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¿Hay Bebés en el Infierno? – CRISTIANISMO PARA ATEOS


¿Es bíblica la condenación de infantes?

¿Hay bebés en el infierno? Según muchos calvinistas sí y para ser consistentes con su tradición usan su primer punto de la Total Depravación para decir que los niños recién nacidos “han heredado el pecado original y la muerte” de su primer padre, Adán y que por defecto no van al cielo. Como apoyo bíblico citan algunos pasajes de la Biblia, al filósofo católico, Agustín de Hipona quien creía que “Dios quiere, en adultos y niños, salvar a unos y no a otros” (Agustín, Réplica a Juliano, Libro IV, VIII, 45.p.241) y sus Confesiones como la de Westminster (Capítulo 10, Párrafo 3) y los Cánones de Dort. La Confesión Belga o bélgica del 1561 (una de las más antiguas confesiones de la Reforma Protestante) por ejemplo dice que los “infantes están infectados del pecado desde el vientre de su madre y por tanto son lo suficiente abominables y viles a los ojos de Dios para ser condenados con el resto de la humanidad” (Artículo XV). Lo mismo sostenía Juan Calvino, en sus Institutos de la Religión Cristiana (Capítulo 23.), diciendo “que las personas que nacen, están condenadas desde el vientre materno a una muerte segura y deben glorificar a Dios por su destrucción.” (Juan Calvino, Institución de la Religión Cristiana, Libro 2, Sec 8 y Libro 3, Sec 23. 7). Ya muchos sabemos que Dios difiere con Calvino en Ezequiel 33:11.

               El famoso teólogo calvinista Jonathan Edwards también lo creía y hasta dijo que, “Es justo que Dios tome las almas de los infantes y los lance a los tormentos eternos” (The “Miscellanies” n. The Damnation of Infants). Edwards hasta dijo que los calvinistas se regocijarán al ver a sus familiares (padres, hijos, infantes, etc) en el infierno (The End of the Wicked Contemplated by the Righteous). El actual popular apologista calvinista, James White, antes rechazaba esta doctrina diciendo que era “inconcebible” pero para ser consistente con su calvinismo histórico cambió de opinión. Mientras el salmista David decía que los niños son una bendición maravillosa (Salmo 127:3-5 y 139:14), los calvinistas como el famoso teólogo reformado, Voddie Baucham, dicen que son “víboras en pañales” (Vipers in Diapers). El pastor calvinista Miguel Nuñez dice que los niños que mueren en su infancia pero que no son elegidos no son salvos mientras que Sugel Michelen dice que no está seguro del tema. Sin embargo, algunos calvinistas como John Piper y John MacArthur enseñan que todos los niños que mueren en la infancia sí van al cielo. Pero la realidad es que según el calvinismo histórico y clásico hay infantes elegidos lo que implica que hay infantes que no son elegidos y que si mueren en su infancia son condenados al infierno de fuego por el dios calvinista. Por tanto, aquí vemos como los mismos calvinistas se contradicen entre ellos mismos.

              Sin olvidar que muchos calvinistas que creen en esta doctrina tratan de evadir hablar sobre el tema porque saben en su consciencia que quemar vivo a un recién nacido y por toda la eternidad es inmoral y cosa de gente enferma y sádica. En un debate con un apologista calvinista, Roberto Isaac, sobre le elección, mi opositor dijo que los niños sufren un grado de castigo menor en el lago de fuego mientras que su colega y apologista Omar García lo contradecía en el chat del debate diciendo que todos los niños que mueren en su infancia van al cielo. Pero siguiendo la lógica de Roberto Isaac entonces ¿qué clase de castigo seria ese? ¿Serán lanzados a un charco con agua hervida? ¿Será que los demonios los mecerán en una cunita con carbón ardiente por debajo o será que hay una parte del lago de fuego que es menos caliente que el lado de los adultos? Mi opositor no dio explicaciones para esto y aunque no tomamos esta creencia en serio ¡imagina el trauma y la depresión que debe sufrir una madre o un padre calvinista en saber que el bebé que tanto ama y lleva en sus brazos ha muerto y la incertidumbre de no saber dónde está. No solo podría eso podría causarle tristeza sino hasta rebeldía. Hasta el teólogo reformado, H.J. Van Dyle admitió esto al decir, “Seamos honestos con nuestros opositores, el calvinismo histórico incluye lo que el mismo Calvino llamó el horribile decretum…de que debido a la predestinación y elección [agustiniana] de Dios muchas naciones, con sus niños infantes, están irreparablemente condenados a la muerte eterna.” (Variations within Calvinism, pp. 39-40). El mismo hecho de que hay calvinistas como Piper y MacArthur no se tragan fácilmente esta pastilla (condenación de infantes) demuestra que algo está mal con esta horrible creencia. Sin embargo, aunque nos alegramos de que no todos los calvinistas creen en esta doctrina no se puede negar que creer en una elección universal de infantes es contradecir su propia tradición puesto que entonces eso sería una elección condicional por la edad y no incondicional como ensena el TULIP calvinista.               

           Aunque los niños nacen con una naturaleza caída, Dios no los ve como pecadores hasta que hayan llegado a la edad de responsabilidad sino como seres inocentes (Salmos 106:38) porque no tienen la suficiente madurez para saber la diferencia entre el bien y el mal y tampoco la capacidad intelectual para entender el evangelio de Cristo. Ni siquiera entienden el concepto de Dios (Jonás 4:11; Deuteronomio 1:39; Isaías 7:16 y 2 Corintios 14:20). Por eso Pablo dice que “por un tiempo estuve vivo” en referencia a su infancia cuando no conocía la ley (Romanos 5:13; 7:9 y Santiago 4:17) y por eso el salmista también dice, “se apartaron” o “se descarriaron” (58:3) lo cual requiere un cambio de inocente a pecador. En otras palabras, Dios no crea pecadores, sino que los crea en un estado de inocencia, pero luego ellos se corrompen (Génesis 1:31 y Eclesiastés 7:29).

