NOTICIACRISTIANA.COM.- La Biblia muestra la opinión de Cristo sobre la importancia de poner nuestro interés en él, por encima de la familia.
Lucas 14:26 dice: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”.
Algunas versiones de la Biblia pueden dejar dudas sobre el versículo Lucas 14:26 por utilizar la palabra “aborrecer”.
La más adecuada es la NVI (Nueva Versión Internacional), según el erudito hebreo Luiz Sayão, donde leemos que “si alguien ama a alguien más de lo que ama a Jesús, no puede ser su discípulo”.
Entendemos que hay una condición para ser seguidor de Cristo, pero la fuerza del texto no está en “dejar de amar a las personas”, sino en priorizar el amor en Cristo.
Reina Valera: “Si alguno viene a mí, y no renuncia a su padre y a su madre, ni a su mujer y sus hijos, ni a sus hermanos y hermanas, y ni siquiera a su propia vida, no puede ser mi discípulo”.
La Palabra (Hispanoamérica): “Si uno quiere venir conmigo y no está dispuesto a dejar padre, madre, mujer, hijos, hermanos y hermanas, e incluso a perder su propia vida, no podrá ser discípulo mío”.
Reina Valera Revisada: “Si alguno viene a mí, y no aborrece a su padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas, y aun también su propia vida, no puede ser mi discípulo”.
Traducción en lenguaje actual: “Si alguno de ustedes quiere ser mi discípulo, tendrá que amarme más que a su padre o a su madre, más que a su esposa o a sus hijos, y más que a sus hermanos o a sus hermanas. Ustedes no pueden seguirme, a menos que me amen más que a su propia vida”.
Es fundamental priorizar el amor a Dios, porque en muchos casos, el amor excesivo o exagerado por alguien especial (ya sea un hijo, una esposa, una madre o un padre) puede convertirse en idolatría y entorpecer la adoración exclusiva a Dios.
Amarlo primero es una forma de asegurar nuestra estructura emocional. ¿Alguna vez te has parado a pensar en esas personas que idolatran a un niño, por ejemplo? “Mi hijo lo es todo para mí”. Si esa persona pierde a su hijo, lo ha perdido todo. Y quien lo pierde todo, se queda sin nada.
Pero aquellos que ponen “amor dependiente” en Dios nunca se quedarán sin nada, y nunca estarán solos, porque Dios es eterno, pero la gente está de paso. ¡Piense en eso!
Artículo escrito por Cris Beloni en Guiame.
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