Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro, y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y junto con esas oraciones, subió el humo del incienso desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios. Apocalipsis 8:3-4
Señor Dios, venimos ante ti y te pedimos que vuelvas nuestras mentes y corazones solo a ti, que tienes poder sobre el mundo entero y puedes hacer todo en nuestros corazones conforme a tu voluntad. Permite que haya luz en nuestro tiempo. Escucha y responde muchas oraciones que ya han venido a ti, durante siglos ante tu presencia, oraciones por tu reino y por tu voluntad en la tierra. Este mundo se ha convertido en presa del maligno. Nosotros somos pobres y necesitados, y solo tú puedes ayudarnos. Oh Señor nuestro Dios y Padre, ayúdanos. Permite que después de este sufrimiento llegue tu día, tu grandioso día sobre todo el mundo y todas las naciones. Amén.