            Esto lo vemos también en la historia Patrística antenicena y preagustina (como Bernabé (130), Justino Mártir (160), Melitón de Sardes (170), Teófilo de Antioquia (180), Ireneo de Lyon (180), Clemente de Alejandría (195) y otros) afirma que los niños nacen moralmente inocentes (The Historic Faith Commentary Series, Romans, How Romans Was Understood Before Augustine and Luther, David Bercot pp. 140-143). Como explica Epifanio el Latino (403), obispo de Sevilla en el siglo V o VI, en su Comentario de Mateo 19:14, “Porque los niños son ignorantes a la maldad…no saben lo que es el mal…” y que “Jesús usa el ejemplo de un niño para que seamos inocente como un niño de todo pecado porque los niños no saben tener un continuo resentimiento o enojo ni pagar mal por mal ni matar, adulterar o blasfemar los cuales son ignorantes de tales cosas, sino que creen lo que oyen sin cuestionamientos y aman a sus padres con todo afecto. Por tanto, lo que los niños son en su simpleza seamos también nosotros en nuestra santa manera de vivir igual que los niños inocentes de pecados.” Juan Crisóstomo concuerda también al decir en su Homilía 52 sobre Mateo que, “De tales [niños] son el Reino de los Cielos para que por decisión pongamos en práctica, las cosas los cuales los niños tienen por naturaleza.”  

          En su gran obra, Contra los Herejes, Ireneo de Lyon en el siglo II dijo que, “¿Quiénes son salvos? Aquellos que le han creído a Dios y siguen Su amor como Caleb de Jefone, Josué de Nun y también los niños inocentes quienes no tienen sentido del mal.” (Ireneo, Contra los Herejes 4.28.3 (AFN 1.502). En la Apología del filósofo cristiano, Arístides (130), se afirma: “Si un niño muere en su infancia, dan más gracias a Dios como uno que ha pasado por el mundo sin pecado.” (Arístides, Apología 15 (ANF 9.278). En el Pastor de Hermas también se declara que, “Estos son como niños infantes cuyos corazones no se original el mal.”(Hermas, The Shepard 3.9.29 (ANF 2.53). Tertuliano también enseñó que los infantes no son culpables de pecados hasta llegar a la edad de responsabilidad (Tertuliano, On Baptism 18 (ANF 3.678). Vea también, Contra Marción 4.23 (ANF 3.386).

               No solo eso, cuando los primeros cristianos hablaban de la “inocencia de los niños” también se referían a que no heredaban la culpa del pecado de Adán ni de sus padres ni de cualquier otro hombre sino solamente por sus propios pecados (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16) y que “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.” (Romanos 14:12; 1 Juan 3:4; Romanos 3:23; 5:12 e Isaías 53:6). Es decir, nadie es culpable ni dará cuenta por el pecado de otro. También, en Éxodo 32, Moisés rogó a Dios que perdonara los pecados de los israelitas cuando dijo: “que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro” (Éxodo 32:32,33). Por tanto, la Biblia es clara en su enseñanza de que los bebés no heredan los pecados de los padres. De hecho, así funciona también la ley humana, si eres un adulto el sistema de justicia te juzga como un adulto, si eres menor de edad te juzgar como un menor de edad y si eres una persona autista o mentalmente incompetente entonces no se te puede juzgar a menos que recupere la capacidad mental. La enfermedad mental también puede dar lugar a una sentencia de “no culpable por razón de locura”. La iglesia temprana también decía que la gente discapacitada con problemas mentales seguía en un estado infantil y por ende no estaban bajo juicio por no tener la capacidad mental de entender la diferencia entre el bien y el mal.

                    Para dar un ejemplo de dónde van los niños cuando mueren en su infancia y que gracias a Dios no es el infierno pues cuando David oró por su infante que fue concebido en pecado Dios no lo condenó ni David pensaba que podía ir al infierno, sino que estaba seguro que estaba en el cielo pues dijo, “Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí.” (2 Samuel 12:22-23). Por tanto, está claro que el hijo muerto de David no regresaría a esta Tierra, pero David dijo que un día, él estaría con su hijo “en la casa de Jehová” (Salmos 23:6). ¿Cómo David sabía que su hijo el cual fue concebido en el pecado de adulterio era uno de los elegidos si eso nadie lo sabe según el TULIP calvinista? Porque sabía que su hijo no era culpable del pecado de adulterio de sus padres (David y Betsabé) y porque eso era lo que creían tanto los antiguos judíos y la iglesia primitiva (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). Por tanto, podemos concluir que “la casa de Jehová” sería el destino eterno de su bebé a quien David un día iría. El Rey David esperaba el día en que se reuniría con su hijo en el cielo. Absolutamente nada en este contexto habla de infantes elegidos ni insinúa que el alma del bebé muerto iría o tendría la posibilidad de ir al infierno.

             Esta doctrina judeocristiana de que todos los niños que mueren en su infancia o antes de la edad de responsabilidad van al cielo siempre fue creído por los antiguos judíos y la iglesia primitiva. Esto también fue enseñado por los Anabaptistas (cristianos que existieron antes de la Reforma) como Menno Simons, Balthasar Hubmaier y Ambrosio Spittelmayrl (1497-1528) (Chronica, Zeitbach and Geschichtsbibel, Fol. 446). En los Extractos de los escritos de Menno Simons sobre doctrina cristiana, Simons afirma que, “A pesar de que los niños no tienen fe ni reciben el bautismo, no penséis que por eso están perdidos. 。Oh no! Son salvos, porque tienen la promesa del Señor mismo, que de ellos es el reino de Dios…En base a esta creencia, todos los cristianos deben estar seguros y regocijarse ante la certeza de que sus niños son salvos. (I:36a) . Si mueren antes de llegar a la edad del entendimiento y de poder oír y creer, están bajo la promesa de Dios y son salvos, y esto no por otros medios sino por la preciosa promesa de gracia dada por el Señor Jesús. (Luc. 18: 16).” (Menno Simons, su vida y escritos; 20. Salvación de los niños, p.81). Algunos de los primeros reformados como Ulrico Zuinglio quien fue uno de los líderes principales de la Reforma protestante también lo creía y hasta dijo que como los niños no conocen la ley no son condenados y que ciertamente y sin duda son hijos de Dios (Huldreich Zwingli Samtliche Werke, Band II. Leipzig Hensius, 1908, 4, p.301 y 309).  Martin Lutero (influenciado por el filósofo católico, Agustín de Hipona) acusó a Zuinglio de “pelagiano” por creer que los niños nacen inocentes y que todos iban al cielo por no ser culpables de pecado al morir en su infancia. Sin embargo, antes, durante y después de Agustín siempre hubo cristianos que creían esto.   

