El Lado Oscuro y Oculto de Juan Calvino
¿Quién era Juan Calvino? Calvino fue un teólogo francés y protestante que aparentemente no tenía una rasuradora para afeitarse. Bueno fuera de broma, Calvino nació el 10 de julio del 1509 en una pequeña ciudad de Francia llamada Noyon y de familia muy católica. Pero luego se “convirtió” al protestantismo de Lutero. Sin embargo, nunca se bautizó en el protestantismo pues se consideraba “cristiano” desde el momento que fue bautizado en su infancia en la iglesia católica lo cual dice mucho de su persona pues no quiso someterse al bautismo correcto que Cristo ordenó (Mateo 3:15 y Mateo 28:16-20). Calvino nunca cambió de idea sobre esto y siguió sosteniendo tradiciones católicas como el bautismo infantil (pedobautismo), el sacramento de la eucaristía, el amilenialismo, la unión de iglesia y estado y la negación del libre albedrío las cuales aprendió del filósofo católico, Agustín de Hipona. Aunque al principio Agustín creía en el libre albedrió luego lo rechazó debido a un altercado con Pelagio y porque estuvo influenciado por el gnosticismo y el maniqueísmo. Como dice el Dr. Ken Wilson, "Las primeras influencias que tuvo Agustín de Hipona procedieron del estoicismo, el neoplatonismo y el maniqueísmo, y estas determinaron su teología final. Y en su fase posterior, interpretaba las Escrituras con su filtro determinista, volviendo a sacar del pozo de las interpretaciones maniqueas precristianas. La teología reformada moderna defiende sus posturas utilizando los mismos pasajes bíblicos claves que utilizaban los herejes maniqueos del cuarto y quinto siglo. Y fue Agustín el que las metió en el cristianismo. Numerosos eruditos citan estos pasajes bíblicos y citan a Agustín como su autoridad para validar sus interpretaciones calvinistas agustinianas. No se dan cuenta que estas interpretaciones de las Escrituras tienen su origen en el paganismo del estoicismo, neoplatonismo y maniqueísmo. Y que dichos orígenes les dan un carácter altamente determinista." (𝘒𝘦𝘯 𝘞𝘪𝘭𝘴𝘰𝘯, 𝘦𝘭 𝘧𝘶𝘯𝘥𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘊𝘢𝘭𝘷𝘪𝘯𝘪𝘴𝘮𝘰 𝘢𝘨𝘶𝘴𝘵𝘪𝘯𝘪𝘢𝘯𝘰, 𝘱𝘢́𝘨𝘪𝘯𝘢 21). Sin olvidar que Agustín sostuvo otras herejías las cuales también eran completamente desconocidas para la iglesia primitiva como el bautismo infantil, el amilenialismo y la virginidad perpetua de María.
Pero ya luego y durante siglos nadie en la iglesia católica ni fuera de ella creía en este tipo de fatalismo. De hecho, no fue hasta el siglo 16 en donde Juan Calvino cayó víctima de sus escritos filosóficos y afirmó que eran la forma correcta de interpretar el evangelio de Cristo. Esto fue admitido por el mismo Juan Calvino en sus Instituciones sobre la Predestinación (Institutes, Book IIV, capítulo 22) y también es admitido por teólogos calvinistas y no calvinistas como R.C. Sproul, Dave Hunt, David Engelsma, B.B. Warfield, Timothy George, R. Tudor Jones y Edwin H. Palmer (The Foundation of Augustinian-Calvinism, Ken Wilson, D. Phil y Alister E, McGrath, p.38, Historical Theology). De hecho, en Ginebra hasta hablar mal de Calvino era considerado un crimen. También creyó que solo los protestantes podían ir al cielo adoptando el mismo pensamiento de los papas de que fuera de la iglesia católica no hay salvación.
