Agustín de Hipona, ¿el mejor Padre de la Iglesia? – CRISTIANISMO PARA ATEOS


Agustín de Hipona ¿el mejor o el peor Padre de la Iglesia? Veamos su teología y juzgue usted mismo:

              El filósofo católico, Agustín de Hipona, apoyó la persecución (como la quema de “herejes”) contra otros cristianos (como los donatistas) por no estar de acuerdo con el bautismo infantil y usando Lucas 14:23 donde dice “fuérzalos a entrar” como pretexto lo que demuestra que no creía en la libertad de religión y cuando el pasaje habla de salvación y no de destrucción. Tomás de Aquino también apoyó la persecución contra otros cristianos como los anabaptistas. Lamentablemente, Calvino instaló en Ginebra los mismos principios del castigo, coerción y muerte que abogaba Agustín y que la iglesia católica romana siguió constantemente durante siglos. Como dice, el historiador y eclesiástico inglés de Oxford, Henry H. Milman, "El agustinianismo fue trabajado dentro de un sistema aún más rígido e inflexible, por el intelecto severo de Calvino" y se justificó por la interpretación errónea de Agustín de Lucas 14:23. Sin embargo, la Escritura condena este tipo de intolerancia religiosa (Éxodo 20:13; Juan 16:2; Apocalipsis 21:8 y 1 Juan 3:10 y 15). 
              Entonces, ¿cómo se debe tratar a un hereje? A los falsos maestros (como Calvino) que trastornan la fe de algunos cristianos deberían ser nombrados como hizo Pablo con Himeneo y Fileto pero no matándolos, como el fundador del Calvinismo hizo con Servet y los anabaptistas, sino refutándolos con la Escritura. Además, en el libro de los Hechos vemos que los discípulos del primer siglo persuadían a las personas para que fueran salvas con argumentación escritural, nunca con persecución y muerte (Tito 1:9-11 y 2 Timoteo 2: 17-18, 24-25). Si nos vamos a los escritos patrísticos de los Primeros Apologistas y Padres más antiguos de la Iglesia anteniceno como Justino Mártir (al igual que su pupilo Lactancio), Teófilo de Antioquia, Tatiano, Atenágoras y Tertuliano también veremos que estaban a favor de la libertad de religión y la separación de iglesia y estado lo que demuestra que esa era la posición universal de las iglesias primitivas.

Por tanto, ni Jesús, ni los apóstoles ni los padres de la iglesia antenicenos enseñaron tal brutalidad. El mismo pastor y traductor de la gran Biblia Reina Valera (la más usada por los cristianos hispanos), Casiodoro de Reina, nos da la respuesta, “La auténtica, la principal, la imperdonable “herejía” es la ausencia de la caridad cristiana con el prójimo pues no se matan hombres para matar ideas. Las ideas se defienden con argumentos y escritos, con palabras. No hay espacio para las armas ni para la autoridad del magisterio.” (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85). En cambio, en vez de seguir el ejemplo de Cristo de “Amad a vuestros enemigos”, Calvino prefirió seguir el ejemplo de su mentor Agustín de usar el estado para perseguir a los que pensaban teológicamente diferente a ellos.

           Agustín en su “De peccat.mer.etremiss.cap.32” dijo, “Así como en otro tiempo quedaban curados del veneno y de la muerte todos los que veían la serpiente levantada en el desierto, así ahora el que se conforma con el modelo de la muerte de Jesucristo por medio de la fe y EL BAUTISMO, se libera también del pecado por la justificación” (La Biblia de Estudio Patrística de CLIE, p. 1632). Sin embargo, la Biblia enseña que la salvación es solo por fe y sin las obras de la ley (Habacuc 2:4; Efesios 2:8-10, Romanos 1:17; 3,4 y 5:1). Por tanto, el bautismo en agua no salva sino que solo representa simbólicamente la muerte, sepultura y resurrección de Jesucristo y la muerte del pecador al pecado y su resurrección a la vida nueva se sigue que la inmersión en agua es la forma correcta del bautismo (Romanos 6:3-5; Colosenses 2:12; 1 Corintios 15:3-4 y 1 Pedro 3:21). Sin olvidar que también es una referencia anticipada de la resurrección del creyente (1 Corintios 15:29). Pero la salvación lo cual es antecedente al bautismo se obtiene solo por medio de la fe en Cristo y el arrepentimiento.      
        En su Epístola a los Efesios podemos ver que Policarpo enseñaba las mismas doctrinas que los Apóstoles, tales como la salvación por la gracia y no por obras. Tertuliano contra Marción de Sinope (conocido también como Marción el Hereje) le dijo que por medio del arrepentimiento y la fe en Cristo es que viene la salvación (pag. 376). Justino no enseña que recibimos nuestra justificación a causa de nuestro bautismo u otras obras buenas, sino por la fe en Cristo y el arrepentimiento (pag 167, 207). También dijo que: "Los piadosos y justos de todas las naciones que, por medio de la fe en Cristo, esperan su segunda venida, y todos los hombres del mundo, ya sean esclavos o libres, que creen en Cristo y reconocen la verdad de sus propias palabras y las de sus profetas, tienen la seguridad que estarán con El en el cielo y heredar el bien incorruptible y eterno," Pág. 106, 200, 209, 270 y 257. 
         Agustín creía tanto en el bautismo infantil que decía que los bebés que no eran bautizados iban al infierno y hasta persiguió a muchos cristianos como los anabaptistas porque no aceptaban esta falsa doctrina. Cuando los donatistas le preguntaron qué evidencia bíblica tenía para afirmar como verdadero el paidobautismo, Agustín respondió diciendo que le bastaba con que su iglesia católica lo dijera lo cual es un razonamiento circular (falacia de petición de principio) que muchos apologistas católicos repiten hoy en día. Tanto Lutero como Calvino siguieron esta falsa doctrina. Sin embargo, dicho paidobautismo era desconocida para la iglesia primitiva y contradice el orden correcto de las Escrituras tales como Marcos 16:16 y Mateo 28:19. Por algo muchos calvinistas tambien son credobautistas. Aquellos calvinistas que son paidobautistas citan algunos padres de la iglesia que apoyaban el bautismo infantil para decir que Agustín no fue el único en apoyarlo. 
