La Cuaresma «es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia«, Grabe hoy el Papa Francisco durante la Audiencia General de Miércoles de Ceniza en el Vaticano. Además solicitó a los fieles presentes que reflexionen sobre «el significado espiritual del desierto».

«Queridos hermanos y hermanas. Comenzamos hoy la Cuaresma, un camino de 40 días hacia la Pascua, hacia el corazón del año litúrgico. En este tiempo tenemos los 40 días que Jesús se retiró al desierto para orar y ayunar, allí fue tentado por el diablo », dijo el Santo Padre en la Plaza de San Pedro.

El Sumo Pontífice señaló que en este tiempo debemos imaginar que pasamos por un desierto en donde «nos alejamos de los ruidos, de todo lo que nos rodea habitualmente y nos envuelve un gran silencio. En el desierto hay ausencia de palabras, y así podemos hacer espacio para que el Señor nos hable al corazón«.

El sucesor de San Pedro también destacó que la Cuaresma es un tiempo ideal para alejarnos de «tantas realidades superfluas que nos rodean» y nos invitó a «ayunar, que es renunciar a las cosas vanas para ir a lo esencial».

Pero la Cuaresma también es un tiempo para ejercitar la caridad. Por el Papa Francisco mencionó que «el desierto es un lugar de soledad, allí podemos encontrar y ayudar a tantos hermanos descartados por la sociedad. Tantos hermanos solos que viven en el silencio y la marginalidad ».

A su vez, Su Santidad señaló que este desierto cuaresmal «es un tiempo propicio en nuestra vida para apagar la televisión y abrir la Biblia, para desconectarnos del celular y conectarnos al Evangelio, renunciar a un palabrerío, una crítica inútil, estar más tiempo con el Señor y dejar que transforme nuestro corazón »

Finalmente, el Obispo de Roma elevó una oración para que puedan vivir de manera apropiada esta Cuaresma:

«Pidámosle al Señor que nos ayude a entrar en el desierto cuaresmal. Que nos ayude a recorrer a través de la oración, el ayuno y las obras de misericordia, para que pueda gustar la Pascua, la fuerza del amor de Dios que hace florecer los desiertos de nuestra vida. Que el Señor los bendiga ».