NOTICIACRISTIANA.COM –. Cristo debe ser el centro de nuestras vidas y ministerios. Como el eje alrededor del cual giran todas las cosas. Cristo no es solo nuestra fuente de vida y salvación, también el modelo supremo de amor, gracia y verdad.
El apóstol Lucas Márquez, en el programa “Nuevo Pacto”, hace reflexiones profundas sobre las implicaciones del pasaje de Juan 3:13-36. Señala que al poner a Cristo en el centro, encontramos dirección, propósito y significado en medio de las circunstancias cambiantes de la vida.
“Es importante mantener a Cristo como la figura central en nuestras vidas y ministerios”, destaca Márquez.
El apóstol comenzó destacando la dualidad en la vida de Juan el Bautista. Su ministerio lo encarceló por haber bautizado. Este relato nos recuerda el peligro de levantar ministerios paralelos al de Jesús. Es un riesgo de que los seguidores se centren en el líder, en lugar de en Cristo.
La tarea de Juan el Bautista
Márquez enfatizó que la tarea principal de Juan y de todos nosotros es presentar a Cristo, llamando a la gente al arrepentimiento. El error radica en permitir que los seguidores nos sigan a nosotros en lugar de a Cristo. Esto puede conducir a la confusión y al desvío del verdadero propósito del ministerio.
La historia de Juan el Bautista también sirve como advertencia sobre el peligro del liderazgo carismático que eclipsa a Cristo. Si nuestra imagen como líderes se interpone en el camino de la gente hacia Cristo. Nos convertimos en una opción en lugar de ser instrumentos para dirigir a otros hacia él.
Márquez destacó la importancia de que Cristo crezca en nuestras vidas y ministerios, mientras que nosotros disminuimos. Esto requiere que nos retiremos del escenario y permitamos que Cristo sea la figura principal a la que todos deben seguir.
Si retener seguidores nos impide que Cristo crezca en la vida de las personas, entonces debemos reconsiderar nuestras acciones y prioridades, exhorta.
Cristo centro en iglesias y mensajes
Además, subrayó la necesidad de un retorno a la centralidad de Cristo en nuestras iglesias y mensajes. Cristo debe ser el tema principal de nuestras predicaciones, y debemos evitar que otros temas o doctrinas secundarias ocupen su lugar.
En última instancia, Márquez nos desafía a mantener a Cristo en el centro de todo, tanto en nuestras vidas personales como en nuestros ministerios. Al hacerlo, evitamos tropezar en él y permitimos que su obra se desarrolle plenamente en nosotros y en aquellos a quienes servimos.
“Él (Cristo) es la luz que ilumina nuestro camino, el fundamento sobre el cual construimos nuestras vidas y el ápice de nuestra adoración”, manifestó.
Cuando hacemos de Cristo nuestra prioridad principal. Experimentamos una transformación radical que impacta no solo nuestras vidas individuales, sino también nuestras comunidades y el mundo que nos rodea.
Entonces, al abrazar a Cristo como el centro de todo, encontramos la plenitud y la paz que solo él puede ofrecer.
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