Porque Dios, que ordenó que la luz resplandeciera en las tinieblas, hizo brillar su luz en nuestro corazón para que conociéramos la gloria de Dios que resplandece en el rostro de Cristo. 2 Corintios 4:6
Señor nuestro Dios, cuya luz resplandece en las tinieblas e ilumina intensamente nuestros corazones, te damos gracias por toda la bondad que nos permites experimentar. Queremos ver claramente tu bondad y tener confianza en ella, sin importar cuán oscuro y preocupante sea nuestro alrededor. Queremos mantenernos firmes y llenos de confianza, concentrándonos en lo que has sembrado en nuestros corazones, para que lleguemos a conocerte. Permanece con nosotros con tu Espíritu. Guíanos a darnos cuenta, cada vez con mayor claridad, de que fuimos creados para tu honra. Amén.