NOTICIACRISTIANA.COM – La iglesia como instrumento del reino de Dios es un tema central y poderosamente transformador. Desde sus inicios la iglesia es mucho más que una institución religiosa. Se debe considerar como el cuerpo vivo de Cristo en el mundo, destinada a llevar adelante la misión redentora y restauradora del reino de Dios.
El apóstol Henry Figueroa, en el seminario organizado por ADME-USA, analiza Marcos 13:1-2 donde se muestra una escena reveladora entre Jesús y sus discípulos.
“Los discípulos maravillados por la grandeza del templo, muestran a Jesús la imponente estructura. Pero, las palabras del Maestro trascienden la admiración superficial y apuntan hacia una verdad más profunda”, precisa Figueroa.
Agrega que estas palabras resuenan en el contexto actual de la iglesia. Estamos en tiempos donde hay más énfasis en la construcción de grandes templos. Por lo tanto, se olvida de lo esencial: la edificación del cuerpo de Cristo.
“La obsesión por la competencia entre iglesias por tener el mejor templo eclipsó la verdadera misión de la Iglesia”, acotó Figueroa.
Crisis por Pandemia en 2020
La llegada de la pandemia en el año 2020 creó reflexión entre líderes y congregantes. ¿Dónde quedaron los grandes edificios y las imponentes pantallas al ser obligados a cerrar las puertas de los templos?
“Nos enfrentamos a una crisis que obligó a reevaluar nuestras prioridades y a abandonar la mentalidad de la iglesia de ladrillo. Es crucial comprender que la visión apostólica y el trabajo en el Reino no se limitan a las cuatro paredes de un templo”, destaca Figueroa.
Además, precisa que la verdadera expansión del Reino ocurre cuando nos movemos de adentro hacia afuera. Cuando llevamos la luz de Cristo a las calles y a las naciones.
“Es hora de romper con los paradigmas establecidos y de comenzar a trabajar en una reforma profunda de la iglesia. Esto implica un cambio generacional que involucre a los jóvenes y los capacite para liderar en un mundo que cambia rápidamente”, opina el apóstol.
Asimismo, señala que la crisis de identidad que enfrentamos como sociedad también se refleja en nuestras iglesias, y debemos abordarla con valentía y determinación.
Una visión de reino
“Una de las respuestas clave a esta crisis es adoptar una visión de Reino que trascienda las divisiones denominacionales y se enfoque en el poder transformador del evangelio. Como líderes, debemos reconocer el manto de realeza que llevamos y activar todo nuestro potencial para el servicio de Dios y su pueblo”, precisó Figueroa.
Esto implica trabajar en unidad, reconociendo los diferentes dones y funciones dentro del cuerpo de Cristo.
En conclusión, el desafío que enfrentamos como Iglesia es enorme, pero también lo es la oportunidad de ser agentes de cambio en medio de la crisis. Es hora de despertar y levantarnos como una Iglesia empoderada por el poder de Dios y comprometida con su misión en el mundo.
“Es hora de dejar de lado las estructuras obsoletas y abrazar una visión de Reino que transforme vidas y comunidades. Que el Señor nos guíe en este camino hacia la renovación y el crecimiento en su gracia y su amor”, finalizó el apóstol.
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