Vladimir Putin, con gesto (suponemos) sonriente
Han pasado diez meses menos unas horas en la guerra que Putin lanzó contra Ucrania. Y, en el terreno militar, las cosas no les van bien a Rusia, ante su retroceso por una fuerte contraofensiva ucraniana que sigue dando resultados. Tampoco en el plano internacional, con un Kremlin cada vez más aislado del mundo.
Pero, pese a todo esto, la economía rusa resiste e incluso crece.
Vistos los primeros efectos en el rublo, la productividad y las cuentas enteras del país en las semanas iniciales de invasión, las previsiones catastrofistas no se han cumplido. A días de acabar 2022, la economía se contraerá entre un 2,5% y un 3%, lejos del esperado 9-11% que se apuntaba entre abril y mayo, como detalla El Economista.
Ya entonces Occidente había iniciado su plan de sanciones a Rusia y desde entonces las restricciones se han multiplicado, forzando a los mercados y disparando las malas perspectivas en las cuentas de Putin y su gobierno.
Añade El Economista que pese a una reciente caída, el rublo se ha mantenido más que fuerte y se recuperó del hundimiento inicial al comienzo de la guerra. Y su bajada reciente tiene que ver con las últimas sanciones, como el tope al gas o el veto parcial al petróleo.
Los escenarios no se tiñen del pesimismo que podría invadirlo todo y hasta el del empleo es bastante más benigno, con un escaso 3,9% de paro pese al cierre de innumerables tiendas y negocios de empresas occidentales, que han huído del país como represalias por la invasión.
Así, con todo lo anterior, los analistas internacionales dibujan una contracción cercana al 2,5%, que es la mitad del batacazo de 1998, cuando el PIB ruso bajó más de un 5%.
