La erupción del volcán Fagradalsfjall en Islandia, que comenzó el pasado lunes 10 de julio en un valle deshabitado cerca de la montaña Litli-Hrútur, al suroeste de la capital, Reikiavik, tras infinidad de terremotos en la zona se ha convertido en todo un espectáculo de la naturaleza. La zona ya había sido escenario en el pasado de dos erupciones en los dos últimos años sin causar daños ni interrupciones en los vuelos, a pesar de encontrarse cerca del aeropuerto de Keflavik, centro neurálgico del tráfico aéreo internacional de Islandia. Las autoridades instaron a la población a no acercarse al volcán, alegando que puede haber niveles “peligrosamente” altos de gases volcánicos acumulados en las inmediaciones.
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