Ante la multiplicación de las olas de calor – Francia vivió su segundo verano más cálido – vivir en París se vuelve cada vez más insoportable en verano. Con sus techos de zinc, sus arterias de asfalto y su falta de vegetación, la Ciudad Luz no está apta para enfrentar altas temperaturas. La Alcaldía prepara un informe para rediseñar la ciudad.
En el último piso de un antiguo edificio parisino, Oscar nos abre las puertas de su buhardilla. Son las 7 de la noche y hace 32 grados en su departamento. Desde su llegada a París, este mexicano vive en uno de estos cuartos exiguos antaño reservados a los empleados domésticos. Bebiendo agua continuamente durante nuestra conversación, y con sudor en la frente, Oscar cuenta lo cómo es la vida cuando en su departamento hace alrededor de 35 grados.
El departamento de Oscar goza de una vista espectacular a la Torre Eiffel. Pero está ubicado en unas de las zonas rojas oscuros según los mapas satelitales de temperaturas: el calor puede alcanzar 48 grados en las avenidas de este París haussmaniano concebido por motivos estéticos, alejados de cualquier consideración ambiental.
Y el panorama es sombrío: Francia acaba de vivir su segundo verano más cálido desde el inicio de los registros de temperatura en el año 1900. Una consecuencia del cambio climático agravado por nuestro sistema económico. Y según los científicos, veranos sofocantes con temperaturas de 35 o 40 grados serán la norma dentro de unas décadas.
Falta de vida orgánica, grandes avenidas asfaltadas, densidad de los edificios, techos de zinc, falta de circulación de agua… El urbanista franco colombiano Carlos Moreno enumera la lista de los factores que agravan la temperatura percibida. Lo menos que puede decir es que la Ciudad luz no está adaptada para enfrentar temperaturas extremas. “Hay una gran diferencia que se observa en el termómetro y la que se percibe. Cuando estamos en 36°C, se puede sentir como si estuviéramos en 39 o 40°C cuando hay falta de aire”, constata Carlos Moreno quien recomienda rediseñar las ciudades según el principio de los “quince minutos”. Para disminuir el tránsito vehicular, abogado por una “ciudad de la proximidad” en la que los servicios básicos estén accesibles caminando o en bicicleta.
Desde 2004, la Alcaldesa de París, Anne Hidalgo, se dice consciente del problema y ha implementado medidas urgentes, pero insuficientes: instalación de vaporizadores en las calles plantación de árboles, y un presupuesto de 60 millones de euros para el aislamiento térmico. La ciudad apuesta también a duplicar las capacidades de su red de frío urbano que utiliza el rio Sena.
Una planta de fabricación de frío
A pocos metros del río que atraviesa la capital francesa, el responsable de producción Stéphane Thibault de la empresa Fraicheur de París nos lleva 30 metros bajo tierra en la principal planta de producción de frio de la capital francesa. Una planta que tiene la particularidad de utilizar las aguas del rio Sena para refrescar sus instalaciones, explica Stéphane Thibault.
“Tenemos cerca de 800 clientes y los más conocidos son: los museos del Louvre, del Quai Branly, el centro comercial Galerías Lafayette, la Asamblea Nacional e incluso el palacio presidencial del Eliseo recibe frio de nuestra red. Es la más importante de Europa. Hoy mide 80 km, y de aquí a 20 años, duplicaremos esta red y triplicaremos el número de clientes”, anticipa el responsable de Fraicheur de París.
“El hecho de producir frío de esta forma, utilizando la frescura del río Sena, nos permite consumir 2 veces menos energía que un sistema de aire acondicionado normal”, asegura Thibault.
En este laberinto de bombas y cañerías verdes azules y grises, el agua es refrescada por un sistema clásico de refrigerador gigante. Y en invierno, cuando el agua del rio se refresca, se la pone en contacto con los fluidos de la red.
