El 1 de octubre de 1529, Martín Lutero, en representación de los luteranos alemanes, y Ulrico Zwinglio, en nombre de las iglesias Reformadas de Suiza, se reunieron con el propósito de concertar una alianza entre estos dos movimientos. Esta ronda de conversaciones más tarde se conoció como el coloquio de Marburg, por la ciudad alemana donde tuvo lugar. Durante cuatro días de debates, los dos reformadores llegaron a acordar catorce puntos, pero les fue imposible alcanzar consenso respecto del punto quince: la controversia sobre la naturaleza de la eucaristía. Las conversaciones quedaron en punto muerto y, a pesar de intentos posteriores de encontrar puntos de coincidencia, las diferencias expuestas en Marburg siguieron dividiendo a luteranos y reformados durante los cinco siglos posteriores.
La historia de la Iglesia incluye muchos momentos como este. Desde el comienzo mismo hubo desacuerdos que amenazaron dividir a la Iglesia; basta ver los relatos en el libro de los Hechos para encontrarse con cristianos discutiendo acerca de si los gentiles conversos debían cumplir con la ley mosaica o si los creyentes debían comer la carne ofrecida a los ídolos. En los milenios siguientes, las divisiones al interior de la Iglesia no hicieron más que crecer. Según la estimación del Center for the Study of Global Christianity –un centro de investigación sobre el cristianismo global– existen más de cuarenta y cinco mil denominaciones en el mundo. Si los primeros líderes protestantes como Lutero y Zwinglio hubieran logrado unirse, quizá hoy tendríamos una realidad diferente.
Sin embargo, la discordancia no siempre tiene consecuencias meramente destructivas. El período de la Reforma muestra cómo la división puede ser una fuente de energía espiritual que suscita un cambio cultural significativo. Después de Marburg, ambas iglesias, Luterana y Reformada, provocaron una transformación espiritual en los lugares donde sus ideas llegaron a divulgarse. Y si los protestantes no se hubieran separado de la Iglesia Católica Romana, quizá muchos de los cambios positivos experimentados por ambas comunidades no hubieran sido posibles.
Un ejemplo de energía generada a partir de la división es el proceso de la fisión nuclear. El choque de un neutrón con un átomo de mayor tamaño hace que este se divida liberando una enorme cantidad de energía en el proceso. Toda la tecnología nuclear moderna, desde las centrales de energía hasta las ojivas nucleares, se basa en este principio de energía generada mediante la división de núcleos atómicos.
El resultado de la fisión es a la vez extraordinario y aterrador. Muchos expertos coinciden en que, ante el cambio climático y la escasez de recursos, la fisión ofrece una solución viable para responder a los requerimientos energéticos del mundo hoy, pero la energía producida mediante la fisión tiene su costo. Durante el proceso se generan residuos nucleares altamente peligrosos, de modo que la producción de esta energía, aun cuando se la use con fines pacíficos, nos expone permanentemente al riesgo de graves accidentes. Si se la emplea con fines bélicos, la fisión nuclear tiene horrorosas consecuencias como se vio en los bombardeos atómicos de Hiroshima y Nagasaki.
Igual que la fisión nuclear, las divisiones en la iglesia suelen producir muchísima energía, pero a un alto costo. A veces esta energía ha servido para impulsar nueva actividad misionera y promover una reforma espiritual, pero también puede tener efectos tóxicos. Muchísima gente ha resultado lastimada a causa de divisiones dolorosas en la iglesia, y la división y el sectarismo dentro de la iglesia han contribuido a que la gente se aleje de la fe.
La iglesia local en la que soy copastor está a pocos kilómetros de la planta nucleoeléctrica Limerick Generating Station (Pensilvania) que abastece de electricidad a 1.7 millones de hogares. Las dos torres de refrigeración de la planta son claramente visibles desde nuestra iglesia. Varios empleados e ingenieros que trabajan en la planta son miembros de nuestra congregación.
Sin embargo, pese a que la fisión nuclear nos provee de iluminación, nuestra iglesia aspira a mostrar otro tipo de reacción atómica; no la fisión nuclear, sino la fusión. En términos científicos, la fusión consiste en la unión de dos átomos que chocan violentamente formando uno más masivo. Las reacciones de fusión producen más energía incluso que las reacciones de fisión, y no generan desechos radiactivos.
Aunque la investigación se encuentra aún en fase experimental, los científicos visualizan con entusiasmo la posible aplicación de la fusión nuclear como fuente de energía limpia. En 2022, los investigadores del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore (California) lograron por primera vez una ganancia neta de energía en un experimento de fusión. En julio de 2023, repitieron con éxito el experimento. Si los científicos encuentran la manera de aprovechar la energía generada por la fusión a gran escala, el hallazgo podría transformar la industria energética.
¿Será posible extraer algún paralelismo con la vida espiritual de la iglesia a partir de la comparación de estos dos procesos de fusión y fisión? La fisión genera gran cantidad de energía mediante la división, pero también produce desechos peligrosos. La fusión, aunque es mucho más difícil de lograr, genera mayor cantidad de energía mediante la unión, sin derivados tóxicos.
En junio de 2022, apenas unos meses antes del primer experimento de fusión nuclear exitoso, nuestra iglesia local realizó su propio experimento de fusión espiritual. El domingo 5 de junio de 2022, la iglesia Parker Ford (históricamente una congregación de la Iglesia de los Hermanos) se fusionó oficialmente con la iglesia Daybreak Community Church (una congregación de Hermanos en Cristo) y la iglesia NorthPointe Community Church (una filial de la Iglesia Bautista del Sur).
