Confía en el Señor y haz el bien; establécete en la tierra y manténte fiel. Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón. Salmo 37:3-4
Amado Padre que estás en el cielo, amamos y honramos tus caminos, aun cuando sean caminos amargos. Anhelamos valor y fortaleza. Señor, ayúdanos a creer; concede fe a los millones que están cercados por la muerte, una fe que vence todo por medio de la máxima abnegación. Permite que tu luz alumbre para traer vida a las naciones, en medio de todo lo que está sucediendo. Tu luz nos guiará y conducirá, y la paz llegará, una paz muy profunda que jamás hemos conocido. Acuérdate de cada uno de nosotros con todas nuestras preocupaciones, y concede que las luchas de la vida nos conduzcan a la paz. Si nos toca pasar por caminos duros y amargos, ayúdanos a permanecer firmes y nunca quejarnos de nuestras cargas, incluso en los días más difíciles, pues por medio de aflicciones y dificultades el camino nos lleva a ti. Amén.
El Señor es mi pastor, nada me falta; en verdes pastos me hace descansar. Junto…
Te exaltaré, mi Dios y rey; por siempre bendeciré tu nombre. Todos los días te…
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Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero…