Vengan, postrémonos reverentes, doblemos la rodilla ante el Señor nuestro Hacedor. Porque él es nuestro Dios y nosotros somos el pueblo de su prado; ¡somos un rebaño bajo su cuidado! Salmo 95:6-7
Señor nuestro Dios, fortalece en nosotros todo lo eterno que viene de ti, todo lo bueno, justo y genuino. Que esto dé forma a nuestra vida práctica y nos ayude a triunfar sobre la necesidad y la muerte. Ayúdanos a esperar tranquilos, aun cuando no sabemos la respuesta a nuestras preguntas, porque tenemos certeza de que el resultado será bueno y dará vida, para la gloria de tu nombre y tu Espíritu. Nos encomendamos en tus manos. Quédate con nosotros, para que nuestras vidas puedan recibir tu llamado. Quédate con nosotros, para que en todo nuestro trabajo y actividad estemos conscientes de la guía de tu Espíritu, obrando en nuestros corazones. Amén.