             Sin embargo, esto es apelar a una falacia de evidencia incompleta (cherry picking) pues la mayoría de los Padres y sobretodo los más antiguos como Justino Mártir, Tertuliano, el Pastor Hermes, La Epístola a Bernabé, La apología de Aristides, entre otros de los primeros escritores cristianos, no mencionan el bautismo infantil cuando hablan del bautismo en agua. Sin olvidar que los mismos eruditos paidobautistas como John W. F. Hofling, Profesor Luterano de Teología en Earlengen, admiten que: “Las Sagradas Escrituras no proporcionan evidencia histórica alguna en el sentido de que fuesen bautizados infantes por los apóstoles” (Hofling, Das Sakrament der Taufe, 99. Earlengen, 1846. 2 volúmenes). No solo eso, tanto Martin Lutero (Luther Work, Vol. 40, 255-256) como el pastor y traductor de la Biblia Reina Valera, Casiodoro de Reina, en su primera Confesion de fe reformada que se hizo para los españoles en Londres admiten que no hay sustento escritural para el bautismo infantil y que solo lo apoyaban por ser una antigua tradición eclesiástica.  
        No se niega que el cambio del bautismo de creyentes por el bautismo de infantes y salvación por gracia por salvación bautismal fue promovida por algunos de llamados padres de la Iglesia como Agustín de Hipona, Orígenes de Alejandría, Cipriano del Cartago y Gregorio Nacianceno. Luego se hizo obligatorio en el Concilio de Cartago (418) y por el emperador Justiniano (482-565). Sin embargo, antes del tercer siglo todos los padres de la iglesia que nacieron de padres cristianos nunca fueron bautizados en su infancia. Hasta Agustín de Hipona quien luego quedó infectado por la falsa doctrina del bautismo infantil y salvación bautismal no fue bautizado por su madre cristiana Mónica cuando era un bebé sino en su adultez (aproximadamente 30 o 32 años). Lo mismo con su hijo Adeodato y su mejor amigo Alipio.
         Pero no solo Agustín sino también Juan Crisóstomo y sus amigos Rufino y Heliodoro (Jerome, The Early Church Fathers, 2002, pag 2), Gregorio de Naciancero, Ambrosio, Jerónimo en su epístola 78, Epifanio de Salamina y su hermana (Historia del Bautismo, pág. 578. Vicecom., lib. 1, cap.30) y la gran mayoría de los antiguos teólogos dan testimonio de que no fueron bautizados por sus padres cristianos cuando eran bebés sino en una edad madura (Martyrs Mirror, pag 166-170; Historia del Bautismo de P.J. Twisck, p. 335 y 374; H. Montanus, Nietigh., pags 74 y 75 y P.J. Twisck, Chronjk Van Den Ondergank Der Tyan-nen, 4th and 5th Book, pp 136 y 137).
        Backhouse y Tyler también afirman que los padres de la iglesia nacidos en familias cristianas se bautizaron de adultos: “San Basilio de Cesárea, hijo de familia cristiana, es bautizado a los veintisiete años, San Ambrosio, hijo de una familia que se gloriaba de contar con mártires, es bautizado a los treinta años, al ser designado por el pueblo como obispo de Milán; San Juan Crisóstomo, San Jerónimo, San Paulino de Nola, todos ellos de tradición familiar muy cristiana, son bautizados entre los veinte y treinta años; San Agustín, el hijo de santa Mónica, es bautizado a los treinta y dos años por San Ambrosio en la vigilia pascual del 387, juntamente con su amigo Alipio y su hijo de quince años. San Gregorio Nacianceno, hijo del obispo de Nacianzo, se bautiza a los treinta años, después de un naufragio” (E. Backhouse y C. Tyler. Historia de la Iglesia Primitiva desde el siglo I hasta la muerte de Constantino. Editorial Clie 2004, págs. 126-127). Como también escribe otro reconocido historiador, “Respecto a las personas bautizadas, es muy probable que, hasta la segunda mitad del siglo II lo fueron solamente los que habían llegado a la edad de discreción. …no hay evidencias ciertas del motivo por el cual se empezó a bautizar a los niños” (Walker Willinston, Historia de la Iglesia Cristiana. 7ª. Impresión, 1985, pág. 95).
             Por tanto, ¿cuál de los padres de la iglesia del primer o segundo siglo fue bautizado en su infancia? Como dice el erudito patrístico, John Newman, NINGUNO (John Neman Davidson Kelly, The Story of John Chrysostom, Ascetic, Preacher, Bishop; 1995, pag 5). Otros historiadores paidobautistas (reformados) que han revisado la doctrina patrística como Heinrich August Wilhelm Meyer, Augustus Neander, Philip Schalf y David F. Wright admiten que el paidobautismo surgió gradualmente en la época post-apostólica pero que al principio los cristianos se bautizaban como una profesión de fe. La realidad es que bíblica e históricamente ni el nombre ni el concepto del bautismo infantil aparece en las Escrituras, sino que fue inventado y establecido como ley por la jerarquía católica durante los cinco primeros siglos. Pero era completamente desconocida para las iglesias del Nuevo Testamento. Desde luego, las iglesias leales (anabaptistas) rechazaron esta nueva doctrina, pero Lutero siguió esta errónea práctica (cambiando algunas cosas) cuando lo expulsaron de la iglesia romana y durante la Reforma.
            La Biblia enseña claramente el rapto (Isaías 26:19-21; 1 Corintios 15:52 y 2 Tesalonicenses 4:16-17) y que tanto Israel y la Iglesia reinarán juntos con Cristo durante el milenio (1 Corintios 3:8-13 y Apocalipsis 1:6-8 y 5:10). De hecho, la doctrina bíblica del rapto también se encuentra en la Patrística (historia eclesiástica de los Padres de la Iglesia) como en la de Victorino, mártir y obispo de Pettau (240-304 d.C.), Efren de Nisibe o “el sirio” doctor de la iglesia (306-373 d.C.) Ireneo (alrededor del 185 d.C.), mártir, en su obra de cinco volúmenes, “Contra las Herejías” (Contra las Herejías, Libro V, Cap.30, párrafo 4 y 5:29), Cipriano, mártir y obispo de Cartago (200-258 d.C) en su carta a los presbíteros e Hipólito (210 d.C.), discípulo de Ireneo en sus dos obras sobre la profecía, El Anticristo y El Fin del Mundo. Los escritos de Justino Mártir (150) y el montanista Tertuliano (180) también muestran que eran dispensacionalistas (Justino Martir, Dialogue with Trypho, chapter LXXX y Thomas Ice, The History of Messianic Speculation in Israel 33-35). La misma información se encuentra en otros antiguos escritos como las Instituciones Divinas, Libro VII de Lactancio, el Pastor de Hermas (150) y el Apocalipsis de Elías del siglo tercero.           
