El Señor no tarda en cumplir su promesa, según entienden algunos la tardanza. Más bien, él tiene paciencia con ustedes, porque no quiere que nadie perezca sino que todos se arrepientan. 1 Pedro 3:9
Amado Padre que estás en el cielo, te damos gracias de todo corazón por habernos dado tu vivificante promesa. Te agradecemos porque a través de tu promesa, una y otra vez nuestra fe puede recibir una visión más clara. Porque nos has prometido que al final, el gran día vendrá a conquistar el mundo entero y traerá salvación a todos los pueblos, para la gloria de tu nombre, como el Padre de todas las naciones. Fortalécenos en todo sentido, especialmente cuando experimentamos angustia y necesidad. Fortalece al enfermo y a los que son tentados. Que aguarden con expectación el cumplimiento de tu promesa, y vean llegar tu ayuda. Que tu nombre, Señor Dios, sea honrado entre nosotros. Que venga tu reino y se haga tu voluntad en la tierra como en el cielo. Amén.