Sean Kirkpatrick es el director de la Oficina de Resolución de Anomalías de Todos los Dominios (AARO) del Pentágono, en Estados Unidos. Junto a Abraham Loeb, de Harvard, ha abierto la posibilidad de que una nave nodriza observa nuestro sistema solar. El estudio aún se encuentra en revisión.
‘Restricciones físicas en fenómenos aéreos no identificados (UAP)’ se denomina el trabajo de ambos científicos. Este documento intenta utilizar la física para descartar una serie de avistamientos de UAP que parecen ser objetos “altamente maniobrables”, según recoge ‘Forbes’.
Con esta idea, Kirkpatrick y Loeb pretenden demostrar que una serie de avistamientos de fenómenos no identificados podría explicarse por ilusiones ópticas o limitaciones de los equipos que actualmente existen en la Tierra para detectar sondas u ondas de radio procedentes del espacio exterior.
Respecto a cómo sería la estructura de esta nave extraterrestre que observa el sistema solar, Loeb y Kirkpatrick explican que sería una “nave principal que libera muchas sondas pequeñas durante su paso cercano a la Tierra”. “Una construcción operativa no muy diferente de las misiones de la NASA“, compila ‘Fayer Wayer’.
“Con un diseño adecuado, estas diminutas sondas llegarían a la Tierra u otros planetas del sistema solar para su exploración, ya que la nave principal pasa a una fracción de la separación entre la Tierra y el Sol, tal como lo hizo Oumuamua”, un objeto extrasolar descubierto por Loeb en 2017.
Sin embargo, esta nave nodriza no se podría detectar desde la Tierra, ni tampoco las minisondas que utilizaría para registrar el sistema solar. “Los astrónomos no podrían notar el rocío de las minisondas, porque no reflejan suficiente luz solar para que los telescopios de exploración existentes las noten”, señalan en su investigación.