Luego de publicar sus famosas, "Instituciones de la Religión Cristiana", Calvino viajó a Ginebra en 1536 donde fue ordenado como pastor y luego como una autoridad tanto eclesiástica y civil puesto que al igual que los países católicos en Ginebra tampoco se creía en la separación de iglesia y estado. Tal posición en el gobierno lo llevó a ser responsable de muchas atrocidades en contra de los que no obedecían sus leyes teocráticas. De hecho, los primeros en criticar el abuso de poder de Calvino fueron los mismos reformados como el francés Sebastián de Castellio y el español Casiodoro de Reina quienes ni siquiera se sentían seguros en la Ginebra calvinista (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85, 90; Sebastián de Castellio “De haereticis an sint persequendi” y “Contra libellum Calvini”). Tuvieron que mudarse a Inglaterra por temor a que también perdieran sus vidas por la intolerancia religiosa de Calvino y de sus seguidores. Casiodoro hasta quedó traumado al ver a su paisano, el aragonés Miguel de Servet, rostizado hasta las cenizas y por los miles de anabaptistas que fueron quemados vivos o ahogados por profesar el credobautismo y la libertad de culto.
De hecho, en 1950, fue publicado en Suiza un libro titulado, "Christianity and Fear" (“El Cristianismo y el Temor”) en el cual el autor, Óscar Pfister, analiza en detalles los crímenes de los reformistas. Con relación a Juan Calvino, él escribe la siguiente evaluación que se aplica a todos ellos: “Un estudio del período [de la Reforma] revela que muchos eruditos de la época, hombres con seguidores que en muchos casos ascendieron a muchos miles, se opusieron celosamente a las persecuciones de los “herejes” y, en el nombre del evangelio, demandaron un tratamiento piadoso. [Prominentes entre ellos estaban] (…) los anabaptistas. Calvino conoció a la mayoría de estos hombres elocuentes, inspirados por el amor, pero la oposición de ellos a la persecución de los herejes no causó la más mínima impresión en él. Por tanto, debe ponerse fin a la mentira antigua de que las crueldades de Calvino se justifican por el ánimo de la época. Y nos asombramos con la gran falta de lógica del lógico [Calvino], cuya indignación creció en contra de la persecución de los protestantes en los países católicos y quien, sin embargo, se mostró tan despiadado con estos supuestos herejes." (Pfister, Óscar: Christianity and Fear, “El cristianismo y el temor”, pp. 418–419, 427–428).
De hecho, muchos anabaptistas como Menno Simons, un antiguo líder anabaptista y contemporáneo de Lutero, y otros protestaron en contra de esta esta sangrienta crueldad por medio de la cual miles de anabaptistas fueron ejecutados por algunas de las Iglesias protestantes del estado de los reformistas famosos, pero de nada sirvió (The Complete Works of Menno Simons,“Obras completas de Menno Simons”, 147ª/I, 196ª y Harold J. Grimm, de la Universidad de Indiana, Grimm, Harold J., The Reformation Era, “La época de la Reforma”, p. 139. 1954). Cada una de estas sentencias fueron sancionadas por Calvino incluyendo la de Servet, la cual fue un asesinato planificado tal como se lee en la carta de Calvino a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546. Por tales razones tanto Casiodoro y otros españoles e italianos se sentían incómodos en la Ginebra calvinista y terminaron trasladaron a Londres por temor a sus vidas y para fundar iglesias (Casiodoro de Reina, Libertad y tolerancia en la Europa del siglo XVI, Centro de Estudios Andaluces, págs. 30, 84-85, 90).
Las atrocidades llevadas a cabo en la Ginebra calvinista deden ser trazados directamente al fallo de la iglesia católica la cual no creía en la separación de iglesia y estado lo cual fue condenado por TODOS los Primeros Apologistas y Padres de la Iglesia Anteniceno (130-180) como Justino Mártir (al igual que su pupilo Lactancio) en “Ante-Nicene Fathers,” Vol. I, ágs.. 105, 185- 186, 305 y 306. Teófilo de Antioquia, Tatiano y Atenágoras estaban de acuerdo de manera unánime en la separación de iglesia y estado lo cual demuestra que esa era la posición universal de las iglesias primitivas y es algo que siempre ha creído y defendido las iglesias Bautistas (anabaptistas). Tertuliano también escribió en defensa de la libertad religiosa. En cambio, tanto Constantino y los demás emperadores romanos como Teodosio el “Grande” hicieron de la iglesia católica romana una iglesia imperial lo cual es muy diferente a las iglesias independientes, locales y autónomas que vemos en la Biblia y en los documentos de los Primeros Apologistas. En otras palabras, en los tiempos de estos Padres de la iglesia antenicenos no existía una unión de iglesia y estado como sucedió en los países católicos y luego en los países protestantes en donde se perseguía mayormente a los anabaptistas. De hecho, la influencia de Agustín de Hipona (teólogo católico quien Calvino y sus seguidores admiran) quien no creía en la libertad religiosa (como demuestra las veces que promovió la persecución a los donatistas y otros grupos anabaptistas por no aceptar el bautismo infantil) selló de una vez y para todas las doctrinas de la iglesia-estado del catolicismo romano.
