Así como la lluvia y la nieve descienden del cielo, y no vuelven allá sin regar antes la tierra y hacerla fecundar y germinar para que dé semilla al que siembra y pan al que come, así es también la palabra que sale de mi boca: No volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo deseo y cumplirá con mis propósitos. Isaías 55:10-11
Señor nuestro Dios, luz del mundo y luz de nuestra vida humana, te damos gracias por enviarnos tu Palabra a nuestros corazones. Tu Palabra obra en nosotros y nos permite regocijarnos. Aunque con frecuencia experimentamos tiempos difíciles y amargos aquí en la tierra, ya podemos regocijarnos, como el mundo se alegrará cuando tu voluntad y tu palabra se hayan cumplido. Protégenos y guárdanos en la pureza y libertad de espíritu, para que seamos tus siervos, que de vez en cuando se nos permita decir una palabra en armonía con la gran y poderosa Palabra que tú has enviado al mundo. Amén.
Hermanos míos, ustedes deben tenerse por muy dichosos cuando se vean sometidos a pruebas de…
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto…
Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te…
El día de ayer, el mundo fue testigo de un hecho histórico: un nuevo acuerdo…
En el transcurso de este año, California ha enfrentado una de las temporadas de incendios…
“Rvdo. Clarence L. Jordan muerto. Dirigió el Proyecto Granja Interracial”, se leía en un breve…