             La única excepción es la escuela de Alejandría, Egipto del tercer siglo donde Clemente y Orígenes interpretaban las Escrituras de manera alegórica porque estaban influenciados por la filosofía neoplatónica (Thomas Ice, The History of the Rapture). Como admite el mismo sacerdote y famoso escritor católico, Leonardo Castellani, durante el siglo 4 la iglesia católica asumió la postura contra el Rapto porque el antidispensacionalista Eusebio de Cesárea trató de tergiversar la historia de la iglesia ocultando los testimonios de los que favorecen el milenarismo y por lo tanto el rapto debido a su inclinación a la herejía Arriana (El Rapto de los Fieles, José Alberto Villasana). Como dice también el reconocido historiador, Philip Schaff, lo mismo se puede decir de Jerónimo y Agustín de Hipona (conocido como el padre del amilenialismo) quien admitió haber creído en el milenialismo como muchos otros, pero luego cambió de idea y empezó a atacar el futuro milenial prefiriendo creer que el creciente poder del catolicismo romano como la Nueva Jerusalén, la ciudad eterna de Dios, traería al presente un milenio (Agustín de Hipona, La Ciudad de Dios, Libro XX, capítulo 7). El calvinismo se basa mucho en los escritos del filósofo católico, Agustín de Hipona (400 d.C.) por lo que no debe sorprender a nadie que sus teólogos reformados también sean enemigos del arrebatamiento. Sin embargo, la gran mayoría de los Padres de la Iglesia anteniceno creían en el regreso de Cristo para establecer su reino milenial (Philip Schaff, Historia de la Iglesia Cristiana, Vol. 2:614).
      Tampoco se puede olvidar que aunque Jesús mismo, sus apóstoles y primeros cristianos eran judíos después del siglo segundo la iglesia empezó a ser dominado por los gentiles de los cuales algunos empezaron a rechazar el rapto y el dispensacionalismo por una escatología anti-judía (amilenialismo) al espiritualizar las promesas literales de Dios para los judíos transfiriéndolos para la iglesia. Esto lo hicieron por razones antisemitas. Por ejemplo, el hereje gnóstico, Marción, rechazó la Biblia Hebrea (Antiguo Testamento) y Ambrosio de Milán al igual que Juan Crisóstomo mostraban manifestaciones de judeofobia. Ya después Agustín de Hipona con su teología de reemplazo negó que Cristo regresaría para establecer su reino milenial desde Jerusalén, Israel como cabeza de las naciones, sino que enseñó que ya el milenio había empezado con su Iglesia Católica Romana la cual consideraba la Nueva Jerusalén. 
                 El libre albedrio lo creían los antiguos judíos (antiguo pueblo de Dios) lo cual se puede ver en Éxodo 35:29; Ezequiel 18:30-32; Josué 24:15; 1 Reyes 18:21; Salmo 81:11-12; Deuteronomio 30:19; Nehemías 9:30 y Oseas 11:4-5. Lo mismo creía la iglesia primitiva (Lucas 13:34; Hechos 7:51; 2 Timoteo 3:8; 1 Corintios 7:37; 9:17; 10:13; 2 Corintios 9:7 y Apocalipsis 3:20). De hecho, todos los Padres antenicenos y más antiguos de la Iglesia creían de forma unánime en el concepto del libre albedrio y ninguno de los primeros cristianos creía en el determinismo o la inhabilidad total o total incapacidad las cuales eran ideas que venían de la pluma de los antiguos herejes como los gnósticos. No fue sino hasta el siglo 4 o 5 que las cosas empezaron a cambiar con el filósofo católico, Agustín de Hipona, quien al principio defendió el libre albedrio en contra de los maniqueos porque eran ellos y los gnósticos los que querían introducir el determinismo en la iglesia como lo podemos ver en su tratado, De libero arbitrio voluntatis (El libre albedrio de la voluntad, Libro III, ch. 3, sec 6) y hasta lo usó para refutar el problema del mal de Epicuro. En su "Sobre el Espíritu y La Carta" escrita en 412 lo vemos diciendo que el hombre tiene la voluntad de aceptar o rechazar la gracia de Dios. 
             En esta obra, Agustín afirma, “¿Entonces por gracia borramos la libertad de la voluntad? Dios no lo quiera.” (Agustín de Hipona, On The Spirit and the Letter, p.412, Para 52-60). Pero luego empieza a cambiar de ortodoxia por estar influenciado por el gnosticismo y maniqueísmo lo cual era antes de convertirse y como se puede ver en su "On the Predestination of the Saints" (En la Predestinación de los Santos) donde termina negando el libre albedrio y en sus otros escritos durante su pleito con Pelagio por estar influenciado por la filosofía gnóstica y maniquea las cuales había refutado anteriormente. Jerónimo (347-420) fue contemporáneo de Agustín y estaba opuesto a Agustín en algunos temas incluyendo sobre el libre albedrio versus el determinismo. Jerónimo dijo que, "Dios nos ha otorgado con libre albedrio." (Doctrine of the Will by Asa Mahan, p. 62). Juan Crisóstomo (349-407 AD) también fue contemporáneo de Agustín y se opuso al determinismo de Agustín diciendo, "Todo es en el poder de Dios, pero para que nuestro libre albedrio no está perdido...todo depende por tanto en nosotros y en Él." (John Chrysostom on Hebrews, Homily 12).
