¿Era Jesús y sus apóstoles calvinistas?
No. Al contrario, todos los Padres antenicenos y más antiguos de la Iglesia creían de forma unánime en el concepto del libre albedrio y ninguno de los primeros cristianos creía en el determinismo o la inhabilidad total o total incapacidad las cuales eran ideas que venían de la pluma de los antiguos herejes como los gnósticos. No fue sino hasta el siglo 4 o 5 que las cosas empezaron a cambiar con el filósofo católico, Agustín de Hipona, quien al principio defendió el libre albedrio en contra de los maniqueos porque eran ellos y los gnósticos los que querían introducir el determinismo en la iglesia como lo podemos ver en su tratado, De libero arbitrio voluntatis (El libre albedrio de la voluntad, Libro III, ch. 3, sec 6) y hasta llegó a sostener en sus Exposiciones de Romanos (Exposition of Romans) que la predestinación de Dios estaba basada en su conocimiento anticipado (omnisciencia) lo cual no es lo mismo que el determinismo calvinista.
Pero luego empieza cambiar de ortodoxia por estar influenciado por el gnosticismo y maniqueísmo lo cual era antes de convertirse y como se puede ver en su "On the Predestination of the Saints" (En la Predestinación de los Santos) donde termina negando el libre albedrio y en sus otros escritos durante su pleito con Pelagio por estar influenciado por la filosofía gnóstica y maniquea las cuales había refutado anteriormente (Wilson, Kenneth, El F𝘶𝘯𝘥𝘢𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰 𝘥𝘦𝘭 𝘊𝘢𝘭𝘷𝘪𝘯𝘪𝘴𝘮𝘰 A𝘨𝘶𝘴𝘵𝘪𝘯𝘪𝘢𝘯𝘰, 𝘱𝘢́𝘨𝘪𝘯𝘢 21). Además, el mismo Agustín admitió este cambio de doctrina en sus Retractaciones (Retractations 2.1 in Augustine: Earlier Writings, ed. J. H. S. Burleigh, Philadelphia: Westminster Press, 1953, CCL 57, pp. 89-90). También fue el primero en desarrollar lo que se conoce hoy en día como la elección agustiniana o predestinación calvinista. Hasta eruditos calvinistas como Louis Bekhof en su libro, “The History of Christian Doctrines” (p.156), el reconocido teólogo reformado, Loraine Boettner en su obra, “Calvinism in History” (chapter 1), Shawn Wright, Robert A Peterson y Michael D. Williams (Why I am not an Arminian, p.36) admiten que ninguno de los más antiguos Padres pre-agustinianos negaban el libre albedrio ni creían en la predestinación o elección divina tal como lo reinterpreta el calvinismo.
Debido a estas razones no debe sorprendernos que este tipo de predestinación agustiniana y doctrina de la total inhabilidad o incapacidad que enseña el calvinismo fue condenado unánimemente como una vieja herejía anatemizada a través de cánones, concilios y capítulos de sínodos como en el Concilio de Arlés (473), en el II Concilio de Orange (529), en la Carta Institutio universalis (785), el de Quierzy (849 y 853), Tusey (860), y en la Carta Congratulamar vehementer (1053). Al igual que en concilios como en el Concilio de Constanza (1414-1418) y en el Concilio de Trento (1545-1563) y en su canón 17 (de la Justificación). No solo fue repudiada como una herejía por la misma iglesia católica romana de Agustín de Hipona sino también por cristianos no católicos como los anabaptistas (como Menno Simons que fue contemporáneo de Lutero), por la Iglesia Ortodoxa en una reunión sinodal en Jerusalén a través de la Confesión de Dositeo a principios del siglo XVII y por algunos reformados como Philip Melanchthon y Balthasar Hubmaier.
En otras palabras, Juan Calvino no se inventó nada nuevo, pero tampoco sacó sus ideas de la Biblia sino del filósofo católico, Agustín de Hipona y muchos nos preguntamos si Calvino confió más en Agustín que en la misma Biblia. Por tanto, nadie se vuelve calvinista leyendo solo la Biblia. Juan Calvino hasta se refirió a Agustín 265 veces en sus “Instituciones de la Religión Cristiana” (John Calvin, The Institutes of the Christian Religion, Volume One, Volume Two, and Volume Three, Published by Forgotten Books). El teólogo, autor y pastor principal de la Iglesia Woodland Hills en St. Paul, Minne, Gregory A. Boyd, dice que “Esto explica en parte por qué Calvino no podía citar a los Padres antenicenos contra sus oponentes libertarios…Por eso, cuando Calvino debatía con Pighuis sobre la libertad de la voluntad, él cita abundantemente a Agustín, pero a ninguno de los Padres más tempranos.” (Satan and the Problem of Evil, Published by InterVarsity Press, p. 360).