La perspectiva de un aumento de entre 3 y 6 grados de la temperatura promedio de aquí a las próximas décadas según los científicos, obliga a la capital francesa a repensarse. La Alcaldía de París se prepara incluso para picos de calor puntuales de hasta 50 grados. Alexandre Florentin es ingeniero especializado en transición ecológica y es también concejal ecologista en la alcaldía de París. Fue designado para conducir un comité de reflexión sobre la transformación de la ciudad, llamado ‘París 50 grados’.
“Debimos haber reducido nuestras emisiones de gases con efecto invernadero en los años 70. Y debimos haber iniciado nuestra adaptación al cambio climático en los años 2000. Ya estamos atrasados, es una carrera contra reloj. De hecho, ya tenemos problemas con el calor”, lamenta el ingeniero, entrevistado por RFI. Y cita la deformación de los rieles del metro y del tren suburbano a causa del calor, o el aire sofocante de algunas escuelas mal ventiladas.
“En una ciudad muy densa como París, hay lugares donde la temperatura ya alcanza los 50 grados. Entonces en este comité, tenemos 6 meses para recoger propuestas, realizar visitas y hacer recomendaciones. Tendremos por ejemplo que repensar el futuro de los techos parisinos que todo el mundo conoce por la película de los Aristogatos. Estos techos de zinc hacen casi inhabitables las viviendas de los últimos pisos. La pregunta es: ¿qué hacemos con estos metros cuadrados? ¿No hacer nada para dejar intacta la estética de la ciudad? ¿O transfórmalos y cambiar el aspecto de la ciudad, pintarles de blanco? ¿Cambiar el material de los techos?”, se pregunta Alexandre Florentin.
Aunque la alcaldesa socialista a la cabeza de París desde 2014 ha impulsado medidas ambiciosas para reducir la contaminación, las emisiones de CO2 y desarrollar los transportes verdes por otro lado, dio luz verde a varios proyectos urbanos controvertidos como la construcción de torres de cristal y concreto que agravan la densidad urbana. “Si es contradictorio”, reconoce el concejal.
Escuche el audioreportaje completo:
VIDA EN EL PLANETA 07-09-22 El plan de Paris para enfrentar temperaturas de hasta 50°
Florentin, que forma parte de la mayoría que apoya a Hidalgo, estima que ya es hora de tomar medidas radicales contra el cambio climático. Sobre la construcción de los mega proyectos inmobiliarios, planeados hace varios años, Florentin considera que “estamos ante el dilema de realizarlos o pagar sumas de dinero ahora para evitar su realización. Anne Hidalgo fue una alcaldesa pionera en Francia en materia de desarrollo de las bicicletas, por ejemplo. Pero frente a la urgencia climática ya no solo se trata de reverdecer la ciudad. Debemos pasar a una economía bélica, lo que implica derogar ciertas normas por cuestiones vitales. Lo que está en juego es la posibilidad misma de seguir viviendo en esta ciudad dentro de 10 o 20 años”.
“Tenemos que cambiar de modelo económico que está basado en la idea del crecimiento. Esto ya no es posible. Hemos rebasado los límites de nuestro planeta”, concluye Alexandre Florentin.
¿Cincuenta grados en París? Hasta hace poco parecía ciencia ficción. Pero con 42°C de temperatura alcanzados en 2019, y de 49°C en Canadá, o 48v en Italia, la capital francesa sabe que está en peligro. Una cuenta de twitter imagina incluso la vida de los parisinos refugiados en los sótanos y viviendo de noche en caso de apocalipsis climático.
Entrevistas:
Stéphane Thibault, responsable de producción en Fraicheur de Paris.
Alexandre Florentin, ingeniero y consultor en transición energética para empresas, concejal ecologista en la Alcadía de París, presidente de la comisión ‘París 50 grados’.
Oscar Rivera, mexicano residente en París.
Carlos Moreno, científico, urbanista y especialista en ciudades y territorios.