                   Como dice el erudito, el Dr. Ken Wilson, "Las primeras influencias que tuvo Agustín de Hipona procedieron del estoicismo, el neoplatonismo y el maniqueísmo, y estas determinaron su teología final. Y en su fase posterior, interpretaba las Escrituras con su filtro determinista, volviendo a sacar del pozo de las interpretaciones maniqueas precristianas. La teología reformada moderna defiende sus posturas utilizando los mismos pasajes bíblicos claves que utilizaban los herejes maniqueos del cuarto y quinto siglo. Y fue Agustín el que las introdujo en el cristianismo. Numerosos eruditos citan estos pasajes bíblicos y citan a Agustín como su autoridad para validar sus interpretaciones calvinistas agustinianas. No se dan cuenta que estas interpretaciones de las Escrituras tienen su origen en el paganismo del estoicismo, neoplatonismo y maniqueísmo. Y que dichos orígenes les dan un carácter altamente determinista." (𝘒𝘦𝘯 𝘞𝘪𝘭𝘴𝘰𝘯, 𝘦𝘭 𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘊𝘢𝘭𝘷𝘪𝘯𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘢𝘨𝘶𝘴𝘵𝘪𝘯𝘪𝘢𝘯𝘰, 𝘱𝘢́𝘨𝘪𝘯𝘢 21). En otras palabras, Agustín de Hipona trató de mezclar la filosofía gnóstica con la teología cristiana (sincretismo religioso) para cambiar la ortodoxia de la iglesia y lo cual es condenado por la Biblia (Vea Éxodo 32:5, 17-20; Deuteronomio 18:9-14; Levítico 10:1,2,10; 18:30; 1 Samuel 15:21-22; Ezequiel 22:26; Romanos 12:1-2; 3 Juan 1:11 y 1 Corintios 10:20-22). 
       Además, el mismo Agustín admitió este cambio de doctrina en sus Retractaciones (Retractations 2.1 in Augustine: Earlier Writings, ed. J. H. S. Burleigh, Philadelphia: Westminster Press, 1953, CCL 57, pp. 89-90). También fue el primero en desarrollar lo que se conoce hoy en día como la elección agustiniana o predestinación calvinista. Hasta eruditos calvinistas como Louis Bekhof en su libro, “The History of Christian Doctrines” (p.156), el reconocido teólogo reformado, Loraine Boettner en su obra, “Calvinism in History” (chapter 1), Shawn Wright, Robert A Peterson y Michael D. Williams (Why I am not an Arminian, p.36) admiten que ninguno de los más antiguos Padres pre-agustinianos negaba el libre albedrio ni creían en la predestinación o elección divina tal como lo reinterpreta el calvinismo.
           Debido a estas razones no debe sorprendernos que este tipo de predestinación agustiniana y doctrina de la total inhabilidad o incapacidad que enseña el calvinismo fue condenado unánimemente como una vieja herejía anatemizada a través de cánones, concilios y capítulos de sínodos como en el Concilio de Arlés (473), en el II Concilio de Orange (529), en la Carta Institutio universalis (785), el de Quierzy (849 y 853), Tusey (860), y en la Carta Congratulamar vehementer (1053). Al igual que en concilios como en el Concilio de Constanza (1414-1418) y en el Concilio de Trento (1545-1563) y en su canón 17 (de la Justificación). No solo fue repudiada como una herejía por la misma iglesia católica romana de Agustín de Hipona sino también por cristianos no católicos como los anabaptistas (como Menno Simons que fue contemporáneo de Lutero), por la Iglesia Ortodoxa en una reunión sinodal en Jerusalén a través de la Confesión de Dositeo a principios del siglo XVII y por algunos reformados como Philip Melanchthon y Balthasar Hubmaier.
          En otras palabras, Juan Calvino no se inventó nada nuevo, pero tampoco sacó sus ideas de la Biblia sino del filósofo católico, Agustín de Hipona y muchos nos preguntamos si Calvino confió más en Agustín que en la misma Biblia. Juan Calvino hasta se refirió a Agustín 265 veces en sus “Instituciones de la Religión Cristiana” (John Calvin, The Institutes of the Christian Religion, Volume One, Volume Two, and Volume Three, Published by Forgotten Books). El teólogo, autor y pastor principal de la Iglesia Woodland Hills en St. Paul, Minne, Gregory A. Boyd, dice que “Esto explica en parte por qué Calvino no podía citar a los Padres antenicenos contra sus oponentes libertarios…Por eso, cuando Calvino debatía con Pighuis sobre la libertad de la voluntad, él cita abundantemente a Agustín, pero a ninguno de los Padres más tempranos.” (Satan and the Problem of Evil, Published by InterVarsity Press, p. 360). Por tanto, nadie se vuelve calvinista leyendo solo la Biblia.
         Muchos líderes calvinistas están de acuerdo en que los escritos de Agustín fueron la fuente real de la mayoría de lo que hoy se conoce como Calvinismo. Los calvinistas David Steele y Curtis Thomas señalan que: «Las doctrinas básicas de la posición calvinista habían sido fuertemente defendidas por Agustín... durante el quinto siglo”. [David N. Steele and Curtis C. Thomas, the Five points of Calvinism; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1963, 19]. Hasta el calvinista R.C. Sproul admitió, "El Agustinianismo es ahora llamado Calvinismo o Teología Reformada". B. B. Warfield, profesor estadounidense de teología reformada en el Seminario de Princeton de 1887 a 1921, también declaró: «El sistema de doctrina enseñada por Calvino es sólo el Agustinianismo» [Benjamin B. Warfield, Calvin and Augustine, ed. Samuel G. Craig; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1956, 22]. John Piper reconoce que Agustín fue la mayor influencia de Calvino y Lutero, quienes continuaron reverenciándolo a él y a sus doctrinas, incluso después de que se separaron del Catolicismo Romano (John Piper, the legacy of Sovereign Joy: God’s triumphant Grace in the lives of Augustine, luther, and Calvin (Wheaton, IL: Crossway Books, 2000), 24-25.).
        En otras palabras, el calvinista sostiene creencias que tuvieron su origen en un filósofo católico romano quien a su vez se basó en el gnosticismo para desarrollar sus ideas de la doble predestinación y la negación del libre albedrio (conocido ahora como total depravación o total inhabilidad). De esta manera vemos que a través de la historia que los primeros cristianos siempre creyeron en la doctrina bíblica del libre albedrio y rechazaron la herejía pagana del determinismo que ahora sostiene el neocalvinismo. Esta es la razón por la que el obispo Juliano de Eclana (385-450), teólogo y escritor eclesiástico italiano, se refirió a los agustinianos como “esos maniqueos” (Rev. Daniel R. Jennings; Julian of Eclanum, Letter to Rome, Edited by Rev. Daniel R. Jennings, p. 1).
