PIÉNSALO Y DILO
Ya no estoy más bajo el control de mis emociones. Estas están bajo mi control. Al llenar mi mente de buenos pensamientos, se convertirán en buenas emociones. Puedo controlar mis emociones con mis pensamientos y mi pensamiento está rendido ante la Palabra de Dios.
Tengo autocontrol y dominio sobre mi vida. Y desde este día en adelante, mis emociones me sirven en lugar de controlarme. Derramo mis emociones a Dios, y no necesito derramarlas en otros ¡En el nombre de Jesús!
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Bendiciones ricas y abundantes