¿Todos somos filósofos?
“Todos somos filósofos” - Dr. John M. Frame, reputado filósofo estadounidense y teólogo conocido por su trabajo en epistemología, apologética presuposicional, teología sistemática y ética
Así como todos somos teólogos (incluyendo los ateos) porque todos tenemos un concepto de Dios, todos también somos filósofos (incluyendo aquellos que dicen que la filosofía ha muerto) pues dicha afirmación es una afirmación filosófica y como decía Aristóteles, “Quien afirma que no se debe filosofar… hace filosofía, porque es propio del filósofo discutir qué se debe y qué no se debe hacer en la vida”. Tanto filósofos ateos como Gustavo Bueno y filósofos creyentes como John M. Frame afirman que todos somos filósofos por naturaleza en el sentido de que todos nos hacemos preguntas con respecto a si existe Dios, cómo llegamos aquí, a dónde vamos cuando morimos, porque estamos aquí, ¿existe algo mas allá de esta vida? ¿Qué es la muerte? ¿Por qué existe el mal? etc. Todos nos planteamos estas preguntas y, tarde o temprano, nos suceden cosas que nos hacen cuestionar el sentido de nuestra propia vida. En palabras de Aristóteles, “Todo hombre por naturaleza tiene el deseo de saber.”
De hecho, desde la niñez es la etapa de mayor descubrimiento filosófico y científico puesto que los niños preguntan, cuestionan y quieren saber el porqué del todo. La pregunta es si filosofamos bien o de manera mediocre porque para pensar correctamente no solo basta conocer principios de lógica sino ser humilde y consistente con la Sagrada Escritura pues,la verdadera sabiduría no viene del hombre sino de Dios (Santiago 1:5). Se necesita “la mente de Cristo” para confiar en Dios y no simplemente en nuestra propia sabiduría (Proverbios 3:5,6) pues, así como hay falsa ciencia (o pseudociencia) también hay falsa filosofía (pseudofilosofía) (Santiago 3:15). Por eso Pablo nos advierte, “Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo.” (Colosenses 2:8).
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