              Sir George Pretyman Tomline (1750-1827) fue un clérigo, teólogo inglés, obispo de Lincoln y luego obispo de Winchester, y hombre de confianza de William Pitt el Joven. George Pretyman también dijo de Agustín que, “Él fue un maniqueo en su vida más temprana” pero “que algunos restos parecen haberse quedado en su mente…” y que "...hay una gran similitud entre el sistema calvinista y las herejías más antiguas [gnósticas]..."  (George Pretyman, A Refutation of Calvinism, Published by T. Cadell, 1823 Edition, pp. 571 y 574). Por tanto, Agustín estuvo influenciado por el pensamiento del grupo gnóstico llamado los maniqueos mientras que tanto Lutero y Calvino estuvieron influenciados por el pensamiento de Agustín. Por eso no es sorpresa que todos ellos estuvieran en contra del libre albedrio y a favor de la predestinación determinista como hicieron los maniqueos. Como dice el reconocido teólogo histórico, el Dr. Richard A. Muller (PhD from Duke University), “Juan Calvino fue parte de una larga línea de pensadores que basaron su doctrina de la predestinación en la interpretación agustiniana (345-430 d.C.) de San Pablo.” (Richard A. Muller, Christ and the Decree; Grand Rapids: Baker Book House, 1988, p.22).  
         Por tanto, el calvinista ni siquiera está en la posición de usar la historia eclesiástica en su "apologética". ¿Por qué? Porque caen  en una doble moral cuando juzga otras falsas doctrinas como el arrianismo, nestorianismo, marianismo o unitarismo diciendo que tales dogmas nunca fueron creídas por ningún cristiano de los primeros tres siglos y que no pueden ser de Dios. De esa misma forma también se puede refutar la doble predestinación o total inhabilidad (negación del libre albedrio) la cual tampoco fue creída por la iglesia primitiva ni por los primeros cristianos ni por los Padres más antiguos antes de Agustín. Al contrario, también fueron condenadas a través de cánones, sínodos y concilios porque sabían que estas doctrinas no vinieron de la pluma de los apóstoles ni de los Padres más antiguos de la Iglesia sino de la pluma de los herejes. En otras palabras, usar la historia de la iglesia para refutar una falsa doctrina como por ejemplo la asunción de María es un buen argumento. El problema para el calvinista es que no quieren tomar su propia medicina cuando se le señala que lo mismo se puede decir de los cinco puntos de su TULIP.          
              El calvinista que niega todo simplemente está negando o ignorando su propia historia y tradición porque ni los antiguos judíos ni los primeros cristianos creían en la doble predestinación sino que eso fue una nueva doctrina que empezó a desarrollarse en la iglesia durante el siglo 4 o 5 con el filósofo católico, Agustín de Hipona. En otras palabras, así como Agustín fue el primer Padre que negó el libre albedrio por la inhabilidad del hombre también fue el primero en negar que la predestinación estaba basada en la presciencia de Dios la cual era la postura de todos los Padres de la Iglesia. Pero Agustín la cambió diciendo que Dios creó a propósito gente para que fueran al cielo y a otros para que fueran al infierno. Sin embargo, antes de Agustín de Hipona o Isidoro de Sevilla ningún cristiano negaba el libre albedrio y el provisionismo lo cual se puede ver en los mismos escritos de los Padres más antiguos de la Iglesia (Patrística) como Tertuliano, Ignacio de Antioquía, Justino Mártir, Ireneo de Lyon, Atanasio de Alejandría, Clemente de Roma, Orígenes, Arquelao, Metodio y Eusebio (considerado como el padre de la Historia de la Iglesia). Al contrario, refutaron a los gnósticos y maniqueos por rechazar el libre albedrio. Sin olvidar que la misma iglesia de Agustín de Hipona e Isidoro de Sevilla condenaron unánimente el predestinacionismo como una herejía anatemizada desde la ortodoxia, cánones, sínodos y concilios. Por tanto, e históricamente hablando, no hay TULIP en un libro de Patrística. 
               Ningún cristiano tiene problema con la palabra “elección” o “predestinación” la cual aparece solo en Efesios y Romanos sino con la forma que lo malinterpretan los calvinistas. Nosotros por ejemplo creemos en la predestinación en el sentido corporal (Efesios 1:5 con Romanos 8:23) y la elección en base a la presencia de Dios lo cual es condicional porque depende de estar “EN Cristo” (Efesios 1:4; 1 Pedro 1:2 y 2 Tesalonicenses 2:13). Sin embargo, la predestinación agustiniana que defienden los calvinistas no viene de las Escrituras ni de los primeros cristianos sino del filósofo católico, Agustín de Hipona. Como dice Dave Hunt, “Hay una sorprendente conexión de Calvino con el catolicísimo….Calvino citó a Agustín de Hipona más de cuatrocientas veces en sus Instituciones" y llamándolo con títulos como el "hombre santo" y "santo padre". Esto ha sido admitido por teólogos calvinistas y no calvinistas como David Engelsma, B.B. Warfield, Timothy George, R. Tudor Jones y Edwin H. Palmer (The Foundation of Augustinian-Calvinism, Ken Wilson, D. Phil y Alister E, McGrath, p.38, Historical Theology). 
             En palabras de la misma Enciclopedia Católica, "La doctrina de Agustín lleva un sello eminentemente católico […] en el divino decreto, de acuerdo con Agustín y de acuerdo con la fe católica sobre este punto, que fue formulada por él […] Dios que determina, ciertamente, crear el mundo y darle tal serie de gracias, con tal concatenación de circunstancias que produzcan libre pero infaliblemente tales y tales resultados (por ejemplo, la desesperación de Judas y el arrepentimiento de Pedro), decide al mismo tiempo el nombre, el lugar, el número de ciudadanos de la futura Jerusalén celestial. El escogimiento es inmutable; la lista cerrada […] yo no puedo causar que Dios destine para mí otra serie de gracias diferente de la que Él ha fijado […] Tales son los dos elementos esenciales de la predestinación agustiniana y católica. Este es el dogma común a todas las escuelas y formulado por todos los teólogos: la predestinación en su totalidad es absolutamente gratuita (ante merita).” (Enciclopedia Católica Online, Enseñanzas de Agustín de Hipona de aciprensa.com).
