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Hablé con Dios, le conté lo que me pasaba. ¡Que hacer! Y después de hablar —como lo haría contigo— me quedé callada, esperando su respuesta. Si hablo contigo, uso mi voz. Escucho tus palabras y actúo en consecuencia. Pero, ¿cómo escucho a Dios? ¿Cómo sé si Él me habla? Dios nos da muchas guías para saber si nos habla y exactamente qué nos dice. En este artículo desgloso algunas, para que no nos quepa duda de Su presencia permanente y amorosa en nuestras vidas.
1. El hombre es limitado: debe abrir su corazón
¿Recuerdas la película de "La Sirenita", de Disney? ¿Recuerdas cómo el príncipe Eric se enamoró de la voz de ella, que escuchó como en sueños mientras lo salvaba de morir ahogado? ¿Recuerdas cómo la añoraba cuando recordaba que Ariel lo había salvado? Luego, cuando miró a Ariel recién convertido en humana, reconoció su rostro de inmediato, pero se desanimó al ver que ya no tenía voz.
Este ejemplo tan poco religioso me ayuda a entender cómo es mi relación con Dios. Añoramos estar con Él, porque es nuestro Creador, pero a veces estamos demasiado humanizados y olvidamos que debemos estar atentos a otras muchas señales Suyas y que no escuchar en nuestro oído su voz humana no significa que no esté allí.
Sí, es verdad que existen otras cosas más palpables que parecen brindar respuesta y orientación a nuestro agitado corazón. Pero una a una van desmoronándose, porque están también formadas por hombres, y lo único que sacia la gran sed de nuestro corazón es Él, Dios. Entonces, la primera propuesta es: abramos nuestro corazón para poder mirar con otros ojos y escuchar con oídos nuevos.
2. Dios habla en las Escrituras
La Biblia es el libro sagrado por excelencia, donde se narra la historia de la relación de Dios con el hombre a través de la Historia. También relata la vida de Jesucristo y el registro de Sus enseñanzas principales, para hablarnos día a día. ¿Tienes un problema? Consulta la Biblia, léela con el corazón, pidiendo a Jesús que abra tu mente y tu corazón para saber tomar Su palabra como Él quiere comunicarla.
3. Dios habla a través de lo que te pasa
¿Conoces la historia del hombre que vivió una inundación en su ciudad y oraba incansablemente a Dios que lo salvara? El agua subía a una velocidad escalofriante y este hombre subió al techo de su casa, donde continuaba orando a Dios. Entonces, pasó un hombre con una barca y le ofreció ayuda, pero el hombre —que esperaba realmente ver a Jesús con su túnica y casi caminando sobre el agua— dijo que no, y siguió esperando la salvación desde su techo. Al llegar al cielo, luego de morir ahogado, Dios le pidió la razón para ignorar Su ayuda. El hombre desconcertado entendió al fin que Jesús utiliza muchas veces a las personas y circunstancias como instrumentos de Su labor y gloria.
Observa en el día al día las pequeñas y grandes respuestas de Dios a tus súplicas y necesidades; están allí, deseando las miras para que agradezcas y glorifiques las bondades y delicadezas de Dios.
4. Dios habla a través de lo que sientes
¿Te sientes solo? ¿Te sientes triste? ¿Te sientes cansado? Date un momento para abrir tu corazón a Jesús. Pide al Espíritu Santo que te ilumine y explore las luces que recibes en tu corazón, las imágenes, las ilusiones, las propuestas que te retan y que tal vez no te gusten pero que, en el fondo, sabes que son la solución a tus problemas .
5. Dios habla a través del silencio
Cristo fue señalado y no siempre fue escuchado. No olvides que Dios —lleno de dolor— guardó silencio mientras Jesús agonizaba en la cruz, y Él era Su Hijo, el Hijo Predilecto de Dios. No somos tú y yo más que Jesús. Debemos creer que en muchas ocasiones Dios considerará la oportunidad de guardar silencio. No lo hace como venganza, no lo hace por ser malo, lo hace porque en Su infinita sabiduría se considera bueno en ese momento no hablar. Eso también es un gesto de amor de Dios; ten paciencia, Él siempre escucha, y —a ∫u tiempo— hablará.
Fuente: Familia Cristiana
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