Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; su grandeza es insondable. Cada generación celebrará tus obras y proclamará tus proezas. Se hablará del esplendor de tu gloria y majestad, y yo meditaré en tus obras maravillosas. Salmo 145:3-5
Señor Dios, nuestro ayudador, te damos gracias por caminar entre nosotros y permitir que muchos experimenten tu protección. Incluso cuando nos estamos muriendo, tú nos proteges y ayudas para no pasar a la muerte sino entrar en la vida. Que nuestros corazones se eleven a ti. Concede que la luz que hay en nosotros continúe alumbrando, y que con sinceridad nos presentemos ante ti. Señor Dios, crea bien del mal. Permite que la luz resplandezca en las tinieblas. Cumple tu promesa, porque nuestros corazones no están interesados en deseos humanos, sino en tu promesa. Tú la llevarás a cabo, y nosotros podremos decir: «Nuestra fe no fue en vano y nuestra esperanza no fue inútil. Señor nuestro Dios, tu nos has bendecido millares de veces». Amén.