            Después de todo, el mismo Calvino confesó: "Agustín es tan integral conmigo, que si quisiera escribir una confesión de mi fe, podría hacerlo con toda plenitud y satisfacción de sus escritos." (John Calvin, “A Treatise on the Eternal Predestination of God,” in John Calvin, Calvin’s Calvinism, trans. Henry Cole (Grandville, MI: Reformed Free Publishing Association, 1987), 38; cited in Vance, Other Side, 38.). Esto no debe extrañarnos si tenemos en cuenta que la mayoría de los reformadores, incluyendo Calvino, habían sido parte de la iglesia católica romana, de los cuales Agustín fue elogiado como uno sus “Santos" más grandes. 
                    Sin embargo, muchos evangélicos prominentes están todavía bajo el hechizo de Agustín— y aún más sorprendente es, si tenemos en cuenta sus numerosas herejías y cuando el mismo Agustín dijo: "no debo creer el evangelio a menos que yo fuera impulsado por la autoridad de la iglesia [Católica]." Esa declaración fue citada con gran satisfacción por el Papa Juan Pablo II en su celebración de 1986 del aniversario 1600 de la conversión de San Agustín. En cuanto a la formación de las doctrinas y prácticas del catolicismo romano, la influencia de Agustín fue la mayor en la historia. Vance nos recuerda que Agustín fue "uno de cuatro originales 'doctores de la iglesia' del catolicismo [con] un día de fiesta [dedicado a él] en la iglesia católica, el 28 de agosto, el día de su muerte".
                   En otras palabras, el calvinista sostiene una soteriología romanista que a su vez estuvo basada en el gnosticismo para desarrollar sus ideas de la doble predestinación y la negación del libre albedrio (conocido ahora como total depravación o total inhabilidad) y que fue condenada como herejía por la misma iglesia de Agustín a través de concilios, sínodos y cánones. Por tanto, la relación de dependencia entre la doctrina calvinista y el catolicismo romano (a través de Agustín) es innegable. Tal doctrina, por cierto, está también emparentada con la herejía gnóstico-maniquea. Por el contrario, las ideas que los calvinistas llaman "herejía arminiana" (y algunos de ellos hasta nos acusan de no ser salvos por creerla), es simplemente lo mismo que creía la iglesia primitiva antes de Agustín."
               Orígenes fue un ascetista que pensó que la serpiente de Génesis había seducido sexualmente a Eva por lo que concluyó que la actividad sexual era errónea. Esto también explica porque se emasculó para hacerse eunuco. El mismo Eusebio afirma en su Historia de la Iglesia que, cuando era joven, Orígenes pagó en secreto a un médico para castrarlo quirúrgicamente porque creía que abstenerse de la sexualidad era un ideal de perfección. ¿De dónde sacó Orígenes esta idea? No de la Biblia sino de la filosofía gnóstica. Esto afectó su reputación durante siglos. Algunos católicos niegan esto, pero muchos historiadores notables, como Peter Brown y William Placher, continúan sin encontrar ninguna razón para concluir que la historia es falsa. Sin embargo, Orígenes no fue el único en sostener esta idea derivada de la filosofía pagana de los griegos como Platón (y no de la Biblia) pues Ambrosio, mentor del filósofo Agustín de Hipona, también pensaba que el matrimonio era una carga irritante y que la abstinencia de ello era de mayor santidad y piedad. Agustín por su parte llegó a pensar que era necesario el ascetismo y que si las parejas podían abstenerse de tener sexo estando casadas, ese era un mejor estado para acercarse más a Dios. 
              Alejandro de Alejandría (250-326) y luego Atanasio de Alejandría (295-373) en su Primera Carta a las Vírgenes parece ser los primeros en recomendar a los ascetas cristianos a seguir el modelo de la Virginidad Perpetua de María. Según el profesor y erudito en historia del cristianismo antiguo, el asetismo monástico y atanasiana, David Brakke (1998), Atanasio toma a María como parte de su estrategia para atraer el apoyo de las vírgenes hacia su causa en contra del arrianismo. Esta idea de Atanasio influenciará a Ambrosio de Milán (ca. 340-397) cuyos escritos se consideran las más desarrolladas mariologías de la Iglesia primitiva. Ya luego surgieron más debates como el de Jerónimo (340-420) con Elvidio y Bonoso de Naiso y el monje romano Joviniano (380) en su «Virgo concepit, sed non virgo generavit» con Ambrosio quien precedió el sídono de Milán para que se proclamara la Perpetua Virginidad como una doctrina católica. 

Elvidio había propuesto que María es por su concepción virginal modelo para las vírgenes, mientras que su vida junto con José es modelo para los casados. Para él la exaltación de la virginidad sobre el matrimonio era una potencial denigración de la creación de Dios. Mientras que el monje Joviniano predicó en Roma en contra del ascetismo y la contención entre los años 391 y el 392, siguiendo el precedente de Elvidio. Joviniano argumentó en contra de la Perpetua Virginidad vinculándola al Docetismo, una herejía que negaba la existencia física del cuerpo de Cristo. De la misma forma acusaba a los defensores del ascetismo de maniqueísmo por mantener que la idea de que el celibato era superior al matrimonio. Sin embargo, las refutaciones de Jerónimo y Ambrosio de Milán convirtieron a María en el dechado de la virginidad femenina que todas las vírgenes deben imitar (David Brakke, The Gnostics, Myth, Rituals and Diversity in Early Christianity).