Muchos líderes calvinistas están de acuerdo en que los escritos de Agustín fueron la fuente real de la mayoría de lo que hoy se conoce como Calvinismo. Los calvinistas David Steele y Curtis Thomas señalan que: «Las doctrinas básicas de la posición calvinista habían sido fuertemente defendidas por Agustín... durante el quinto siglo”. [David N. Steele and Curtis C. Thomas, the Five points of Calvinism; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1963, 19]. Hasta el calvinista R.C. Sproul admitió, "El Agustinianismo es ahora llamado Calvinismo o Teología Reformada". B. B. Warfield, profesor estadounidense de teología reformada en el Seminario de Princeton de 1887 a 1921, también declaró: «El sistema de doctrina enseñada por Calvino es sólo el Agustinianismo» [Benjamin B. Warfield, Calvin and Augustine, ed. Samuel G. Craig; Phillipsburg, NJ: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1956, 22]. John Piper reconoce que Agustín fue la mayor influencia de Calvino y Lutero, quienes continuaron reverenciándolo a él y a sus doctrinas, incluso después de que se separaron del Catolicismo Romano (John Piper, the legacy of Sovereign Joy: God’s triumphant Grace in the lives of Augustine, luther, and Calvin (Wheaton, IL: Crossway Books, 2000), 24-25.).
En otras palabras, el calvinista sostiene creencias que tuvieron su origen en un filósofo católico romano quien a su vez se basó en el gnosticismo para desarrollar sus ideas de la doble predestinación y la negación del libre albedrio (conocido ahora como total depravación o total inhabilidad). De esta manera vemos que a través de la historia que los primeros cristianos siempre creyeron en la doctrina bíblica del libre albedrio y rechazaron la herejía pagana del determinismo que ahora sostiene el neocalvinismo. Esta es la razón por la que el obispo Juliano de Eclana (385-450), teólogo y escritor eclesiástico italiano, se refirió a los agustinianos como “esos maniqueos” (Rev. Daniel R. Jennings; Julian of Eclanum, Letter to Rome, Edited by Rev. Daniel R. Jennings, p. 1).
Sir George Pretyman Tomline (1750-1827) fue un clérigo, teólogo inglés, obispo de Lincoln y luego obispo de Winchester, y hombre de confianza de William Pitt el Joven. George Pretyman también dijo de Agustín que, “Él fue un maniqueo en su vida más temprana” pero “que algunos restos parecen haberse quedado en su mente…” y que "...hay una gran similitud entre el sistema calvinista y las herejías más antiguas [gnósticas]..." (George Pretyman, A Refutation of Calvinism, Published by T. Cadell, 1823 Edition, pp. 571 y 574). Por tanto, Agustín estuvo infuenciado por el pensamiento del grupo gnóstico llamado los maniqueos mientras que tanto Lutero y Calvino estuvieron influenciados por el pensamiento de Agustín. Por eso no es sorpresa que todos ellos estuvieran en contra del libre albedrio y a favor de la predestinación determinista como hicieron los maniqueos. Como dice el reconocido teólogo histórico, el Dr. Richard A. Muller (PhD from Duke University), “Juan Calvino fue parte de una larga línea de pensadores que basaron su doctrina de la predestinación en la interpretación agustiniana (345-430 d.C.) de San Pablo.” (Richard A. Muller, Christ and the Decree; Grand Rapids: Baker Book House, 1988, p.22).
Por tanto, el calvinista ni siquiera está en la posición de usar la historia eclesiástica en su "apologética". ¿Por qué? Porque caen en una doble moral cuando juzga otras falsas doctrinas como el arrianismo, marianismo o unitarismo diciendo que no pueden ser de Dios porque nunca fueron sostenidas durante los primeros siglos de la historia cristiana y porque fueron condenadas a través de concilios cuando la negación del libre albedrio (total inhabilidad), la expiación limitada y la predestinación o elección agustiniana tampoco fue creída por la iglesia primitiva y hasta fue condenada a través de cánones, sínodos y concilios. En otras palabras, usar la historia de la iglesia para refutar una falsa doctrina como la asunción de María es un buen argumento. El problema para el calvinista es que no quieren tomar su propia medicina cuando se le señala que lo mismo se puede decir de los cinco puntos de su TULIP.
En fin, el calvinista que niega todo simplemente está negando o ignorando su propia historia y tradición porque ni los antiguos judíos ni los primeros cristianos creían en la doble predestinación sino que eso fue una nueva doctrina que empezó a desarrollarse en la iglesia durante el siglo 4 o 5 con el filósofo católico, Agustín de Hipona. En otras palabras, así como Agustín fue el primer Padre que negó el libre albedrio por la inhabilidad del hombre también fue el primero en negar que la predestinación estaba basada en la presciencia de Dios la cual era la postura de todos los Padres de la Iglesia. Pero Agustín la cambió diciendo que Dios creó a propósito gente para que fueran al cielo y a otros para que fueran al infierno. Sin embargo, antes de Agustín de Hipona o Isidoro de Sevilla ningún cristiano negaba el libre albedrio y el provisionismo lo cual se puede ver en los mismos escritos de los Padres más antiguos de la Iglesia (Patrística) como Ignacio, Atanasio, Tertuliano, Clemente, Metodio, Ireneo y muchos otros. Sin olvidar que la misma iglesia de Agustín de Hipona e Isidoro de Sevilla condenaron unánimente el predestinacionismo como una herejía anatemizada desde la ortodoxia, cánones, sínodos y concilios. Por tanto, e históricamente hablando, no hay TULIP en un libro de Patrística.
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