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“Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad”.
Dios no abandonara a su pueblo; ni a sus hijos; ni nada que el alla creado. Los hombres abandonan, pero Dios no, pues su elección es firme, y su amor es eterno. Ninguna persona puede decir que Dios lo haya desamparado después de habérsele revelado salvadoramente.
El Salmo menciona esta grandiosa verdad parra dar ánimos al corazón del afligido. El Señor disciplina a los suyos, pero nunca los desampara. Nuestra instrucción es el resultado de la doble obra de la ley y de la vara y el fruto de esa instrucción es una quietud de espíritu y de confianza, de las que procede el descanso.
Los impíos son dejados solos hasta que es cavado el hoyo en el que se hundirán y serán consumidos, pero los piadosos seran preparados para su gloria en la eternidad.
El juicio terminará su obra sobre los rebeldes, pero asimismo retornará para vindicar a los sinceros y a los piadosos. Con entendimiento y disercimiento podemos soportar la vara de la disciplina con templanza y prudencia, pues no significa para nosotros ira, sino amor de nuestro Señor.
“Dios puede castigar y corregir pero no puede nunca abandonar; puede en fidelidad reprender, pero nunca dejar de amar”.
Hijo mío, no menosprecies la disciplina del Señor, Ni desmayes cuando eres reprendido por él; Porque el Señor al que ama, disciplina,Y azota a todo el que recibe por hijo. ( Hebreos 12:5-6).
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