¿Por qué nació Jesús?

NOTICIACRISTIANA.COM.- En el año 178 d.C., un pagano llamado Celso escribió una crítica mordaz contra el cristianismo, llamando a los creyentes de Jesús «las personas más incultas y vulgares». Para un erudito grecorromano, nada era más impensable que una fe que acogía a los más bajos de la sociedad.

Sin embargo, como escribió William Barclay, «El cristianismo era, y sigue siendo, la cosa más edificante de todo el universo».

No hay nada en la creación tan glorioso como el Evangelio de Jesus el Cristo, que recordamos aquí en Navidad.

Al conmemorar la celebración que trae la Navidad, debemos considerar por qué el Evangelio está tan lleno de alegría, esperanza, paz, amor y gracia, como se describió tan poderosamente en la primera venida de Jesús.

La gente no siempre ve el cristianismo como debería ser. Muchas personas a menudo piensan en el verdadero cristianismo como en cualquier otra religión: como una lista de reglas, anticuadas u opresivas, o exigentes y onerosas.

Por el contrario, el Evangelio es una buena noticia porque revela el don más grande de Dios dado en su Hijo Jesús. Es el mensaje de salvación dado gratuitamente por Dios a Su pueblo de toda lengua, tribu, pueblo y nación (Romanos 6:23).

Los Dones de Dios a través de Jesús

Cuando Dios envió a Jesús a este mundo, nos dio un gran número de dones porque el Hijo es infinitamente glorioso.

Esta Navidad, nos estamos enfocando en cuatro de esos regalos, que son nuestros en Cristo a través de la fe (1 Corintios 1:30).

Comenzamos con el don de la justicia: ¿qué es? Esta pregunta es una de las más importantes que una persona podría hacerse.

Hay tres verdades acerca de esta justicia que Dios le ha dado a cada creyente en Cristo. La justicia que Pablo tiene en mente es el perdón de los pecados. Este tema del perdón está entretejido en todo el Nuevo Testamento (Lucas 1:77, Marcos 1:4, Mateo 26:28, Hechos 5:31, Hechos 10:43, Romanos 4:7). Cuando Dios concede el don de la justicia, borra nuestros pecados. Nuestros pecados son quitados de nosotros tan lejos como el oriente está del occidente, y Dios ya no se acuerda de ellos.

Consideremos este regalo monumental del perdón. Dios nos perdona por nuestros pecados en ignorancia y por pecados que ni siquiera sabemos que hemos cometido. Luego añadimos toda la letanía de pecados que conocemos.

¡Cuán vasto es el perdón de Dios! ¡No es de extrañar que los ángeles declararan gran gozo a los pastores! ¡No es de extrañar que María y Zacarías alabaran al Señor incesantemente!

Pablo añade que Jesús se ha convertido para nosotros en santificación, además de justicia.La mayoría de las personas realmente no tienen una idea clara sobre la santidad. Entonces, ¿qué significa ser santo? Podemos ver esta respuesta de dos maneras.

1. La santidad es primero posicional. Los cristianos son apartados como el pueblo escogido de Dios. Un ejemplo notable de esta idea se encuentra en el libro de Éxodo, donde la palabra santo aparece nueve veces en los primeros 25 capítulos.

En los últimos 15 capítulos, sin embargo, la palabra santo aparece 50 veces. Esto significa que el 85% de los usos de la palabra santo ocurren en el 37% final del libro. Estos números nos dicen que esta parte del libro trata con cosas específicamente consagradas a Dios para Su uso.

2. La santificación también es progresiva, donde aprendemos a manifestar la realidad de la santidad en cada uno de nuestros días. Pablo escribió que los cristianos están en proceso de ser transformados a la gloria del Señor (2 Corintios 3:18).

Día a día, continuamos reflejando Su gloria en nuestras vidas, y ese trabajo ocurre por el poder del Espíritu. Es importante recordar que todos los creyentes están en el proceso de reflejar la gloria del Señor Jesús. Ningún cristiano ha terminado su transformación en este lado del cielo.

La santidad se manifiesta en nuestras vidas de manera creciente y progresiva a medida que crecemos en la fe. Aprendemos a ser como Jesús, y debemos permitir espacio para que todos crezcan y aprendan sin aplastarnos unos a otros por nuestras debilidades.

Conclusión

Los dones de justicia y santidad son indescriptibles e infinitamente gloriosos. Lo que hace que estos dones sean aún mejores es que Dios siempre los da juntos.

Dios no concede la justificación sin la santificación, ni la santificación sin la justificación. Además, estos preciosos dones no han sido ocultos a los cristianos. Más bien, Dios hace que la recepción de estos dones sea clara a través de Su obra de cambiarnos para conformarnos a la gloria de Cristo Jesús.

¡Qué regalo de Navidad!

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