Me alegro y me regocijo en tu amor, porque tú has visto mi aflicción y conoces las angustias de mi alma. Salmo 31:7
Amado Padre que estás en el cielo, venimos ante tu presencia con acción de gracias y regocijo de que estés con nosotros en la tierra. Aunque tenemos muchas luchas y tentaciones, y a pesar de que los problemas se amontonan sobre nosotros, sabemos que estamos en tus manos y que todo obra conforme a tu voluntad. Guárdanos en la firmeza de tus manos. Ayúdanos a soportar todo lo que nos resulta difícil, porque sabemos que tú estás en control y todo lo diriges a un buen propósito. Cuando parezca más oscuro y más difícil, con mayor claridad tu mano manifestará la victoria entre aquellos cuyas vidas están fundadas en la eternidad, esas vidas no pueden terminar en tristeza, terminarán en tu gloria. Amén.
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