Señor, hazme conocer tus caminos; muéstrame tus sendas. Encamíname en tu verdad, ¡enséñame! Tú eres mi Dios y Salvador, ¡en ti pongo mi esperanza todo el día! Salmo 25:4-5
Señor nuestro Dios, sé nuestro Padre y cuida de tus hijos en la tierra, donde a menudo es extremadamente difícil y donde todo parece volverse en contra de nosotros. Ayúdanos a mantenernos fieles en nuestra vida interior, tomando de ti todas nuestras fuerzas, el poder eterno de la vida, y de Jesucristo, el Salvador del mundo. Porque Jesús ha prometido venir a nosotros, y tú lo enviarás en tiempo de necesidad. Permite que tu mano fuerte sea con los que a menudo no saben adónde acudir. Muéstranos caminos que podamos seguir, para la gloria de tu nombre por toda la eternidad. Amén.
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