Dios odia el pecado pero ama al pecador – CRISTIANISMO PARA ATEOS


Dios odia el pecado, pero ama al pecador

           Estamos de acuerdo con los calvinistas de que Dios odia el pecado, pero parece que algunos de ellos han sugerido que el odio de Dios va mucho más lejos. R.C. Sproul, Paul Washer y Sugel Michelen por ejemplo creen que Dios odia al pecador, así como al pecado que comete. El apologista y pastor calvinista, Jeff Durbin, hasta dice que a la gente no se le debe decir, "¡Cristo te ama!" porque Dios no ama a todos. ¿Pero es esto cierto? Lo interesante es que ni el mismo Juan Calvino en sus Comentarios ni Charles Spurgeon en sus Sermones llegaron tan lejos pues insistieron que el amor de Dios se extiende a toda la raza humana. Calvino dijo en su comentario de Juan 3:16 que "el Padre Celestial ama la raza humana, y desea que ellos no perecieran". Digo, a menos que el neocalvinista sabe más y cree ser más calvinista que el mismo Juan Calvino. Pero más importante aun, la Biblia sí enseña que Dios ama a todo el mundo y que lo demostró cuando envió a Su Hijo a morir por nosotros en la cruz del Calvario (Juan 3:16-17; 13:34; 15:9; 1 Corintios 13:4-8; 1 Juan 4:8 y Salmo 145:5-9). Por tanto, la idea de que Dios odia a los pecadores no solo contradice las mismas palabras de Juan Calvino sino también las de la Escritura.
            Además, si Dios no amara a todo el mundo entonces no hubiese enviado a su hijo a morir por el mundo entero tal como dice 1 Juan 2:2. No solo eso, la Biblia también nos enseña que Dios mostró Su amor hacia nosotros mientras estábamos todavía en nuestros pecados: “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros.” (Romanos 5:6-8). Un aspecto interesante de este pasaje es que enfatiza que los pecadores perdidos no eran “justos” o “buenos” cuando Cristo murió de modo cruel e ignominioso por ellos. Por tanto, ¿cómo alguien puede decir que Dios no los ama? Y esto es algo universal pues, como dice el apóstol Pablo, “Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad” (1 Timoteo 2:4) lo que implica que Dios sí ama al pecador perdido. El apóstol Juan confirma esto al afirmar que Dios también demostró Su amor para el mundo perdido antes que los perdidos creyeran en Jesús diciendo, “En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros, y envió a su Hijo en propiciación por nuestros pecados” (1 Juan 4:10). De hecho, en la misma narración del joven rico, Jesús explicó que a este joven le faltaba algo para agradar a Dios. Pero, aunque al joven rico le faltaba algo y estaba perdido, la Biblia dice que Jesús “le amó” (Marcos 10:21).
           Asumir que si decimos que Dios ama al pecador entonces creemos que todo pecador será salvo (universalismo) es apelar a una falacia non sequitur o de hombre de paja pues hay una condición para tener vida eterna y es creer en Cristo. ¿Pero no dice la Biblia que Dios aborrece al pecador? Sí, pero la Biblia también dice que Dios ama a los pecadores (Juan 3:16-17; 13:34; 15:9; 1 Corintios 13:4-8; 1 Juan 4:8; Salmo 145:5-9 y Romanos 5:6-8). Por tanto, asumir uno e ignorar lo otro es hacer una lectura selectiva conocido como falacia de evidencia incompleta (cherry picking) o una falacia de falsa dicotomía pues la Biblia no se contradice (Números 23:19; Tito 1:2 y Hebreos 6:18). Sin olvidar que la expresión “Dios odia al pecador” incluiría a todo creyente puesto que seguimos siendo pecadores. Entonces ¿cómo explicamos este dilema? Con la figura literaria conocida como “metonimia” la cual se define como aquella “en la cual se usa un nombre o sustantivo para representar lo que realizan”, en este caso, el pecado (Bullinger, Bullinger, E.W., Figures of Speech Used in the Bible, Grand Rapids, MI: Baker, reimpresión de 1968.1898, p. 538).
           Análogamente, cuando en ese tipo de textos se dice que “Dios odia al pecador”, considerando lo que claramente nos enseñan muchos otros textos de la Biblia (que Dios sí ama al pecador), la inferencia más razonable definitivamente es decir que estos textos usan la “metonimia” y que lo que quieren dar a entender es que lo que Dios odia son los actos del pecador, no a él en cuanto persona. Es como si alguien dijera, “Odio a Shakespeare”. ¿Quiso decir esa persona que odia la personalidad de Shakespeare? No. Entendemos que se refiere a que no le gusta los escritos de Shakespeare, sin tener en cuenta la personalidad del dramaturgo. Si aplicamos esta misma figura de expresión en los pasajes que declaran que Dios “aborrece a los pecadores”, podemos ver que se reemplaza el pecado con el pecador. Por ende, cuando Dios dice que Él odia al “testigo falso que habla mentiras” (Proverbios 6:19), quiere decir que Él odia las mentiras. Al usar la metonimia, se reemplaza la mentira (el efecto) con el que miente (la causa).