             Los Anabaptistas eran credobautistas que creían en el estado inocente de los niños y se opusieron a esta postura agustiniana (LaymanBiblieLounge.com/Anabaptistresources). Los líderes anabaptistas como Ambrosio Spittelmayrl (1497-1528) y Leonard Schiemer (1500-1528) eran credobautistas que también decían que “el niño tiene el alma pura e inocente hasta que entiende la diferencia entre el bien y el mal” y se opusieron a esta postura agustiniana (LaymanBiblieLounge.com/Anabaptistresources; Three Kinds of grace in the Scriptures, Old and New Testaments, párrafo 15 y Questions and Answers, Answers 13). El reconocido historiógrafo del siglo 16, teólogo reformado y cronista alemán, Sebastian Franck (1499-1542), también afirma que los anabaptistas consideraban a los niños de tener sangre pura, inocente y sin pecado en base a Ezequiel 18. (Chronica, Zeitbach and Geschichtsbibel, Fol. 446). Para dar una ilustración sobre esto,Dios no inculpa a los infantes de pecadores, sino que los considera en un estado de inocencia por su ignorancia y hasta llegar a la edad de responsabilidad, así como nosotros tampoco juzgamos a una persona mentalmente discapacitada por sus acciones. Por lo tanto, se nos ha dado un ejemplo específico en el Antiguo Testamento de un bebé que muere y vivirá eternamente en el cielo. Y Jesús mismo, en el Nuevo Testamento, declaró que los niños conservan las cualidades que hacen a una persona elegible para heredar el reino de Dios. Entonces, vemos que los infantes y niños que mueren están en un estado seguro y vivirán eternamente en el cielo. De hecho, cuando Jesús habla de nacer de nuevo está usando el concepto de la inocencia de la niñez para ser como ellos para entrar en el reino de Dios, es decir, somos creados inocentes y perdemos esa inocencia cuando pecamos, pero si nos arrepentimos Dios nos restaurará ese estado de inocencia de la cual habíamos sido creados.

           Después de todo, ¿dónde en la Biblia dice que nacemos culpables de pecados o bajo la ira de Dios? En ninguna parte. De hecho, el bautismo de Juan el Bautista lo cual era para confesar públicamente sus pecados (Mateo 3:6-11) sin embargo no se bautizó niños sino adultos y el llamado que hacía también era para adultos (Lucas 3:10-14). No para infantes. Por ejemplo, en Lucas 3:10-14 dice, “Y la gente le preguntaba, diciendo…” lo cual tampoco aplica para infantes porque los infantes no pueden hablar sino llorar o sino Juan también hubiese dicho, “El niño que tiene dos pañales, que dé uno al niño que no tiene”. Juan tampoco dice lo que los niños deben hacer. Por tanto, ¿por qué Juan no los incluye? Porque los niños no son pecadores y por eso las Escrituras tampoco habla de un bautismo infantil sino solo para creyentes con edad de responsabilidad. Aunque muchos calvinistas han tratado de mal representar a Dios como si fuera un monstruo malvado y sádico que condena a niños inocentes a la destrucción eterna, sus argumentos no tienen fundamento bíblico ni histórico. En Mateo 18:1-5; 19:13-14; Mateo 19:14; Marcos 10:13-16 y Lucas 18:16-17, Jesús afirmó que los niños le pertenecen porque DE LOS TALES es el reino de los cielos. Note que en estos pasajes no se habla de niños regenerados o de infantes elegidos sino de niños en forma general. No solo eso, sino que Jesús afirma que “…el que reciba a un niño, me recibe a mí”. No dice un niño pecador o inmundo como tampoco tiene sentido que Jesús se esté comparando con un pequeño depravado sino con un pequeño inocente. Lo mismo dice de sus discípulos en Mateo 10:40 quienes tienen como destino el cielo y no el infierno.Nadie discute que la caída de Adán trajo pecado al mundo y que nacemos con una tendencia o inclinación al mal la cual heredamos de nuestros primeros padres. Sin embargo, Dios no nos inculpa de pecado cuando nacemos, sino que nos ve en un estado de inocencia hasta que cumplimos la edad de responsabilidad.

            Alguien dirá, “Pero si tenemos tales enunciados claros en la Biblia acerca del destino eterno de los infantes muertos y niños, ¿por qué ha enseñado erróneamente mucha gente religiosa que los bebés van al infierno cuando mueren? Debido a la naturaleza influyente de las enseñanzas del filósofo católico Agustín de Hipona y Juan Calvino, mucha gente cree que los niños “heredan” los pecados de los padres. Pero la Biblia enseña enfáticamente y explícitamente que este no es el caso. En Ezequiel 18:20, la Biblia dice: “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo” (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). También, en Éxodo 32, Moisés rogó a Dios que perdonara los pecados de los israelitas cuando dijo: “que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito. Y Jehová respondió a Moisés: Al que pecare contra mí, a éste raeré yo de mi libro” (Éxodo 32:32,33). Por tanto, la Biblia es clara en su enseñanza de que los bebés no heredan los pecados de los padres.

                  En conclusión, enviar a un bebé al infierno de fuego para que sufra por toda la eternidad no solo sería algo peor que el aborto y mal representar a Dios de una manera peor que el mismo diablo sino tener una mentalidad igual a la de los antiguos paganos quienes ofrecían a sus hijos al fuego de Baal o Moloch. En otras palabras, el sabio Salomón tenía razón cuando dijo que no hay nada nuevo debajo del sol pues, así como el dios Baal tenía infantes quemándose en frente de él, el dios de algunos calvinistas también tiene infantes quemándose en frente de él por toda la eternidad. En cambio, el verdadero Dios de la Biblia no solo condena esta forma de pensar (Jeremías 19:5, 32:35) sino que expresa claramente su gran amor a los niños desde el mismo momento de su concepción mostrando así que todos ellos tienen un lugar especial en el corazón de Él y la entrada completamente abierta a Su reino de los cielos (Salmo 139).

OBJECIONES:

“¿Acaso la idea de que todos los niños van al cielo justifica los abortos ya que entrarían automáticamente en el cielo?”

No, porque el fin no justifica los medios y puesto que matar es un pecado (Éxodo 20:13) y solo Dios tiene el derecho de quitar la vida entonces no es correcto abortar para que un infante vaya al cielo.

“Entonces, ¿Niegas el pecado original?”