Algunos calvinistas dicen, que sobre Calvino y Servet hay un trasfondo muy amplio que desconocemos pues Juan Calvino escribió a Servet y que este era un hereje que nunca quiso cambiar de opinión y que si Calvino y Ginebra no mataban con Servet, Servet hubiera hecho lo mismo con Calvino. Sin embargo, no hay evidencias de que Servet quería matar a Calvino y esta falsa acusación tampoco tiene sentido pues Servet no tenía ninguna posición de autoridad civil ni eclesiastica en ningún lado. Calvino sí (en Ginebra). Lo que sí hay evidencias es del homicidio planificado que cometió Calvino en su propia carta a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546 diciendo: "Servet me escribió recientemente con una presumida arrogancia, e incluyó a su carta un largo volumen de sus delirantes fantasías, que a mi parecer son algo desconcertantes e insólitas. Él se encargaría de venir aquí, si yo estuviese de acuerdo. Pero yo no estoy dispuesto a dar mi palabra para su seguridad, porque si él viniese, de ninguna manera le permitiré partir vivo, de tal modo que emplearé toda mi autoridad para este provecho."
Además, Calvino no solo mató a Servet lo cual los mismos pastores reformados como Casiodoro de Reina fueron los primeros en condenarlo diciendo que era peor que un inquisidor católico sino que también asesinó a miles de anabaptistas quienes en su mayoría eran pacifistas y apoliticos (creían en la separación de iglesia y estado). Tratar de justificar o ignorar tales asesinatos muestra falta de ética cristiana. Tratar de justificar tales asesinatos del tirano intolerante de Calvino es simplemente mostrar falta de ética cristiana. Otros dicen, "Te hace falta leer sobre Tomas Muntzer. Y la verdadera cara de los AnaBautistas." Sin embargo, muchos Bautistas no reformados como este servidor lo hemos leído tanto como para decirle que lo que ellos afirman gratuitamente es falso. El Dr. Keller, bibliotecario de la ciudad de Muntzer y muchos historiadores afirman que los anabaptistas de aquel tiempo [como Menno Simons y quienes eran pacifistas] declararon “no tener comunión alguna con los hombres de Muntzer y se quejaron amargamente de tener que sufrir por los delitos de otros de quienes no sabían nada, simplemente porque algunos de ellos estaban de acuerdo en rechazar el bautismo infantil.” (Benedict, Hist., pág. 124). De hecho, ningún historiador serio e imparcial como el Dr. Benedicto, Buckland, Hase, Gerard, Geseler, Fusslin, Brandt, Doner, Brown y D’ Aubigne asocia ni confunde a los anabaptistas con el movimiento de Muntzer.
Al contrario, declaran que los anabaptistas eran inocentes del escándalo de Muntzer y admiten que la insurrección de Muntzer tuvo su origen en la Reformación de Lutero y no entre los anabaptistas (citado de la Introd. De Orchard, pág.16.). Además, la teología de Thomas Müntzer quien primero fue católico y luego seguidor de Martin Lutero era muy diferente a la de los anabaptistas (nuestros antepasados Bautistas) pues la teología de Muntzer era más política mientras que la de los anabaptistas era apolítica, es decir, separada del estado (Reyes Camargo, Raúl, Revista de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, Vol. 57 Núm. 149, 2018). Sin embargo, a Muntzer se le llamó “anabaptista” porque rechazó el paidobautismo. Pero siguiendo esa lógica entonces todo cristiano que no cree en el bautismo infantil como el mismo Will Graham (colega de Enior), los pentecostales, testigos de Jehová, mormones, adventistas, evangélicos y hasta algunos protestantes reformados que son credobautistas serían “anabaptistas”. En otras palabras, el que una religión tenga una creencia parecida o igual a otra no significa que sean la misma. Por ejemplo, los mismos católicos y protestantes tienen creencias similares (como la doctrina del infierno, el cielo, la Trinidad, el nacimiento virginal de Cristo y su resurrección corporal) pero eso no significa que sean la misma religión.
