Dirigiéndose a todos, declaró: —Si alguien quiere ser mi discípulo, que se niegue a sí mismo, lleve su cruz cada día y me siga. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mi causa, la salvará. Lucas 9:23-24
Amado Padre que estás en el cielo, tú nos has enviado al Señor Jesús para cargar con nuestra culpa y nuestro sufrimiento. Hasta este día nos regocijamos de que haya venido, él es quien puede liberarnos de todo mal. Enséñanos a comprender el camino de la cruz, el camino que Jesús emprendió. Ayúdanos a seguirlo siempre, aunque también tengamos que sufrir y cargar una cruz. Entonces podremos andar con alegría el camino que él emprendió para la gloria de tu nombre, oh Padre del cielo. Lo entendamos o no, somos tus hijos. Tú nos proteges y cuidas de nosotros, hasta que venga tu gloria y se culmine todo lo que se inició por medio de Jesucristo, el Salvador del mundo. Bendícenos con tu Palabra y ayúdanos a ser sus fieles seguidores. Amén.
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