Cuando Jesús se dio cuenta, se indignó y les dijo: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos. Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de ninguna manera entrará en él». Marcos 10:14-15
Amado Padre que estás en el cielo, ¡cómo agradecerte por todo lo que nos das, a tus hijos; por la gran sabiduría y poder que tienes disponible para nosotros cuando somos como niños! Queremos ser alegres en tu presencia. No queremos llorar ni quejarnos, aunque a menudo las lágrimas amenazan con salir. Te pedimos que protejas a tus hijos, protege a todos tus niños en el mundo. Que el dolor que les sobrevenga se aleje de ellos. Aun cuando tenemos que seguir un camino difícil, permite que todo el sufrimiento que soportamos sea parte de la lucha que acerca el reino de los cielos, trayendo tu propósito a la tierra: tu gran misericordia y maravilloso perdón, que hace posible que la gente vuelva a nacer, hasta que al fin todos seamos llamados tus hijos. Susténtanos, ayúdanos y bendícenos. Que el Señor siempre viva entre nosotros, revitalizándonos y fortaleciéndonos en cuerpo y alma. Amén.