Otro argumento que usan los calvinistas para encubrir los terribles pecados de Calvino es diciendo que Calvino tampoco fue un rey en Ginebra o el cabecilla detrás de la ejecución de Servet, esa decisión la tomó un concilio conformado por 25 personas. Lo mismo dicen los apologistas católicos cuando le decimos que muchos de sus papas fueron responsables de persecuciones e inquisiciones contra los "herejes". Sin embargo, Calvino sí tenia autoridad tanto civil como eclesiastica (teocracía) en Ginebra. Cualquier historiador sabe eso. Y Calvino no solo mandó a matar a Servet (como admite el pastor y traductor reformado Casiodoro de Reina) sino que hasta planeó su muerte. Aca las evidencias históricas de este hecho, que se encuentra en la misma carta de Calvino que le envió a su amigo William Farel el 13 de febrero de 1546 diciendo: "Servet me escribió recientemente con una presumida arrogancia, e incluyó a su carta un largo volumen de sus delirantes fantasías, que a mi parecer son algo desconcertantes e insólitas. Él se encargaría de venir aquí, si yo estuviese de acuerdo. Pero yo no estoy dispuesto a dar mi palabra para su seguridad, porque si él viniese, de ninguna manera le permitiré partir vivo, de tal modo que emplearé toda mi autoridad para este provecho."
Otros dicen, "¿Pero no pidió Calvino que Servet fuese ejecutado por decapitación y no quemado para que su muerte no fuera tan dolorosa, petición que fue denegada (Irónico que denegaran las peticiones de Calvino si este realmente tenía ese "poder absoluto" con el que a menudo lo pintan)?" Sin embargo, su carta a William Farel y su petición a que fuera asesinado por decapitación demuestra que tuvo parte en su ejecución. Decapitación u hoguera sigue siendo asesinato así como cuando Calvino apoyaba ahogar (como burla al credobautismo) o quemar vivo a miles de hombres y mujeres anabaptistas sigue siendo herejía de la peor clase. No se puede olvidar tampoco que sin ser reyes tanto Calvino y Lutero tenían mucha influencia sobre los príncipes y reyes protestantes. De hecho, los escritos de Lutero sobre la Guerra de los Campesinos están llenos de expresiones de odio y fanatismo pues cuando fue criticado en sus últimos años por incitar a los señores regionales a una matanza violenta y despiadada (más de 100.000 campesinos), Lutero respondió en un tono desafiante: “Fui yo, Martín Lutero, quien mató a todos los campesinos en la insurrección, ya que fui yo quien ordenó que los mataran. Toda su sangre está sobre mis hombros. Pero yo la eché sobre nuestro Señor Dios quien me mandó hablar de esa manera.” (Martín Lutero, Werke, edición de Erlangen, Tomo 59, p. 284.). Por lo menos el Consejo de la Federación Luterana Mundial (FLM) pidió perdón por esa masacre de más de 100,000 campesinos. Ahora solo falta los calvinistas en pedir perdón por los errores de Juan Calvino pero dudo mucho que su orgullo se los permita. Al contrario, tratan de justificar sus crímenes lo cual es increíble.
Resumiendo, como cristiano Calvino nunca fue un buen ejemplo para seguir y con tan mal testimonio me sorprende que haya algunos cristianos que no se avergüenzan de usar el nombre calvinista. Pero no solo eso, muchos calvinistas de hoy (como Will Graham) todavía sienten gran desprecio hacia los anabaptistas y esto a pesar de que el Consejo de la Federación Luterana Mundial de Alemania pidió disculpas a Dios y a los anabaptistas por haberlos perseguido brutalmente en el pasado. En cambio, los calvinistas modernos todavía no han pedido perdón, sino que aún siguen en su odio contra nuestros antepasados Bautistas no reformados (anabaptistas). Lo más irónico es saber que si estos calvinistas como Will Graham que admiran tanto a Calvino mientras que difaman a los anabaptistas vivieran en ese tiempo también hubiesen sido brutalmente perseguidos solo por profesar el credobautismo lo cual Calvino decía en sus Instituciones que era una doctrina de gente endemoniada. Peor aun es cuando el cinismo de muchos garroteros calvinistas sale a relucir cuando tratan de justificar sus crímenes o cuando se cuestiona sus creencias en las redes sociales lo que demuestra que el espíritu de la Ginebra calvinista todavía sigue vivo y entre nosotros.
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