Todo depende a qué te refieres con “pecado original” pues para los antiguos judíos, los Padres más antiguos y preagustinos de la Iglesia, los Anabaptistas y algunos reformados protestantes como Zwinglio el pecado original solo se refiere a que heredamos la naturaleza caída de Adán (Romanos 5). Pero en ninguna parte de la Biblia dice que las consecuencias del pecado original también incluía una total depravación o incapacidad o la culpa por lo que Adán, nuestros padres o abuelos hicieron (Génesis 3). Al contrario, Ezequiel 18:20 y otros pasajes indican que no rendiremos cuenta por los pecados de otros sino por los nuestros (2 Corintios 5:10-11). 

            Por tanto, creemos en el pecado original (o la Caída) en el sentido de que todos nacemos con una tendencia al pecado o naturaleza depravada heredada de Adán. No totalmente depravada como enseñaba Agustín y Calvino. En otras palabras, estamos de acuerdo de que la Caída trajo maldición y afectó a toda la creación incluyendo a los infantes y por eso heredamos esa naturaleza, pero un bebé no es culpable de pecados puesto que no saben lo que hacen y por ende no son condenados si mueren en su infancia. De hecho, así funciona también la ley humana, si eres un adulto el sistema de justicia te juzga como un adulto, si eres menor de edad te juzgar como un menor de edad y si eres una persona autista o mentalmente incompetente entonces no se te puede juzgar a menos que recupere la capacidad mental. La enfermedad mental también puede dar lugar a una sentencia de “no culpable por razón de locura”. La iglesia temprana también decía que la gente discapacitada con problemas mentales seguía en un estado infantil y por ende no estaban bajo juicio por no tener la capacidad mental de entender la diferencia entre el bien y el mal.

             Para dar un ejemplo en el cual un infante murió en la Biblia, y en el cual su destino eterno es registrado podemos ir a 2 Samuel 12, el hijo recién nacido del Rey David cayó enfermo gravemente. Después de siete días, el niño murió. En los versículos 22 y 23, la Biblia registra que David dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí”. Es claro que el hijo muerto de David no regresaría a esta Tierra, pero David también dijo que un día, él estaría con su hijo “en la casa de Jehová” (Salmos 23:6). ¿Cómo David sabía que su hijo el cual fue concebido en pecado era uno de los elegidos si eso nadie lo sabe según el TULIP calvinista? Porque sabía que su hijo no era culpable del pecado de adulterio de sus padres (David y Betsabé) y porque eso era lo que creían tanto los antiguos judíos y la iglesia primitiva (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). Por tanto, podemos concluir que “la casa de Jehová” sería el destino eterno de su bebé a quien David un día iría. El Rey David esperaba el día en que se reuniría con su hijo en el cielo. Absolutamente nada en este contexto habla de infantes elegidos ni insinúa que el alma del bebé muerto iría o tendría la posibilidad de ir al infierno.

“Génesis 6:5 dice, “Y vio Jehová que la maldad de los hombres era mucha en la tierra, y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” Esto demuestra que hasta los infantes son pecadores.”

Sin embargo, acá se usa la palabra “hombres”, no niños, ni infantes y tampoco dice que nacieron así, sino que otros pasajes de la Biblia indican que se endurecen y se vuelven así con el tiempo y a medida que crecen. Por eso, Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12 dice que “se apartaron” o “se descarriaron” lo cual indica que se alejaron o se desviaron de un estado anterior que no era corrupto y lo cual requiere de un cambio inocente a pecador. Lo mismo con Romanos 3:12 donde dice que “se hicieron inútiles”, no dice que Dios los hizo así o que fueron creados o nacidos inútiles, sino que se descarriaron o que se alejaron por decisión propia del estado que fueron creados. De hecho, tanto en hebreo y en el griego original se indica un cambio de estado. Por tanto, la gramática y los términos hebraicos tampoco permiten esa interpretación o significado calvinista.

“Apelas a la emoción y olvidas que Dios mató infantes en el Antiguo Testamento”

           Apelar a la emoción no siempre es falaz puesto que el mismo argumento lo usamos cuando usamos imágenes para ilustrar lo horrible que es el aborto. Lo mismo se puede decir de esta doctrina de la condenación de infantes la cual es peor que el aborto y tan horrible que hasta muchos calvinistas no creen en este tipo de doctrina agustiniana. Con respecto a que hubo niños que murieron en un juicio divino en el Antiguo Testamento eso no implica que tales niños fueron al infierno (falacia non sequitur) o ¿acaso todos los niños que murieron en el diluvio universal fueron al infierno? En otras palabras, hay una diferencia entre terminar una vida y mandar a alguien a la condenación eterna. Tales niños murieron porque fueron afectados por un mundo caído no porque Dios los odiaba o porque eran culpables de pecado. Asumir tal cosa es cometer una falacia que no se sigue. Por ejemplo, así como un infante en el vientre de su madre puede ser afectado o abortado si su madre consume alcohol, eso no significa que el niño es culpable del pecado de su madre. De esa misma manera el que un niño haya muerto en un mundo inundado tampoco significa que él tuvo la culpa del pecado de sus padres prediluvianos y que por ende también va ir al infierno. De hecho, David refuta este argumento pues en 2 Samuel 12 enseña que Dios le quitó la vida de su hijo sin embargo en los versículos 22 al 23 David no dice que por ende fue al infierno. Al contrario, dice que se ira al cielo para reunirse con su hijo porque lo considera inocente y culpable del pecado de sus padres (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16).

 “Job 14:4 parece enseñar que un pecador solo puede procrear otro pecador”

            Sin embargo, este pasaje no está hablando de una naturaleza ontológica sino de estar ceremonialmente sucio o inmundo lo que explica por qué Jesús y su madre fueron a estos ritos de pureza (Levítico 12 y Lucas 2:22-40). Jesús no era pecador. Asumir tal cosa seria condenar al Mesías como un depravado.

¿Pero no dice Génesis 8:21-22 que, “El intento del corazón de cada hombre es malo desde su juventud?”

Todo el mundo sabe que los niños no nacen conociendo el bien y el mal ni entienden el concepto de Dios y del plan de salvación en Cristo. Por eso Dios dice que, “El intento del corazón de cada hombre es malo desde su juventud” y no desde su nacimiento o creación. . Por eso, Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12 dice que “se apartaron” o “se descarriaron” lo cual indica que se alejaron o se desviaron de un estado anterior que no era corrupto y lo cual requiere de un cambio inocente a pecador. Lo mismo con Romanos 3:12 donde dice que “se hicieron inútiles”, no dice que Dios los hizo así o que fueron creados o nacidos inútiles, sino que se descarriaron o que se alejaron por decisión propia del estado que fueron creados. De hecho, tanto en hebreo y en el griego original se indica un cambio de estado.

