Israel y Líbano han firmado un histórico acuerdo que delimita sus fronteras en el mar Mediterráneo.
Ambos países vecinos están técnicamente en estado de guerra desde la fundación de Israel, en 1948, y sostenían una disputa sobre un campo de gas marino.
Hezbolá, el poderoso grupo militante y político de Líbano, había amenazado con atacar si Israel intentaba extraer gas antes del acuerdo.
Ahora ambos países se beneficiarán económicamente del yacimiento.
El acuerdo delimita unos 860 kilómetros cuadrados de mar frente a las costas de ambos países. Hasta ahora nadie ha podido explotar los recursos naturales del área debido al desacuerdo de cuál era el límite de cada país.
La franja en disputa contiene parte de Karish, un campo cuya presencia de gas ya está confirmada, así como una parte de Qana, un campo con indicios de la presencia de gas.
Según el acuerdo negociado con la participación de Estados Unidos, Israel aseguró todos los derechos sobre Karish, mientras que también se reconocieron los derechos de Líbano sobre Qana.
Beirut accedió a que algunos ingresos potenciales de Qana, parte de los cuales se encuentran dentro de las aguas de Israel, vayan a Tel Aviv.
El primer ministro de Israel, Yair Lapid -que se enfrenta a elecciones generales la próxima semana- celebró el acuerdo como un logro diplomático.
“No todos los días un estado enemigo reconoce al Estado de Israel en un pacto por escrito, frente a toda la comunidad internacional”, señaló.
Por su parte, el presidente libanés, Michel Aoun, restó importancia al acuerdo y dijo que se trata de “un trabajo técnico que no tiene implicaciones políticas”.
El rival político de Lapid, el ex primer ministro Benjamin Netanyahu, calificó el acuerdo como ilegal y dijo que él no estaría obligado por sus términos.
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