Hemos tenido que sortear diferencias culturales y teológicas, tensiones en las relaciones interpersonales. Pero estamos viendo la energía espiritual que este experimento de fusión ha liberado en nuestra iglesia.
For over a decade, these three churches, from three different denominational backgrounds, had been collaborating in joint ministry efforts, and our pastors had developed close friendships in the process. One of the initial points of contact that helped build these relationships was the local church ministry Netzer, which facilitates pastoral connections and church unity in the greater Philadelphia area. Another contributing factor to our close relationships came through a collaborative youth ministry. Ten years ago, Brandon Vining, one of the pastors at NorthPointe, launched a regional youth ministry named FUSE. All three of our churches were excited to join this ministry because we believe that the emerging generation of Jesus followers will care less about denominational affiliations and care more about simply following the way of Jesus.
Por más de una década, estas tres iglesias de diferente origen denominacional habían estado coparticipando en proyectos ministeriales, y los pastores habían forjado buenas relaciones de amistad a lo largo de ese tiempo. Uno de los primeros puntos de contacto que contribuyó a tejer estas relaciones fue el ministerio Netzer, una organización que sirve a las iglesias locales facilitando la conexión entre pastores y promoviendo la unidad de la iglesia en el área metropolitana de Filadelfia. Otro factor que contribuyó a acercarnos fue un ministerio juvenil conjunto. Hace diez años, Brandon Vining, uno de los pastores de NorthPointe, lanzó un ministerio juvenil regional llamado FUSE. Las tres iglesias nos unimos con entusiasmo a esta iniciativa porque creemos que a las nuevas generaciones de seguidores de Jesús no les preocupará la filiación denominacional sino, sencillamente, seguir el camino de Jesús.
Tiempo después, en la primavera de 2020, durante el confinamiento por covid-19, las tres iglesias trabajaron juntas para brindar cultos en línea. Ninguno de nosotros estaba preparado para llevar adelante un ministerio en línea, así que aunamos recursos y tuvimos celebraciones en línea compartiendo la música, la enseñanza y la reflexión. Cuando retomamos la presencialidad, en el verano 2020, tuvimos cultos unidos al aire libre, de manera periódica, los domingos de mañana.
Cuando la iglesia Parker Ford creció numéricamente en 2021, nuestros líderes oraron por la posibilidad de contratar un pastor más. Durante ese tiempo de oración, también oramos por los pastores de las otras iglesias locales. Finalmente, el constante incentivo del Espíritu Santo nos llevó a hablar con los pastores de Daybreak y NorthPointe y sus equipos de líderes sobre la posibilidad de establecer una relación de carácter más oficial y permanente entre nuestras iglesias.
En 2021, redacté y envié una propuesta a las dos iglesias invitándolas a emprender un proceso de fusión espiritual con la iglesia Parker Ford. La propuesta dio lugar a un período de nueve meses de oración, ayuno y discernimiento, durante el cual cada congregación recorrió su propio proceso de decisión. Este período de discernimiento culminó en la fusión oficial de nuestras iglesias para conformar una nueva familia espiritual, en junio de 2022.
Escribo este artículo a dieciocho meses de conformarse nuestra nueva familia; a lo largo de este tiempo hubo muchos momentos hermosos y mucha alegría, pero también algunos disgustos y molestias. Como congregación nueva, fruto de una fusión, hemos tenido que sortear diferencias culturales y teológicas, tensiones en las relaciones interpersonales y otra serie de ajustes. No obstante, ya estamos viendo la energía espiritual que este experimento de fusión ha liberado en nuestra iglesia. Para personas que viven en una época de polarización creciente, es revitalizador y estimulante ser parte de una historia de unidad. Cuando tuvimos que enfrentar obstáculos y dificultades, elegimos el camino de la sumisión mutua y el amor sacrificial. A lo largo de este trayecto, todos hemos tenido que ceder o acordar posiciones intermedias en los asuntos negociables, pero estamos convencidos de que la importancia de la unidad en el reino de Dios compensa largamente cualquier incomodidad que podamos experimentar. Hace poco, un miembro de mucho tiempo de mi antigua congregación dijo: “Estaba preocupado por la fusión y lo que nuestra iglesia Parker Ford podría perder. Pero al orar, sentí que esa era la voluntad de Dios para nosotros. Ahora, ¡no puedo imaginar nuestra iglesia aparte de esta fusión!
La energía generada a partir de la fusión de nuestras comunidades de fe ha trascendido los muros de nuestra iglesia. Una iniciativa firme de nuestra nueva comunidad es promover celebraciones “iglesia a iglesia”; periódicamente, algunos de nuestros miembros participan en el culto de otras iglesias de la zona a fin de conocer diferentes expresiones de nuestra fe cristiana compartida. Algunas de estas iglesias –congregaciones filipinas, latinas y afroamericanas, entre otras– han correspondido a nuestra visita enviando grupos a participar en nuestro culto.
Tim Doering, que por muchos años ha llevado adelante el ministerio Netzer promoviendo la unidad de las iglesias en nuestra área, suele decir que Dios desea reavivar la iglesia, pero para que eso ocurra, primero tiene que reformar la iglesia, llevándonos a la unidad por la que Jesús ruega en Juan 17: “para que todos sean uno. Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado”. La división puede ser una fuerza poderosa, pero es en la fusión, en la unidad que Cristo puede darnos, que vemos manifestarse el poder de Dios.
Traducción de Nora Redaelli