Porque ya saben que el día del Señor llegará como ladrón en la noche… Ustedes, en cambio, hermanos, no están en la oscuridad para que ese día los sorprenda como un ladrón. Todos ustedes son hijos de la luz y del día. No somos de la noche ni de la oscuridad. 1 Tesalonicenses 5:2, 4-5
Señor nuestro Dios, nos aferramos a ti y a tu promesa. Aunque mucho esté oculto para nosotros, tu voz nos llega con claridad proclamando: «Oren y estén alertas, tienen que esperar el día del Señor Jesucristo, y desde ahora pueden regocijarse en medio de conflicto, angustia, miedo y necesidad». Te damos gracias por tu poderosa Palabra. Aunque sea larga la espera, tu Palabra permanece eternamente y se cumplirá. Tu nombre será honrado en la proclamación de tu Palabra, tu reino vendrá y tu voluntad se hará en la tierra como en el cielo. Amén.