“¿Hay otro camino al cielo o dos clases de creyentes entonces?”

            No, porque Cristo es el único medio de salvación para los pecadores, pero Dios mismo no inculpa a los infantes de pecadores, sino que los considera en un estado de inocencia por su ignorancia y hasta llegar a la edad de responsabilidad, así como nosotros tampoco juzgamos a una persona mentalmente discapacitada por sus acciones. De hecho, así funciona también la ley humana, si eres un adulto el sistema de justicia te juzga como un adulto, si eres menor de edad te juzgar como un menor de edad y si eres una persona autista o mentalmente incompetente entonces no se te puede juzgar a menos que recupere la capacidad mental. La enfermedad mental también puede dar lugar a una sentencia de “no culpable por razón de locura”.

          R.C. Sproul dice que los infantes elegidos pueden nacer de nuevo, aunque la fe que ejercen no puede ser visible como el de los adultos. Sin embargo, no hay fundamento bíblico para esta creencia y tampoco es razonable puesto que un infante no tiene la suficiente madurez para creer en el evangelio.     Si fuera así también tendríamos que practicar el bautismo infantil lo cual tampoco es bíblico. En otras palabras, estamos de acuerdo de que la Caída trajo maldición y afectó a toda la creación incluyendo a los infantes en el sentido de que heredan esa naturaleza, pero un bebé no necesita la gracia o ser un elegido para ser salvo primero porque no tiene la suficiente madurez para creer (fe) y segundo porque Cristo no tiene que pagar por su pecado porque no han pecado. Tener una naturaleza pecaminosa simplemente no convierte a los niños en culpables de pecados puesto que no saben lo que hacen y por ende no son condenados al infierno si mueren en su infancia.

“Los hijos (niños) de los impíos no van al infierno porque el infierno no es un lugar de castigo sino un estado de la consciencia en la que se ponen al olvido a tales infantes como un abortivo”

Sin embargo, esta nueva creencia no cuenta con apoyo bíblico ni patrístico y conduce a otros errores como la negación de la inmortalidad del alma. Ni la idea de que hay niños en el infierno ni la idea de que el infierno es solo un estado de consciencia es bíblico ni sostenido por los Padres preagustinos ni por los primeros reformados (Apocalipsis 14:11; Mateo 25:46 y Lucas 16:19-31).

“¿Pero no prueba Salmo 58:3, Jeremías 17:7,9, Colosenses 2:13 y Romanos 3:17 que los infantes son pecadores y por ende también pueden ser condenados al infierno si no son parte de los elegidos?”

Tales pasajes no enseñan total depravación, pero empecemos con Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12. Si la total depravación fuera cierta en estos textos no dirían que “se apartaron” o que “se descarriaron” ya que eso indica que se desviaron de un estado anterior que no era corrupto y lo cual requiere de un cambio inocente a pecador. El Salmo 58:3 dice que “Se alejaron los impíos desde la matriz; se descarriaron desde el vientre, hablando mentira.” No dice que “fueron creados impíos en la matriz o en el vientre” de esa manera, sino que se descarriaron o que se alejaron del estado que fueron creados. Tanto en hebreo y en griego original indican un cambio de estado. Cuando dice que “se hicieron inútiles” tampoco dice que fueron creados o nacidos corruptos. Este pasaje también diferencia a estos impíos con los justos en su contexto lo cual demuestra que la corrupción se debe a una decisión y no a que todos nacieron universalmente malos y pecadores. Después de todo, ¿puede un bebé de tres meses hablar mentiras? No creo, y por ende aquí no se puede referir durante el “tiempo” en que no conocían la ley en su infancia sino después de ese tiempo y cuando llegaron a la edad de responsabilidad (Romanos 5:13; 7:9 y Santiago 4:17).

Jeremías 17:9 dice que, “Engañoso es el corazón más que todas las cosas, y perverso…” pero tampoco dice que somos creados o nacidos de esa forma, sino que nos corrompemos o descarriamos a medida que crecemos y por nuestra naturaleza pecaminosa como enseña el Salmo 58:3. De hecho, en el versículo 7 de este mismo capitulo dice, “Bendito el varón que confía en Jehová, y cuya confianza es Jehová” lo cual sería imposible si según el primer punto calvinista de la Total Depravación no podemos hacer eso.

              Colosenses 2:13 dice, “estabais muertos en SUS pecados” y no “tu naciste muerto en el pecado de Adán” o que “fuimos formado impíamente en el vientre.” El calvinista dirá, que somos culpables no solo por el pecado de Adán sino también por los nuestros. Sin embargo, el apóstol Pablo dijo, “Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí;” (Romanos 7:9).       ¿Qué tiempo fue ese en la que Pablo vivía sin estar muerto en sus pecados? No puede referirse después de su conversión y mucho menos antes de ser cristianos a menos que se refiere durante el tiempo de su infancia donde no hay ley en el vientre de una madre lo cual tiene más sentido ya que como dice Santiago, “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17) lo que implica que el que no sabe hacer lo bueno como es el caso de un infante “no se le inculpa de pecado.” (Romanos 5:13).

 Romanos 3 y Salmo 14 declaran que “El necio ha dicho en su corazón” pero tampoco dice que fueron creados de esa manera, sino que decidieron ser así y esto lo conforma el contexto al afirmar que se corrompieron y desviaron lo que da a entender que hubo un tiempo que no eran pecadores (v.1-3).

¿Y qué hay de Génesis 6:5 y 8:21?

Tales pasajes tampoco indican que somos concebidos con pequeños corazones malvados, sino que los hombres se han vuelto malos “desde su juventud.” No dice desde la concepción o nacimiento. De hecho, la palabra hebrea que se usa en otros textos donde se habla de la edad de David cuando era joven se usa la misma palabra hebrea de Génesis 8:21 lo cual tiene sentido pues si tomamos a Genesis 6:5 y 8:21 en su contexto no parece describir infantes sino jóvenes que se “estaban casándose y dándose en casamiento” (Génesis 6:1-8 y Mateo 24:38).

  Por eso, Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12 dice que “se apartaron” o “se descarriaron” lo cual indica que se alejaron o se desviaron de un estado anterior que no era corrupto y lo cual requiere de un cambio inocente a pecador. Lo mismo con Romanos 3:12 donde dice que “se hicieron inútiles”, no dice que Dios los hizo así o que fueron creados o nacidos inútiles, sino que se descarriaron o que se alejaron por decisión propia del estado que fueron creados. De hecho, tanto en hebreo y en el griego original se indica un cambio de estado.

