Cuídame, oh Dios, porque en ti busco refugio. Yo le he dicho al Señor: «Mi Señor eres tú. Fuera de ti, no poseo bien alguno». Salmo 16:1-2
Amado Padre que estás en el cielo, míranos como tus hijos, y concede que podamos sentir en ti el bien supremo por todo el tiempo y la eternidad. Aun si tenemos que negarnos a nosotros mismos y hacer grandes sacrificios, tú sigues siendo nuestro tesoro, nuestra riqueza, nuestro amor y nuestra alegría. Danos fortaleza como un pueblo reunido y listo para servirte. Concédenos tu Espíritu cada vez que no entendamos lo que debemos hacer. Abríganos siempre con tu manos, y permítenos ver tus milagros en cuerpos y almas. Porque tú eres nuestro Dios, el Todopoderoso, y tú encuentras la manera de ayudarnos en todo. Amén.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto…
Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te…
El día de ayer, el mundo fue testigo de un hecho histórico: un nuevo acuerdo…
En el transcurso de este año, California ha enfrentado una de las temporadas de incendios…
“Rvdo. Clarence L. Jordan muerto. Dirigió el Proyecto Granja Interracial”, se leía en un breve…
Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero…