NOTICIACRISTIANA.COM.- El concepto del infierno ha sido motivo de debates y reflexiones a lo largo de la historia. Para muchos, resulta una paradoja pensar que un Dios amoroso haya creado un lugar tan aterrador. Sin embargo, para entender mejor este tema, exploraremos el qué, el quién, el por qué y cómo evitar el infierno según las Escrituras, según lo indicó en el portal Crosswalk el autor, Mike Leake.
¿Qué es el infierno?
El averno es descrito en la Biblia como un lugar de separación eterna de la bondad de Dios. Es un espacio donde se paga el precio del pecado, representado como la muerte. Las imágenes más comunes incluyen un lago de fuego, oscuridad exterior y un lugar de llanto y crujir de dientes. En Apocalipsis 20:14-15 se menciona: «Entonces la muerte y el Hades fueron arrojados al lago de fuego. Esta es la segunda muerte, el lago de fuego».
Aunque existen diferentes interpretaciones teológicas sobre si estas descripciones son literales o simbólicas, el consenso es que el infierno es un lugar de juicio. Es una separación total de la bondad divina y todo lo bueno que Él ha creado. Esto nos lleva a preguntarnos: ¿para quién fue pensado este lugar?
¿Para quién es el infierno?
En Mateo 25:41, Jesús menciona que el abismo fue preparado originalmente para el diablo y sus ángeles. No fue creado con la humanidad como su objetivo inicial. Sin embargo, en Apocalipsis 21:8 se señala que aquellos que persisten en su rebeldía contra Dios también serán destinados al lago de fuego.
Esto implica que el inframundo no solo albergará a entidades espirituales caídas, sino también a personas que rechacen la bondad de Dios y vivan en oposición a su voluntad. C.S. Lewis explicó esta idea diciendo: «Al final, solo hay dos tipos de personas: los que le dicen a Dios ‘Hágase tu voluntad’, y aquellos a quienes Dios dice: ‘Hágase tu voluntad’. Todos los que están en el infierno lo eligen». Esta reflexión subraya que el infierno es una elección personal basada en la decisión de rechazar o aceptar la redención divina.
¿Por qué un Dios amoroso crearía el infierno?
La existencia del infierno puede parecer incompatible con la idea de un Dios amoroso. Sin embargo, al considerar la justicia divina, se entiende que el infierno es una manifestación de su santidad. Un Dios justo no puede ignorar el mal ni permitir que este destruya Su creación.
Joe Rigney, inspirado en C.S. Lewis, describe el infierno como «una ruina eterna, una decadencia orientada hacia adentro». Es un estado de auto-hundimiento donde las almas se apartan voluntariamente de Dios. Desde esta perspectiva, el infierno no es solo un castigo, sino también una consecuencia natural para quienes persisten en dañar y rechazar la bondad divina.
Si pensamos en términos humanos, proteger lo bueno a menudo implica separar lo dañino. Por ejemplo, si alguien amenaza a nuestra familia, actuaríamos para protegerla, incluso si eso implica consecuencias negativas para quien causa daño. De manera similar, Dios separa el mal de Su reino perfecto, asegurando que Su creación permanezca intacta.
¿Cómo puedo evitar el infierno?
Las Escrituras afirman que «la paga del pecado es muerte». Según Apocalipsis 21:8, todos hemos pecado y estamos destinados al juicio. Sin embargo, la historia no termina ahí. Dios ofrece un camino de redención a través de Jesucristo.
Jesús vino al mundo como el segundo Adán para revertir la ruina causada por el pecado original. Su sacrificio nos abre las puertas para regresar a la presencia de Dios. Al unirnos a Jesús por gracia mediante la fe, cambiamos nuestro destino eterno.
Evitar el infierno implica tomar una decisión consciente: abandonar nuestra rebelión contra Dios y aceptar Su oferta de salvación. Como lo señala la Biblia, Dios nos llama a arrepentirnos y unirnos al reino de Su Hijo amado.
Conclusión
Entonces, ¿creó Dios el infierno? Sí, pero no como un lugar destinado originalmente para la humanidad. El infierno fue concebido como un espacio para separar el mal y proteger la bondad de Su creación. Sin embargo, aquellos que rechazan la redención divina comparten este destino con las entidades rebeldes.
La buena noticia es que Dios no nos deja sin esperanza. A través de Jesucristo, nos ofrece un camino para evitar este destino y restaurar nuestra relación con Él. La decisión final está en nuestras manos: elegir entre la vida eterna en Su presencia o una separación eterna en el infierno.
Foto: Wallpaperbetter.
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