma, si no va acompañada de acción, está muerta».
Las obras no nos salvan, pero son la evidencia de una fe viva. El fruto de nuestra salvación se ve en la forma en que amamos a los demás, servimos y buscamos la justicia. Jesús mismo dijo: «Por sus frutos los reconoceréis» (Mateo 7:16).
5. La separación de la Fe de la evangelización y las misiones
Por último, uno de los aspectos más pasados por alto de la salvación es la separación de la fe del evangelismo y las misiones.
Algunos creen que la salvación es un asunto privado entre el individuo y Dios, desconectado del llamado a compartir el evangelio y vivir misionalmente.
Sin embargo, la Gran Comisión de Jesús (Mateo 28:19-20), vincula directamente nuestra fe con hacer discípulos de todas las naciones.
La salvación no se trata solo de asegurar la vida eterna para nosotros mismos, sino de participar en el plan redentor de Dios para el mundo.
Al confesar a Cristo ante los hombres, cumplimos su mandato de ser sus testigos (Hechos 1:8).
Es crucial que los creyentes comprendan y desmantelen los mitos comunes sobre la salvación para vivir una fe auténtica y bíblica.
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