“Si niegas la Total Depravación entonces crees en niños inmaculados lo cual es pelagianismo”

                Acá varios problemas, tanto la Biblia (Salmo 106:34-39), la Patrística, los Anabaptistas y algunos reformados los consideran “inocentes”. Lo mismo se puede decir de Adán y Eva quienes fueron creados justos, buenos, inocentes y sin una total depravación hasta que pecaron (Génesis 1:31 y Eclesiastés 7:9). De esa misma manera los infantes nacen en un estado de inocencia hasta que llegan a la edad de responsabilidad y caen en pecado por las mismas razones de Adán y Eva. Por eso Pablo dice que “por un tiempo estuve vivo” en referencia a su infancia cuando no conocía la ley (Romanos 5:13; 7:9 y Santiago 4:17) y por eso el salmista también dice, “se apartaron” o “se descarriaron” (58:3) lo cual requiere un cambio de inocente a pecador. No dice que fueron creados para pecar y la misma historia de Adán y Eva desaprueba y desmiente tal creencia. Yo por ejemplo puedo decir que soy un pecador no porque nací así o porque fui creado así sino por decisión propia. Por tanto, me hago responsable de mis propios actos las cuales confieso a un Dios amoroso que no quiere que nadie perezca y quien promete salvar a todo aquel que se arrepiente (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16).

“¿Y qué hay del Salmo 51:5 donde David mismo admite que nació en pecado?”

                Sin embargo, aquí David hace un paralelismo de su pecado y el de su madre para intervenir o interceder por su hijo el cual se dijo que iba a morir. No porque su niño no nacido era pecador sino por el pecado de adulterio y asesinato que su padre cometió. En otras palabras, la intención y el punto contextual de Salmo 51 es que David confiesa sus pecados de rebeldía (no por un pecado original) y pide a Dios que así como tuvo misericordia de él a pesar de que su madre también era pecadora le pide a Dios que también tenga misericordia de su propio hijo a pesar del pecado de adulterio que él y Betsabé cometieron. Ese es el mensaje del Salmo 51. Por tanto, el que un niño sufra las consecuencias de las decisiones de sus padres o de este mundo caído no significa que sea culpable de esos pecados y que será condenado al infierno.

            De hecho, hasta el mismo David refuta esta falsa idea en 2 Samuel 12 en donde se nos enseña que, el hijo recién nacido del Rey David cayó enfermo gravemente. Después de siete días, el niño murió. En los versículos 22 y 23, la Biblia registra que David dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí”. Así que, esta claro en la Escritura que el hijo muerto de David no regresaría a esta Tierra, pero David también dijo que un día, él estaría con su hijo “en la casa de Jehová” (Salmos 23:6). ¿Cómo David sabía que su hijo el cual fue concebido en pecado era uno de los elegidos si eso nadie lo sabe según el TULIP calvinista? Porque sabía que su hijo no era culpable sino inocente del pecado de adulterio de sus padres (David y Betsabé) y porque eso era lo que creían tanto los antiguos judíos y la iglesia primitiva (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). Por tanto, podemos concluir que el cielo sería el destino eterno de su bebé a quien David esperaría un día ir y reunirse con él. No hay nada en el contexto de este pasaje que habla de infantes elegidos ni insinúa que el alma del bebé muerto iría o tendría la posibilidad de ir al infierno. Este texto también demuestra que el que un bebe muera físicamente porque Dios lo quiso así no significa que tal niño ira al infierno.

“Pero Romanos 5:19 dice que “Porque así como por la desobediencia de uno solo muchos fueron hechos pecadores”

                En Romanos 5 el apóstol Pablo nos enseña que el pecado entró al mundo por medio de un hombre (Adán) y la muerte por medio del pecado la cual ha pasado a todos los hombres porque han pecado. Eso es todo lo que dice Pablo. En la historia Patrística antenicena y preagustina (Justino Martir (160; Melitón de Sardes (170), Teófilo de Antioquia (180), Ireneo de Lyon (180), Clemente de Alejandria (195) y otros) afirma que aun después de la Caída el hombre todavía tiene la capacidad de creer en Cristo y obedecerle (aunque de manera imperfecta), que la gracia de Dios trabaja con el libre albedrio del hombre para su salvación y que los niños nacen moralmente inocentes (The Historic Faith Commentary Series, Romans, How Romans Was Understood Before Augustine and Luther, David Bercot 140-143). En otras palabras, obtenemos una condición pecaminosa o caída de Adán lo cual nos hace inclinarnos al mal y nos vuelve pecadores en el momento que empezamos a pecar, así como no obtenemos una condición espiritual hasta que somos justificados en la fe en Cristo. En otras palabras, una cosa es que no nazcas con una naturaleza caída por culpa de Adán y otra es que tu seas culpable por tus propias acciones. No nacemos culpables del pecado de Adán o de nuestros padres porque eso contradeciría Ezequiel 18:20 la declara que, “El hijo no llevará el pecado del padre” (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16) y que “cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí.” (Romanos 14:12).

Mas la Biblia te da un ejemplo de esto con el hijo recién nacido de David quien murió en su infancia víctima de las consecuencias de los pecados de su padre en 2 Samuel 12. Mas sin embargo, no fue condenado por eso porque en los versículos 22 y 23, la Biblia registra que David dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí”. Es claro que el hijo muerto de David no regresaría a esta Tierra, pero David también dijo que un día, él estaría con su hijo “en la casa de Jehová” (Salmos 23:6). ¿Cómo David sabía que su hijo el cual fue concebido en pecado era uno de los elegidos si eso nadie lo sabe según el TULIP calvinista? Porque sabía que su hijo no era culpable del pecado de adulterio de sus padres (David y Betsabé) y porque eso era lo que creían tanto los antiguos judíos y la iglesia primitiva (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). Por tanto, podemos concluir que “la casa de Jehová” sería el destino eterno de su bebé a quien David un día iría. El Rey David esperaba el día en que se reuniría con su hijo en el cielo. Absolutamente nada en este contexto habla de infantes elegidos ni insinúa que el alma del bebé muerto iría o tendría la posibilidad de ir al infierno.

¿Pero Efesios 2:3 dice que toda carne (hombre) es “y éramos por naturaleza hijos de ira”?

