Oración diaria para el 29 de enero



Escucha, Israel: El Señor nuestro Dios es el único Señor. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas. Grábate en el corazón estas palabras que hoy te mando. Deuteronomio 6:4-6

Señor nuestro Dios, te damos gracias que todos los días, ya sean días que a nosotros nos parezcan buenos o malos, sabemos que tu voluntad guía nuestras vidas: es lo que tú haces y lo que tú quieres; por ello te damos gracias. Queremos amarte por encima de todo lo que hay en el mundo. Nuestros corazones te anhelan, porque eres nuestro Padre. Queremos amarte y honrarte con toda nuestra vida. Señor nuestro Dios, trae tu orden al mundo. Ayúdanos a hacer tu voluntad en todo momento y a cumplir tus mandamientos. Amén.

 

Artículos recientes de Plough


J. Daniel Sims

Un león en Nom Pen

Un trabajador humanitario se hace cargo de la complicidad y el consentimiento en la industria de la ayuda de Camboya.

Leer

Emmy Barth Maendel y Susannah Black Roberts

El reformador radical Jacob Hutter

En apenas tres años, este mártir del s. XVI fundó una iglesia que ha perdurado hasta hoy.

Leer

  • Evangelio

    Related Posts

    Oración diaria para el 8 de febrero

    Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios son hijos de Dios. Y ustedes no recibieron un espíritu que de nuevo los esclavice al miedo, sino el…

    Oración diaria para el 7 de febrero

    Más bien, una cosa hago: olvidando lo que queda atrás y esforzándome por alcanzar lo que está delante, sigo avanzando hacia la meta para ganar el premio que Dios ofrece…

    Deja una respuesta

    Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

    You Missed

    Moravian Missionary in the Caribbean by Peter Hoover

    Moravian Missionary in the Caribbean by Peter Hoover

    Gozo celestial en la tierra por Thomas Traherne

    Gozo celestial en la tierra por Thomas Traherne

    La Analogía del Jugador de Ajedrez – CRISTIANISMO PARA ATEOS

    La Analogía del Jugador de Ajedrez – CRISTIANISMO PARA ATEOS

    No existen dragones buenos por Stephanie Ebert

    No existen dragones buenos por Stephanie Ebert