Después de las más de 7.200 muertes y la enorme devastación que dejaron los dos terremotos que sacudieron el sur de Turquía y Siria, está en marcha una carrera contrarreloj para rescatar el mayor número de personas que se encuentran bajo los escombros.
El sismo que sacudió la región este lunes tuvo una magnitud de 7,8 en la escala de Richter y ha sido considerado por los expertos como el más fuerte que ha ocurrido allí desde 1939. Luego le siguió otro de 7,5.
Esto se ha visto reflejado en miles de muertes y de heridos y en centenares de edificios colapsados donde se teme que haya centenares de personas atrapadas.
Estos son los principales datos sobre lo ocurrido:
Las autoridades turcas han dispuesto un amplio operativo de rescate que incluye a más de 1.000 voluntarios, junto a otros cuerpos de organismos internacionales y gobiernos alrededor del mundo que han ofrecido su apoyo a los gobiernos turco y sirio.
Y a este panorama se une otro inconveniente: las difíciles condiciones climáticas que se presentan en las zonas más afectadas.
Las temperaturas bajo cero, la nieve y la lluvia están obstaculizando los esfuerzos de búsqueda de sobrevivientes, a los que los rescatistas escuchan entre los escombros pedir ayuda a gritos.
Un hombre en Hatay, una provincia en el sur de Turquía, lloró bajo la lluvia mientras describía a la agencia de noticia Reuters la agonizante espera de las víctimas.
“Están haciendo ruido pero no viene nadie”, dijo Deniz, mientras movía las manos con desesperación.
“Estamos devastados. Dios mío. Están gritando. Están diciendo ‘sálvanos’, pero no podemos salvarlos… No hay nadie”.
Mientras tanto, en Siria, donde el número de fallecidos ya alcanza los 1.500, Raed al-Saleh, de los Cascos Blancos, un servicio de rescate en territorio controlado por los rebeldes, señaló que estaban en “una carrera contra el tiempo para salvar las vidas de quienes están bajo los escombros”.
De acuerdo con doctor Richard Edward Moon, de la Universidad de Duke y experto en cuidados intensivos, los rescatistas están compitiendo contra el tiempo por varios factores.
“La falta de agua y oxígeno son barreras críticas para la supervivencia: cada adulto pierde hasta 1,2 litros de agua al día”, señaló el experto.
“Eso es orina, exhalación, vapor de agua y transpiración. En el punto en que se han perdido ocho litros o más es cuando una persona se enferma gravemente”, añadió.
Para Moon, las condiciones invernales agravan notoriamente la situación.
“Un adulto promedio puede tolerar temperaturas de hasta 21°C sin que el cuerpo pierda su capacidad para retener el calor. Pero cuando hace más frío, es una historia diferente“, señala.
“En ese punto, la temperatura corporal esencialmente sigue la temperatura del ambiente. Y la velocidad a la que (la hipotermia) puede ocurrir dependería del aislamiento que la persona tenga, o cuánto refugio subterráneo pueda tener. Pero en última instancia, muchos de quienes corren peor suerte en estas circunstancias pueden sucumbir a la hipotermia”, dijo el experto en cuidados intensivos.
A esto se suma el llamado que han hecho varios periodistas que dicen que han recibido “mensajes de voz de personas que están bajo los escombros”.
“La gente me envía mensajes de voz desde debajo de los escombros. A otros periodistas les han enviado videos donde les cuentan dónde están”, le dijo a la BBC el periodista turco Ibrahim Haskologlu.
El periodista, quien es originario de la región más afectada por el terremoto, señala que va a intentar ayudar con las labores de rescate.
“Nos toca contestarles que no podemos hacer mucho por ellos. Necesitamos toda la ayuda internacional posible”.
De acuerdo al gobierno turco, el terremoto afectó principalmente a 10 provincias en el país.
Sin embargo, habitantes de la región de Hatay, una de las más devastadas por el sismo, han denunciado que ningún organismo de rescate se ha hecho presente en la zona.
“Ni un solo equipo ha venido a nuestro distrito. Hemos estado esperando durante 14 horas y nadie ha venido”, le dijo a la BBC Serkan Topal, miembro del gobierno del distrito de Samandag, ubicado en la provincia de Hatay, a unos 200 kilómetros al sur del epicentro del sismo.
“He viajado por gran parte de la provincia y no me he encontrado con un edificio intacto. La mayoría de organismos oficiales están fuera de servicio y hay una necesidad urgente de ayuda externa”, añadió.
El gobernador de la provincia de Hatay, Lütfü Savaş, señaló que no ha llegado ni un solo camión con ayuda humanitaria a la zona.
“Este es un desastre que este gobierno no puede manejar. Necesitamos equipos de búsqueda y rescate rápidamente. Hay entre dos y tres grados centígrados afuera en este momento. Está lloviendo. Las personas pueden morir por el frío”.
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