                 En primer lugar, Efesios 2 dice, “muertos en vuestros delitos y pecados, en los cuales…” ¿naciste? No, eso no es lo que dice el texto sino que “anduvisteis en otro tiempo, siguiendo la corriente de este mundo, conforme al príncipe de la potestad del aire, el espíritu que ahora opera en los hijos de desobediencia, entre los cuales también todos nosotros vivimos”. Esto no parece describir a un infante sino a una persona adulta con una edad de responsabilidad. Además, ¿cómo Jesucristo le da “vida a vosotros, cuando estabais muertos en vuestros delitos y pecados”? (Efesios 2:1). Colosenses 2:12 nos da la respuesta diciendo, “en el cual fuisteis también resucitados con él, mediante la fe en el poder de Dios que le levantó de los muertos.” Y la fe (creer o confianza) en Cristo es algo que un infante no puede hacer sino una persona con suficiente madurez.  

                Por tanto, aquí no se esta hablando de infantes sino de personas que desarrollaron esta naturaleza con su vida de pecado. Por eso, Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12 dice que “se apartaron” o “se descarriaron” lo cual indica que se alejaron o se desviaron de un estado anterior que no era corrupto y lo cual requiere de un cambio inocente a pecador. Lo mismo con Romanos 3:12 donde dice que “se hicieron inútiles”, no dice que Dios los hizo así o que fueron creados o nacidos inútiles, sino que se descarriaron o que se alejaron por decisión propia del estado que fueron creados. De hecho, tanto en hebreo y en el griego original se indica un cambio de estado. Por tanto, la descripción que se da en Efesios 2 no encaja ni aplica para un infante sino cuando crecen y se apartan del estado o condición inocente que tenían antes de pecar cuando llegaron a la edad de responsabilidad. En otras palabras, el hombre nace con una naturaleza corrupta y depravada la cual hereda de Adán (Génesis 5:3), pero no es culpable del pecado de Adán o de sus padres sino de sus propios pecados cuando crece y llega a la edad de responsabilidad (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16; Romanos 5:13; 7:9; 14:12 y Santiago 4:17).  

           Algún calvinista quizás diga, “¿Pero no están los bebés muertos en sus delitos y pecados?”. No según el apóstol Pablo en Romanos 7:9. El apóstol Pablo también dijo, “Y en un tiempo yo vivía sin la ley, pero al venir el mandamiento, el pecado revivió, y yo morí;” (Romanos 7:9). ¿Qué tiempo fue ese en la que Pablo vivía sin estar muerto en sus pecados? No puede referirse después de su conversión y mucho menos antes de ser cristianos a menos que se refiere durante el tiempo de su infancia donde no hay ley en el vientre de una madre lo cual tiene más sentido ya que como dice Santiago, “al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado.” (Santiago 4:17) lo que implica que el que no sabe hacer lo bueno como es el caso de un infante “donde no hay ley, no se le inculpa de pecado.” (Romanos 5:13). Por ejemplo, ¿qué ley hay en el vientre de una mujer? Ninguno porque el niño no nato no sabe de leyes. Por ende, no se le inculpa de pecado. Un ejemplo bíblico de esto lo tenemos de nuestros primeros padres quienes tenían un estado de inocencia y estaban espiritualmente vivos hasta el día que pecaron. En ese mismo día de la Caída no solo perdieron su inocencia, sino que también murieron espiritualmente (Génesis 2:17).  Lo mismo sucede con nosotros desde que nacemos (Romanos 7:9 y Salmos 106:37) y de la cual llega un tiempo en que todos pecamos (Salmo 14; Salmo 58:3 y Romanos 3:12).

“Los bebés están separados debido al pecado de Adán.”

Sí, los infantes están separados de Dios o en comunión con Él pero no son culpables por el pecado de Adán hasta que mueren en su infancia antes de la edad de responsabilidad y estén en el cielo o cuando crecen y se convierten al Señor.

“Los bebés mueren físicamente y Dios mató infantes en el Antiguo Testamento. Eso demuestra que no eran víctimas o inocentes.”

           Siguiendo esa lógica entonces todos los infantes que murieron en el diluvio universal que Dios envió en el tiempo de Noé fueron condenados al infierno. Eso no solo sería mal representar al Dios de la Biblia el cual siente un amor especial por los niños como un dios cruel e injusto sino caer en una falacia non sequitur porque el que Dios mate a una persona no significa necesariamente que esa persona irá al infierno. Por ejemplo, Dios puede matar físicamente a un cristiano, pero eso no significa que su alma irá al infierno (1 Corintios 5:5; 11:30 y 1 Juan 5:16-17). La Biblia también te da otro ejemplo de esto con el mismo hijo recién nacido de David quien murió en su infancia víctima de las consecuencias del pecado de su padre en 2 Samuel 12. Mas sin embargo, no fue condenado porque según los versículos 22 y 23, la Biblia registra que David dijo: “Viviendo aún el niño, yo ayunaba y lloraba, diciendo: ¿Quién sabe si Dios tendrá compasión de mí, y vivirá el niño? Mas ahora que ha muerto, ¿para qué he de ayunar? ¿Podré yo hacerle volver? Yo voy a él, mas él no volverá a mí”. Es claro que el hijo muerto de David no regresaría a esta Tierra, pero David también dijo que un día, él estaría con su hijo “en la casa de Jehová” (Salmos 23:6).

          ¿Qué enseña todo esto? Que todos los niños que murieron en el mundo inundado y que mueren físicamente de otra manera (como en un accidente automovilístico por un conductor ebrio) no son responsables o culpables de pecado sino victimas en el sentido de que experimentan las consecuencias de un mundo caído (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). Una ilustración de esto es cuando los padres de un infante son drogadictos o alcohólicos los cuales pueden afectar a su hijo lo que ellos han hecho pero eso no convierte al niño en culpable de lo que ellos hicieron. Son ellos los que pueden meterse en problemas con la ley, no el niño. ¿Por qué? Porque es “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él,” (Ezequiel 18:2-4, 17-20; 2 Crónicas 25:4 y Deuteronomio 24:16). ¿Ves la diferencia? Lo mismo con Adán. “Porque Dios sujetó a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.” (Romanos 11:32). En otras palabras, Dios muestra su amor y misericordia solo cuando comemos de ese árbol y estamos fuera del árbol, o sea, primero Dios permite que experimentemos ese mal para demostrar su amor con nosotros.

