NOTICIACRISTIANA.COM.- Para los cristianos, la Navidad no es solo una festividad más, sino la celebración de la encarnación de Dios. Marca el momento en que Dios tomó forma humana en Jesús para redimir a la humanidad. Esta verdad fundamental de la encarnación y la resurrección es el corazón de la fe y adoración cristiana.
La Navidad celebra el nacimiento de Jesús, el Salvador del mundo. Su llegada cumplió profecías de cientos de años y trajo esperanza de salvación para todos. El apóstol Juan lo resume en el Evangelio: “El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros. Hemos contemplado su gloria, la gloria que corresponde al Hijo único del Padre, lleno de gracia y de verdad” (Juan 1:14).
La Navidad nos muestra que Dios no está distante; Él se acercó a Su creación para traer redención. Este mensaje increíble de esperanza, paz y amor es para toda la humanidad.
Sin embargo, con el tiempo, la Navidad ha sido cada vez más comercializada: se ha convertido en una época de compras, ofertas y reuniones familiares. Para los cristianos, estas actividades palidecen en comparación con la verdadera alegría de celebrar el nacimiento de Cristo. Por eso, escuchar un «Felices Fiestas» en lugar de un «Feliz Navidad» puede parecer un intento deliberado de borrar a Cristo de la festividad que lleva Su nombre. Yo, personalmente, estoy cansado de que las tradiciones cristianas sean minimizadas en favor de una supuesta inclusividad que beneficia principalmente a fines comerciales.
Para los cristianos, la Navidad no es solo una fecha más; es la celebración del momento en que Dios tomó forma humana. Esta verdad es fundamental para la teología cristiana. Cuando las empresas ignoran el significado religioso de la Navidad, no solo excluyen una festividad, sino que minimizan el corazón de la fe cristiana.
La Navidad ha sido celebrada por los cristianos durante casi dos mil años. Está profundamente entrelazada con la historia, la adoración y la comunidad cristiana. Reducirla a una «temporada de fiestas» genérica es erosionar un elemento esencial de identidad y patrimonio cristiano.
La tendencia a secularizar la Navidad —reemplazando «Feliz Navidad» con «Felices Fiestas»— busca neutralizar la religión en el ámbito público. Para los cristianos, esto no es solo un inconveniente; es un desafío directo a su derecho de expresar libremente su fe.
Muchas empresas adoptan «Felices Fiestas» para ser inclusivas con diversos grupos religiosos. Sin embargo, esta «inclusividad» a menudo excluye a aquellos cuyas prácticas están ligadas a una tradición religiosa específica, como el cristianismo. Paradójicamente, esta tolerancia forzada es, en realidad, una forma de exclusión.
Las mismas empresas que evitan decir «Feliz Navidad» suelen celebrar abiertamente otras festividades, como el Mes del Orgullo, el Año Nuevo o Halloween, alienando a ciertos grupos al priorizar intereses comerciales sobre la autenticidad cultural.
La exclusión de la Navidad no es solo una cuestión de palabras, sino de honrar a Dios. La Navidad proclama la verdad central de la fe cristiana: que Jesús nació para salvar a la humanidad. Cuando las empresas optan por saludos genéricos, no solo pierden una oportunidad de marketing, sino que niegan culturalmente algo sagrado para millones.
Los cristianos no deberían disculparse por el significado religioso de la Navidad ni por querer celebrarla plenamente. La comercialización de esta festividad no es necesariamente negativa, pero cuando eclipsa su núcleo espiritual y la reduce a una «temporada» consumista, se convierte en una falta de respeto hacia la fe cristiana y los clientes que valoran la autenticidad en sus celebraciones.
En lugar de secularizar la Navidad en nombre de la inclusividad, las empresas deberían abrazar la diversidad auténtica de las tradiciones de sus clientes. Respetar la Navidad como una observancia sagrada para los cristianos no excluye otras tradiciones; simplemente reconoce que no todas las celebraciones son iguales y que algunas, como la Navidad, están profundamente ligadas a una identidad religiosa específica.
Los cristianos no deben simplemente «tolerar» la exclusión de la Navidad. Deberían sentirse ofendidos y abogar por un reconocimiento más auténtico y respetuoso de su fe. Hacerlo no solo preserva el significado de la Navidad, sino que fomenta un mundo donde las creencias diversas coexisten con respeto y dignidad.
Peter Demos, autor de «On the Duty of Christian Civil Disobedience», es un líder empresarial cristiano de Tennessee. Desde una perspectiva bíblica, guía a otros hacia la verdad y la autenticidad en un mundo roto.
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