               Por tanto, la idea del celibato es una idea bastante antiguo. Entonces ¿cuál es el problema? El problema es que la idea de Agustín y algunos "padres" de la Iglesia no viene de la Biblia sino de las sectas heréticas y gnósticas las cuales pensaban a su vez que las actividades sexuales eran malas por lo que no es de extrañar que estos “matrimonios espirituales” y ascetismo sexual que fueron defendidas por Agustín, Orígenes, Jerónimo y otros monjes sentara las bases para el dogma católico de la virginidad perpetua de María y el celibato lo cual es una doctrina de demonios que Pablo profetizó en 1 Timoteo 4:1-3. Agustín hasta declaró que, “Nada hay tan poderoso para envilecer el espíritu de un hombre que las caricias de una mujer.” lo cual es una curiosa afirmación de alguien que antes de escribir sus “Confesiones” vivió una vida lujuriosa teniendo un hijo fuera del matrimonio. En cambio, Génesis 1:28; Proverbios 5:18-20 y todo el Cantar de Cantares también lo refutan.             
        Agustín juntamente con Orígenes, Jerónimo y otros monjes defendió la idea de que el celibato era superior al matrimonio y la supuesta virginidad perpetua de María. Sin embargo, dicha declaraciónno solo ignora que la Biblia sí demuestra que María dejó de ser virgen sino que también raya en lo irracional. En primer lugar, si una mujer y un hombre quieren practicar la abstinencia sexual toda la vida entonces ¿para qué casarse? Es lógico que José tuvo relaciones íntimas con María después de que nació Jesús pues era su esposo, ¿qué otra cosa se podía esperar? Además, ¿acaso María no tuvo dolores de parto como cualquier otra mujer cuando tuvo a Jesús y lo que entraría en contraste directo con el dogma de la virginidad perpetua?  
        Pero no solo eso, dicho dogma también choca con Lucas 2:22 donde se habla de que bajo la Ley de Moisés toda mujer judía con flujo de sangre tenía que ir al Templo para purificarse porque en todo parto hay derramamiento de sangre la cual era considerado como algo impuro. Ahora de ¿la purificación de quiénes se está hablando aquí? Obviamente de María. Por eso en algunas versiones de la Biblia dice “para la purificación de ella” refiriéndose obviamente a la purificación de sangrado lo que demuestra que ella sí tuvo un parto natural en la que abrió matriz y por consiguiente dejó de ser virgen (Levítico 12:8). De hecho, este es el pasaje que Tertuliano usa principalmente para demostrar que María perdió su virginidad en el momento del parto (De carne Christi 23 y De monog. 8). Así como Tertuliano se opuso a muchas creencias gnósticas y neoplatónicas de la filosofía pagana, tal parece que también escribió en contra de esta creencia gnóstica en base a la frase bíblica “aperiens vulvam” (Lc 2:23; cd Ex 13,2.13.15) que implicaba que, a partir del nacimiento de Cristo, María tuvo el seno abierto y que en los años subsiguientes dio a luz más hijos con su esposo José (Mateo 1:25; 13:55-56 y Marcos 6:3 y Gálatas 1:19).  
         Por tanto, si Jesús abrió "vulva" abrió himen eso también demuestra que María sólo fue virgen en la concepción de Jesús, pero ya en el parto y después del parto no fue más virgen. Es más, supongamos que no se rompió el himen de María cuando nació su hijo primogénito (Jesucristo). ¿Por qué o para qué entonces ella tendría que seguir siendo virgen perpetuamente si estaba casada con su esposo José? Eso no tiene sentido. Además, ¿dónde en la Biblia se muestra que José no se atrevía a tocarla de manera íntima? Obviamente José la veía como una buena sierva de Dios, pero también la veía como su esposa y como judío sabía que las relaciones sexuales no hacen a ninguna mujer casada impura. Al contrario, es lo que le agrada a Dios pues el sexo en el matrimonio fue creado y diseñado originalmente por Él mismo (Génesis 1:28; Proverbios 5:18-19 y Cantar de los Cantares 4). Por tanto, dejar de ser virgen en el matrimonio no es pecado.
        Después de todo, el sexo en el matrimonio no es pecado y Dios mismo mandó a la gente a multiplicarse lo cual es uno de los propósitos del matrimonio divino (Malaquias 2:14-15; Génesis 1:28, 2:24 y Mateo 19:5,6). No creemos que María fue desobediente a este mandamiento ya que era una mujer muy devota (Vea 1 Corintios 7:3-5). Al contrario, obedeció y tuvo sus hijos tal como enseña la Biblia. Por tanto, la familia física de María y José no son un “misterio” para el cristiano que lee y estudia su Biblia la cual enseña en dos evangelios diferentes que María no solo tuvo más hijos después de Jesús, sino que hasta menciona sus nombres en Mateo 13:55-56 y Marcos 6:3. Hasta el apóstol Pablo mencionó a uno de esos hermanos de Jesús en su primer viaje a Jerusalén después de su conversión en Gálatas 1:19.      
              De hecho, afirmar que no se puede saber o que María no tuvo más hijos después de Jesús es rechazar las mismas palabras de Mateo quien escribió, “Y despertando José del sueño, hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre JESÚS.” (Mateo 1:24,25). Esto debería ser suficiente para refutar a los marianos que sostienen este dogma católico y los cuales parecen ignorar que la palabra “conocer” (ginosko) también se puede referir a tener relaciones sexuales (Vea por ejemplo Génesis 4:1,25; 19:5 y 1 Reyes 1:4). Es obvio que el pasaje no se refiere a que José no conocía personalmente a su propia esposa. Además de que este mismo pasaje indica claramente que Jesús fue su hijo primogénito, no unigénito (Vea también Lucas 2:7).