La Encarnación de Cristo refuta la Total Depravación

             La idea de que la carne es tan corrupta, mala y totalmente depravada que todo ser humano es pecador sin importar la edad que tenga es una creencia que vino de los gnósticos que los Padres preagustinos como Orígenes, Ireneo, Justino Mártir y otros refutaron hace más de mil años atrás. Pero no solo eso, según la Total Depravación nuestra naturaleza humana la cual viene de la simiente de Adán está corrupta antes de nacer y desde la concepción. Sin embargo, decir que todo hombre nace pecador es llamar a Jesús pecador e hijo de la ira también puesto Jesús también era 100% Hombre. En otras palabras, si toda la descendencia de Adán nace corrupta y pecadora entonces Jesús nació corrupto porque según Hebreos 2:14-18 era “semejante a sus hermanos en todo”, es decir, según las Escrituras Jesús asumió esa misma carne y naturaleza (espíritu, alma y cuerpo) y los apóstoles hasta ofrecieron genealogías relacionándolo con Adán como un cumplimiento de la profecía mesiánica. Romanos 1:3 también dice que Jesús fue hecho de la simiente de David según la CARNE lo cual también es consistente con Hebreos 2:14-18 donde afirma que Jesús tomó de la simiente de Abraham y de Adán lo que significa que Jesús tomó nuestra total naturaleza. ¿Significa esto que Jesús tenía una naturaleza totalmente depravada? Hasta la Patrística afirman que Jesús asumió todo para redimirnos. Como escribió, Gregorio de Nisa, en su epístola 101 contra Apolinar, “Aquello que Él no asumió no se ha curado pero aquello que está unido a su deidad es también a salvo. Si Cristo asumió una naturaleza corrupta como l sugiere la total depravación Él no hubiese sido el Redentor sin mancha”. Mas 1 Juan 4 dice que esto es el espíritu del anticristo. Por tanto, hasta la misma encarnación de Cristo refuta la Total Depravación. A menos que quieran decir que Cristo no era como nosotros lo cual demostraría que no estas en la doctrina ortodoxa del cristianismo bíblico e histórico.

                Sin embargo, muchos calvinistas niegan esto diciendo que Cristo no asumió nuestra naturaleza (carne) sino la misma naturaleza física de Adán en la pre-Caída lo cual es una creencia condenada en 1 Juan 4:1-3. De hecho, si la total depravación fuera cierta entonces Jesús sería totalmente depravado pues Hebreos 2:14-17 no dice que Jesús asumió un cuerpo como el de Adán pre-caído sino uno post-caída porque él también participó de lo mismo”, para destruir por medio de la muerte al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y librar a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre. Porque ciertamente no socorrió a los ángeles, sino que socorrió a la descendencia de Abraham. Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo.” Por tanto, según Hebreos 2 uno que tiene que irse con la encarnación o la total depravación.

¿Entonces niegas el pecado original? ¿Acaso niegas que nacemos por malos por naturaleza?

           Depende a que te refieres con “pecado original”. Los Anabaptistas y algunos de los reformados creían en el pecado original pero no lo definían como la total inhabilidad o total depravación. Por tanto, preferimos decir la Caída y no negamos sus efectos en toda la humanidad y el resto de la creación, pero en ninguna parte de la Biblia enseña que como resultado de la Caída perdimos el libre albedrio lo cual es un don que Dios mismo diseñó en nosotros. Estamos de acuerdo de que el hombre tiene una naturaleza pecaminosa o depravada (Romanos 3:10-11) pero no como lo define el calvinismo pues para ellos el ser humano nace con pecado y es tan depravado que no tiene la capacidad de creer en Cristo por lo que tiene que ser regenerado primero por el poder de Dios antes de poder tener fe. En otras palabras, tiene que nacer de nuevo para luego creer. Sin embargo, en ninguna parte de la Biblia dice que Dios les concede la regeneración primero para ser justo. Al contrario, los calvinistas lo tienen al revés pues el orden correcto de eventos que presenta las Escrituras es creer (que significa lo mismo que fe y confiar) antes de nacer de nuevo (regeneración). Vea por ejemplo, Juan 3:15-16, 36; 5:24; 6:40; 20:30-31; 7:37-39; Hechos 8:30-38, 10:43-44; 16:29-31; Efesios 1:13-14 y Romanos 3:22; 4:3-5; 5:1-2; 10:9-13. Primero es la fe y luego la regeneración. Por tanto, según estos pasajes la regeneración no precede la fe ya que el pecador primero escucha el evangelio porque “La fe viene por el oír y el oír por la palabra de Dios” (Romanos 10:17), luego cree y es salvo como resultado (Juan 3:14-16). De igual manera, su fe es el factor que lo hace hijos de Dios (Gálatas 3:26).

“¿Y qué hay de la parte en Romanos 9:13 donde dice, “A Jacob amé, mas a Esaú aborrecí.”? ¿En qué sentido Dios aborreció a Esaú?

               La respuesta obvia es que lo aborreció en el mismo sentido que Jesús manda a sus seguidores a aborrecer a sus parientes si queremos ser discípulos de Cristo en Lucas 14:26. ¿Acaso eso significa eso que tenemos que odiar a nuestro “padre, y madre, y mujer, e hijos, y hermanos, y hermanas”? Claro que no pues la palabra se refiere a preferencia o a estimar menos. En otras palabras, se refiere a que amamos menos a nuestra familia que a Dios porque Dios debe ser primero en nuestras vidas (Mateo 22:36-40). Por lo tanto, el “aborrecer” que se habla en Romanos 9:13 y Lucas 14:26 no se refiere a sentir un odio de rencor, disgusto, desagrado o algo negativo contra otra persona sino a preferir a alguien por encima de otro. A eso se refiere Romanos 9:13. No a que Dios odiaba a Esaú pues como dice Romanos 5:8 Dios ama al pecador, sino que, así como Dios llama a algunos cristianos al servicio del pastoreado y a otros cristianos no sin que eso signifique que los desprecia de la misma manera Dios llamó a Jacob para el servicio y no a Esaú. Por eso Romanos 9:12 dice que “el mayor servirá al menor”.

              Además de que Génesis 25:23 se habla de dos naciones y no que Dios eligió incondicionalmente a Jacob para ir al cielo y a Esaú para ir al infierno antes de que nacieran como tampoco se habla de salvación sino de servir según el contexto (Génesis 25:19-34 y 27:1-40). Lo mismo con Isaías 42:1-4 donde se intercambia “Israel mi elegido” con “Jacob mi siervo” lo cual nuevamente da entender que la elección que se habla en Romanos 9 no tiene nada que ver con salvación sino con “servir” (Vea Romanos 9:11-12).

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