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En el día que temo, Yo en ti confío. Salmos 56:3
Francamente reconocemos en que hay momentos en los que tememos, o nos atemorizamos por algo. Pero nuestro actuar tiene que ser conforme a Dios, y debemos acercamos al Señor.
Por lo tanto, debemos encomendarnos en El Señor. Nosotros no somos mejores que David, ni los demás profetas. Los cuales temieron por persecución como Elías y otros profetas en algún momento.
Sin embargo, a veces, nos encontramos en ocasiones o situaciones de nosotros mismos, en que nos atemorizamos por algo que sucede en nuestra familia o en nosotros mismos. Aunque tenemos que hacer como David, que se decidió por confiar en Dios.
No obstante muchas veces esto es lo menos que hacemos, que confiamos en Dios. Y es ahí donde tenemos la responsabilidad de poner nuestras confianza en el señor, Para que nos guie en su camino.
De esta manera, cada vez que temamos o nos sintamos mal, confiemos en el señor. La confianza es primordial en todo momento. No dudemos de él, confiemos como hicieron los profetas y se glorificaron junto a el Señor.
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