             Así que, aunque el dicho común entre los cristianos de "Ama al pecador, pero odia el pecado " no es una frase que se encuentre en la Biblia, el concepto sí es bíblico. Judas 1: 22–23 dice: "Tengan compasión de los que dudan; a otros, sálvenlos arrebatándolos del fuego. Compadézcanse de los demás, pero tengan cuidado; aborrezcan hasta la ropa que haya sido contaminada por su cuerpo." Estos versículos nos dicen que extendamos nuestro amor, misericordia y compasión por los pecadores, y que odiemos al mismo tiempo sus acciones pecaminosas (1 Pedro 2:17 y 1 Timoteo 2:1). Además, creer que Dios solo ama a los calvinistas mientras que a los demás los odia y manda al infierno no como resultado de sus acciones sino porque así lo predeterminó no solo conduce a tener una actitud narcisista y arrogante sino a odiar a todo aquel que el calvinista piensa que no es parte de los elegidos de Dios. Esto explica la falta de evangelismo y el garroterismo que vemos en muchos “apologistas” reformados de las redes sociales quienes parecen importarles más ganar un argumento que ganar a los perdidos para Cristo. Este tipo de actitud anticristiana fue criticado fuertemente por grandes teólogos cristianos como los hermanos John y Charles Wesley (responsables del movimiento metodista).
            Otros “pastores” calvinistas de las redes sociales como Will Graham tratan de tapar esta realidad diciendo hipócritamente en sus videos monetizados que, "La sana doctrina no te llevará a odiar a aquellos que no tienen sana doctrina" lo cual no solo contradice su propia teología antropocéntrica la cual enseña que Dios solo ama a los elegidos, sino que olvida que el mismo Juan Calvino que él admira odiaba y hasta llegó a perseguir brutalmente a miles de anabaptistas (no solo a Servet) porque según ellos no creían en su “sana doctrina”. Por tanto, no debe sorprender a nadie que el amor de los calvinistas por las almas perdidas es limitada o ya evaporada en sus iglesias pues creen que el amor de Dios es arbitrario cuando la Biblia enseña que el amor de Dios no es selectivo sino colectivo (Juan 3:16). Por tanto, si de amor se trata eso es lo menos que tiene el dios parcializado, morboso, injusto, cruel y narcisista del calvinista. De hecho, es interesante saber que en las Instituciones de Juan Calvino no se habla del amor de Dios. Quizás por eso, en la Ginebra calvinista, no se mostraba amor con el prójimo pues desterraban, torturaban, decapitaban y quemaban a muchos hombres y mujeres por "herejía" (Castellio contra Calvino, Conciencia contra Violencia, Stefan Zweig). Como está escrito, "Y si tuviese profecía, y entendiese todos los misterios y toda ciencia, y si tuviese toda la fe, de tal manera que trasladase los montes, y no tengo amor, nada soy." (1 Corintios 13:2).
            Otros calvinistas dicen que Dios hace que su sol “salga sobre malos y buenos” (Mateo 5:45) pero que eso no significa que ama a todo el mundo. Al contrario, a la mayoría de la gente del mundo los odia. Sin embargo, eso no solo iría en contra de Su propia naturaleza (1 Juan 4:8) sino también en contra de Su propia definición de lo que es el verdadero amor en 1 Corintios 13. Además, históricamente la cosmología cristiana siempre ha sido que Dios ama de manera universal, colectiva y absoluta a todos los hombres, en contraste con la postura musulmana o calvinista la cual muestra un “dios” imperfecto cuyo amor es limitado, parcial y selectivo. El verdadero Dios imparcial (Santiago 3:17, NVI) de las Escrituras no hace acepción de personas (Job 34:19; Hechos 10:34; Romanos 2:11 y Santiago 2). Además, tampoco seria coherente que Dios nos mande a “amar a nuestros enemigos” si Él mismo no ama a sus enemigos, es decir, a los pecadores (Mateo 5:44). Otra cosa que nos gustaría saber es si los calvinistas creen que Dios no ama, sino que odia a los no calvinistas entonces ¿Qué hay de sus seres queridos? ¿Acaso odian a sus familiares y amistades inconversas? Si dicen que “sٌí” entonces están siendo compatibles con su dios calvinista y si dicen que “no” entonces son más amorosos que su propio dios.
