NOTICIACRISTIANA.COM.- El estudio profundo de los Evangelios revela un mundo lleno de sufrimiento que rodea a Jesús. A lo largo de su vida, Jesús fue como un imán para los enfermos, atrayéndolos hacia Él, según lo señala un estudio de la Universidad Católica.
En sus propias palabras, Él se definió como el «Médico» que vino a sanar a los que estaban enfermos (Lucas 5:31). El amor de Jesús no se limitaba solo a las alegrías humanas, sino que se expresaba de manera especial hacia aquellos que sufrían.
Su mensaje de esperanza, la buena nueva, alcanzaba especialmente a los enfermos y a los oprimidos, quienes representaban los marginados de la sociedad (Lucas 10:29-37). Este amor se reflejaba en Su compasión por el sufrimiento, y fue en este contexto que Él realizó innumerables milagros de sanación.
La enfermedad en tiempos de Jesús
En la época de Jesús, el estado sanitario del pueblo judío era lamentable. Las enfermedades predominaban debido a factores como la mala alimentación, el clima extremo y la falta de higiene.
La alimentación de la época era deficiente, lo que contribuía a la corta esperanza de vida y la frecuente aparición de enfermedades.
El clima de Palestina también jugaba un papel importante, ya que las repentinas oscilaciones de temperatura entre el calor y el frío agravaban las dolencias. Las casas, mal construidas y húmedas, no ayudaban a prevenir enfermedades como las fiebres.
Entre las dolencias más temidas y frecuentes se encontraba la lepra. Esta enfermedad no solo causaba dolor físico, sino que aislaba a las personas de la sociedad. Los leprosos eran considerados impuros y, por lo general, vivían en completa soledad, sin apoyo emocional ni afectivo. En la mentalidad judía, la lepra era vista como una manifestación del castigo divino por el pecado, lo que acentuaba la marginación y el sufrimiento de quienes la padecían.
La respuesta judía a la enfermedad
Al igual que otras culturas orientales de la antigüedad, los judíos creían que la enfermedad era un castigo divino. Se pensaba que las dolencias físicas eran una manifestación de un pecado cometido, por lo que curar la enfermedad se consideraba una tarea que solo podía ser realizada por sacerdotes y magos, quienes utilizaban ritos, oraciones y fórmulas para expulsar los demonios que se creía causaban los males.
A pesar de esto, la creencia en la intervención divina para sanar prevalecía, y la medicina aún era primitiva, por lo que la sanación era vista principalmente como obra de Dios (cf. Ex 15, 26).
Los milagros de sanidad de Jesús
Los Evangelios están llenos de relatos sobre cómo Jesús sanó a enfermos y liberó a personas de la opresión demoníaca.
En cada uno de estos milagros, no solo vemos una manifestación del poder divino de Jesús, sino también Su compasión por el sufrimiento humano.
Los milagros no eran simples actos de poder; representaban una muestra del Reino de Dios y una invitación a la esperanza para todos los que vivían en la aflicción.
Por ejemplo, en el Evangelio de Marcos se narra el caso de la suegra de Simón, quien estaba enferma con fiebre. Cuando Jesús la tocó, ella se levantó instantáneamente y comenzó a servirles. Esta sanación fue solo una de las muchas que se registran en los Evangelios, donde Jesús curaba a personas de diversas enfermedades, como la lepra, la ceguera, la parálisis, e incluso resucitaba a los muertos, como en el caso de Lázaro (Juan 11:1-44).
Ejemplos de los Milagros de Sanidad
En los Evangelios encontramos numerosos ejemplos de milagros de sanidad que demuestran el poder y la compasión de Jesús. Algunos de los más notables incluyen:
- Sanación de un leproso (Mateo 8:1-4): Jesús tocó a un leproso, sanándolo instantáneamente con un simple mandato: «¡Queda limpio!»
- Sanación de un paralítico (Marcos 2:1-12): Un paralítico fue sanado después de que sus amigos lo bajaran por el techo, demostrando la fe de aquellos que lo rodeaban.
- Sanación de una mujer con flujo de sangre (Marcos 5:25-34): Esta mujer fue sanada instantáneamente tras tocar el manto de Jesús, y Él le dijo: «Tu fe te ha sanado.»
- Resurrección de Lázaro (Juan 11:1-44): Lázaro, quien había estado muerto por cuatro días, resucitó al mandato de Jesús, mostrando Su poder sobre la muerte.
Estos milagros no solo fueron actos de misericordia, sino que reflejaron el amor de Jesús por la humanidad y su misión de traer sanación, restauración y esperanza al mundo.
Foto: Freepik.
Publicado por: NOTICIACRISTIANA.COM.- Agradecemos su fidelidad con nuestro medio de comunicación. Le invitamos a suscribirse al boletín informativo y activar la sección de notificaciones en la portada de nuestra página web.