El Padre Paulo Ricardo animó a los católicos para que este tiempo de aislamiento social sea un tiempo de preparación para el día glorioso en el que por fin recibir sacramentalmente al Señor:
¿Quién de nosotros no ha visto en nuestras parroquias esa escena de los padres que van a comulgar con un niño que aún no ha hecho la primera comunión? El papá comulga, la madre comulga y el niño se queda tirando la falda de la madre o el brazo del padre diciendo «yo también quiero».
¡Seamos niños otra vez! No podemos comulgar sacramentalmente, pero podemos comulgar de deseo, que no es lo mismo, pero es la preparación para la comunión que recibiremos cuando todo esto pase. Podemos vivir este período ahora sin Comunión y sin Misa como una gran y larga preparación para nuestra próxima Comunión.
Así que cuando amanezca aquel día en que, por fin, alguien diga: «Pueden venir a la misa», nosotros volveremos a nacer ¡y seremos nuevos comulgantes!