            En cambio, el verdadero Dios de la Biblia nos manda a amar a nuestros enemigos. Algunos calvinistas dirán que eso no aplica para Dios sin embargo ignoran que los mandamientos de Dios están basados en su naturaleza. Por ejemplo, Dios manda que no mintamos porque Él es verdad y que también no seamos infieles porque Él es fiel. Por tanto, la razón por la que Dios nos manda a amar a nuestros enemigos es porque Él también los ama y no quiere que nadie perezca, sino que todos sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad (Ezequiel 18:32; 2 Pedro 3:9 y 1 Timoteo 2:3-4). Sin embargo, hay algunos calvinistas que dicen que el pasaje se refiere a que Dios amaba menos a Esaú que Jacob por no ser uno de los elegidos y no que lo odiaba. Pero eso no es lo que dicen muchos calvinistas como Arthur Pink y el mismo Calvino en sus Instituciones quienes sostienen que Dios no ama a todo el mundo. Sin embargo, basta con leer 1 Corintios 13 donde se define el amor para darse cuenta de que el dios calvinista no tiene ese tipo de amor verdadero.
              “¿Y qué hay entonces de la parte en Romanos 9:13 donde dice, “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.”? ¿En qué sentido Dios aborreció a Esaú? La respuesta obvia es que lo aborreció en el mismo sentido que Jesús manda a sus seguidores a aborrecer a sus parientes si queremos ser discípulos de Cristo en Lucas 14:26. ¿Acaso eso significa eso que tenemos que odiar a nuestro “padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas”? Claro que no pues la palabra se refiere a preferencia o a estimar menos. En otras palabras, se refiere a que amamos menos a nuestra familia que a Dios porque Dios debe ser primero en nuestras vidas (Mateo 22:36-40). Por lo tanto, el “aborrecer” que se habla en Romanos 9:13 y Lucas 14:26 no se refiere a sentir un odio de rencor, disgusto, desagrado o algo negativo contra otra persona como tampoco se trata de querer salvar solo algunos y condenar a otros sino a preferir a alguien por encima de otro. A eso se refiere Romanos 9:13.
               No a que Dios odiaba a Esaú pues Romanos 5:8 dice que, Dios ama al pecador, sino a que, así como Dios llama a algunos cristianos al servicio del pastoreado y no a otros cristianos sin que eso signifique que los desprecia, de esa misma manera Dios llamó a Jacob para el servicio y no a Esaú. Por eso Romanos 9:12 dice que “el mayor servirá al menor”. No dice que mayor será condenado y el menor será salvo. En fin, según Romanos 9 ¿a quién Dios ha endurecido el corazón y de quién tiene misericordia? Pablo da la respuesta en los versículos del 31 al 33 diciendo que ha endurecido a los judíos que no andan por fe y que tiene de misericordia de “el que creyere en él” (Isaías 6:9-10; Juan 12:39-40 y Hechos 28:25-28). Además de que Génesis 25:23 se habla de dos naciones y no que Dios eligió incondicionalmente a Jacob para ir al cielo y a Esaú para ir al infierno antes de que nacieran como tampoco se habla de salvación sino de servir según el contexto (Génesis 25:19-34 y 27:1-40). Lo mismo con Isaías 42:1-4 donde se intercambia “Israel mi elegido” con “Jacob mi siervo” lo cual nuevamente da entender que la elección que se habla en Romanos 9 no tiene nada que ver con salvación sino con “servir” (Vea Romanos 9:11-12).
              Romanos 1:18 y Apocalipsis 21:8 tampoco dicen que Dios odia a los pecadores sino solamente que los castiga. Alguien podría decir, “¿Pero si los castiga entonces no significa acaso eso que los odia?” No y eso es fácil de demostrar. Si Dios realmente odiara a los pecadores querría la condenación y castigo de estos de modo activo, decidido y antecedente. Pero la Biblia nos dice todo lo contrario: “¿Acaso me complazco yo en la muerte del impío--declara el Señor DIOS-- y no en que se aparte de sus caminos y viva?... No me agrada verlos morir, dice Dios el Señor. ¡Cambien su forma de vivir, cambien y sigan con vida!" (Ezequiel 18:23, 32). En otras palabras, así que Dios no quiere la condenación del pecador; la ejecuta, en su justicia, pero no la desea. O sea, frente a alguien que rechaza absolutamente el amor, Dios no tiene más opción que apartarlo pues Él mismo es el amor en esencia. Pero eso es algo que le pesa a Dios… ¡precisamente porque ama al pecador! Es como si un ser querido que amamos cometiera un crimen y es castigado por la ley. Como cristianos que creemos en la justicia aceptaríamos el castigo, pero no con agrado sino con lamento y dolor. De esa misma manera, Jesús se lamenta por el triste destino de condenación y castigo de los pecadores. ¿Por qué? ¡Porque los ama! (Vea Mateo 23:37-38). Asumir que a Dios le causa placer ver a los pecadores en el infierno de fuego es mal representar su carácter. En fin, cuando consideramos la idea que Dios odia el pecado, pero ama a los pecadores, la figura de expresión conocida como metonimia clarifica la confusión.

  • Evangelio

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