        Todo esto demuestra que José no tuvo relaciones sexuales con María hasta el nacimiento de Cristo; pero después del nacimiento de Jesús, María dejó de ser virgen y tuvo más hijos con su esposo José (Vea Mateo 13:55-56 y Hechos 1:14) lo cual indica que ambos simplemente tuvieron una vida matrimonial tradicional y normal. Sin olvidar que el evangelio de Juan 2:17 da registro de una profecía cumplida del libro de los Salmos donde el Señor nos dice que tiene hermanos y hermanas físicas (Salmos 69:8-9). ¿Por qué Jesús era extraño a los hijos de su madre? Porque al principio sus hermanos no creían en Él (Juan 7:5). Obvia y convenientemente, los católicos y Juan Calvino prefirieron rechazar la opinión de Tertuliano (160-220) la cual es más consistente con la Biblia (Lucas 2:22-23) y aceptar la del hereje Orígenes (232) y Agustín (354) quienes opinaron que ella había conservado su virginidad hasta el fin
             Agustín de Hipona es considerado por muchos eruditos como el verdadero padre del lugar imaginario llamado purgatorio pues tanto en su “De Civitate Dei” (La Ciudad de Dios) como en otros de sus escritos se puede ver como describe el purgatorio diciendo que hay almas allí siendo purificadas con fuego y que rogar por los difuntos es provechoso. Sin embargo, en la Biblia enseña que solamente existe el Cielo y el Infierno y que después de la muerte no hay salvación o una segunda oportunidad después de la muerte y tampoco hay un solo ejemplo que enseñe que las oraciones de otros les puedan ayudar en ese entonces (Lucas 16:19-31; 2 Corintios 6:2 y Hebreos 9:27; Eclesiastés 11:3 y Apocalipsis 14:13). El apóstol Pablo también declaró que en Efesios 1:7 dice: "En el cual tenemos redención por su sangre, la remisión de pecados por las riquezas de su gracia."
            Por tanto, la salvación es una dádiva, proporcionada al hombre por la sangre de Cristo y las riquezas de la gracia de Dios, y no por medio de un sufrimiento en las llamas de un purgatorio. De hecho, esta idea también era creída por los druidas de la cultura celta quienes sostenían que había un lugar inframundo donde los muertos eran castigados temporalmente y la comunicación entre muertos y vivos lo cual celebraban. Pero no eran los únicos. Muchas religiones paganas alrededor del mundo también han creído en lo mismo tales como los hinduistas (Naraka), los nativos iroqueses, los antiguos griegos como cuenta Sócrates y Platón en su obra La República, la tradición Mexicana del Día de los Muertos (celebrado el 2 de noviembre) y la fiesta eslava de solsticio de verano. Todo esto es contrario a las Sagradas Escrituras las cuales enseñan que no podemos pagar nuestros pecados con sufrimientos o rezos sino solamente a través de la fe en la obra terminada y consumida en la cruz de Cristo y mientras estamos con vida pues después de la muerte no hay más oportunidad (Hebreos 10:4). 
           Resumiendo, parece que Tertuliano tenía razón cuando dijo, “¿y qué relación tiene Atenas con Jerusalén?” y que la filosofía griega puede conducir a las herejías (Tertuliano, Apologética, 18,14 y en sus Instituciones divinas, III, 3)Sin embargo, algunos neocalvinistas responden diciendo que los Padres de la Iglesia no eran perfectos sino solo la Sola Scriptura. Estamos de acuerdo, pero entonces ¿por qué citan tanto a Agustín de Hipona? ¿No es eso contradecirse? Sin olvidar que Calvino y Lutero tampoco son infalibles. Otros responden diciendo “¿Y por qué son mejores los primeros que los últimos?” lo cual podríamos voltear la misma pregunta ¿y por qué los últimos y no los primeros? Nuestra respuesta obvia es porque así funciona la metodología histórica, es decir, las fuentes más tempranas y unánimes son mejores que una que no solo es tardía, sino que también contradice todas las demás (comparación analítica).   
          Principalmente porque algunos de esos primeros Padres fueron discípulos de los apóstoles originales por lo que es lógico que tenían un mejor entendimiento de la mente de Pablo que Agustín o Isidoro quienes vivieron siglos después. Sin olvidar que la doble predestinación fue refutada y condenada por la misma iglesia católica de Isidro de Sevilla y Agustín de Hipona a través de cánones y capítulos de sínodos como el de Arlés (473), el de Quierzy (849 y 853), Tusey (860), en la Carta Institutio universalis (785) y en la Carta Congratulamar vehementer (1053). Además, usamos esta misma metodología histórica cuando defendemos la existencia histórica de Jesus o el creacionismo de tierra joven. ¿Por qué haríamos lo contrario cuando se trata con la doble predestinacion?     
            De hecho, este es uno de los problemas con los neocalvinistas pues cuando apelan a la historia no van lo suficientemente atrás, sino que se quedan cortos apelando solamente a Calvino, Lutero o paran hasta Agustín de Hipona o Isidoro de Sevilla para buscar apoyo a sus doctrinas encontradas en el TULIP. Sin embargo, ignoran por completo la de los Padres más tempranos de la Iglesia que preceden a Agustín lo cual es cometer una falacia de evidencia incompleta (supresión de pruebas). ¿Por qué no siguen más atrás hasta los Padres más antiguos tales como Clemente? La razón por la que no lo hacen es porque la doctrina “calvinista” de Agustín estaba en oposición directa a lo que Clemente y los demás Padres de la Iglesia ante nicenos enseñaban. Clemente de Roma conoció personalmente al apóstol Pablo, Ignacio fue discípulo del apóstol Juan y Justino Mártir conoció a muchos hombres que fueron discípulos de los apóstoles originales por lo que es lógico que estos teólogos tenían un mejor entendimiento de la mente de Pablo que Agustín o Isidoro quienes vivieron siglos después. 
               No es que la Patrística sea infalible pues solo la Biblia es inerrante y nuestra autoridad final pero lógica e históricamente hablando le tengo más confianza a un Padre de la Iglesia que fue discipulado por los mismos Apóstoles originales que uno que vivió 400 o 600 años después que los Apóstoles dejaron esta escena terrenal. Simplemente es cuestión de seguir el consejo de C.S. Lewis, de que es importante leer también lo que dicen los libros antiguos no solo porque cada época tiene su propio punto de vista (Vea también Jeremías 6:16) sino para verificar si lo que dicen los modernos están en lo cierto, es decir, hay que ir a las mismas fuentes originales para comprobar lo que realmente creían los primeros cristianos.  
             Por tanto, si Agustín estuvo equivocado en muchas doctrinas ¿Qué le hace pensar a estos neocalvinistas que estaba en lo cierto con respecto a la doble predestinación o en la negación del libre albedrio? Ni siquiera su propia iglesia confiaba en sus escritos y no fue hasta el siglo 16 que el monje agustiniano Martin Lutero y Juan Calvino cayeron víctimas de los escritos filosóficos deterministas de Agustín y afirmaron que eran la forma correcta de interpretar el verdadero evangelio de Cristo.  En fin, ni Orígenes fue tan hereje.
 

  • Evangelio

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