China realizará ejercicios navales conjuntos con Irán y Rusia en las próximas semanas, en medio de la tensión en Medio Oriente por la guerra entre Israel y Hamas y los ataques de lo rebeldes hutíes, respaldados por Teherán, en el Mar Rojo.
El contralmirante Shahram Irani, comandante de la marina iraní, dijo que los simulacros se celebrarían antes de finales de marzo y tenían como objetivo la “seguridad regional”, según medios de comunicación iraníes y rusos.
Según la agencia iraní Tasnim, que calificó las maniobras de “juegos de guerra”, Irani dijo que se había invitado a otros países a participar en el ejercicio.
Los informes no indicaban dónde se iban a realizar los ejercicios, pero las armadas de los tres países llevaron a cabo ejercicios trilaterales en el Golfo de Omán en marzo del año pasado.
La Agencia de Noticias de la República Islámica de Irán informó por primera vez del ejercicio conjunto con Rusia y China en diciembre. Pero en aquel momento, Irani no detalló cuándo tendrían lugar los ejercicios.
El comandante iraní dijo entonces que Pakistán, Brasil, Omán, India y Sudáfrica estaban entre los países invitados como observadores.
Ni China ni Rusia hicieron anuncios oficiales sobre el ejercicio de este año.
Las maniobras se producen en un momento de tensión en Oriente Medio, en el que la coalición liderada por Estados Unidos lanzó el sábado una tercera ronda de ataques contra objetivos de los rebeldes hutíes en Yemen.
China no ha condenado formalmente a los hutíes. Pero, según Reuters, funcionarios chinos han pedido a sus homólogos iraníes que ayuden a frenar los ataques contra buques en el Mar Rojo llevados a cabo por el grupo.
Los tres países vienen estrechando sus relaciones como un eje opositor a Occidente. En 2023 y 2022, realizaron ejercicios similares en la misma zona, en los que se llevaron a cabo prácticas de tiro de artillería contra objetivos navales, maniobras tácticas conjuntas y misiones de búsqueda y rescate en alta mar.
Con motivo de los ejercicios de 2023, el Ministerio de Defensa de China señaló que las maniobras demostraban “la voluntad y capacidad de mantener conjuntamente la seguridad marítima y construir activamente una comunidad para un futuro compartido en el mar, así como inyectar energía positiva a la paz y la estabilidad regional”.
China envió su buque de guerra de la Flota del Mar Meridional, el Nanning, para los ejercicios. La fragata ligera iraní Jamaran y la fragata rusa Admiral Gorshkov, armada con misiles hipersónicos, también participaron en el ejercicio.
En febrero de 2021, las tres flotas desplegaron su músculo bélico en el Océano Índico y a fines de 2019 lo hicieron en el Golfo de Omán. En las maniobras de hace dos años, la televisión estatal iraní celebró el “nuevo triángulo de poder marítimo”.
El eje Beijing-Moscú-Teherán, es gigantesco en términos demográficos, con una población en conjunto de 1.500 millones de habitantes. Enorme, desde el punto de vista geográfico, con 29 millones de kilómetros cuadrados y una economía, que en conjunto, representa más del 20% del PIB mundial. Además, con dos de sus integrantes: China y Rusia, que son parte del exclusivo club nuclear y miembros permanentes del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, con el respectivo derecho a veto. El nuevo Eje está dotado, igualmente, de un poderío militar, capaz de contrapesar, en las áreas de disputa, en el campo naval, terrestre y aéreo, a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Previo a la guerra en Ucrania, la Triple Alianza chino-ruso-iraní se fortaleció con la guerra civil de los últimos años en Siria. Presionaron en conjunto en varios frentes para evitar que las potencias occidentales y sus socios de Oriente Medio lograran derrocar al régimen de Al Assad. De esa manera, concretaron una base de operaciones militares cerca de Irán, al sur de Rusia y al occidente de China.
Ese fue el comienzo de este eje que ahora muestra su músculo militar en el Océano Índico. Irán ya provee asistencia militar a Rusia en su invasión a Ucrania, proporcionando drones suicidas, mientras que la comunidad internacional permanece atenta a una posible colaboración del régimen chino que alteraría el tablero.