Viernes de la 27ª semana del Tiempo Ordinario. Feria. 10-10-2025

Oct 9, 2025 - 18:00
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“Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y se cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino?

Evangelio según S. Lucas 11, 15-26

Habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron: «Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios». Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo en el cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: «Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y se cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú. Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín. El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama. Cuando un espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: “Volveré a la casa de donde salí”. Al volver, se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».

Reflexión del Evangelio

Grande poder del demonio; le tenía agarrotados los sentidos; tenía al hombre dominado su físico, inutilizado. Era una forma palpable de influjo diabólico. Otras muchas ejerce más hondas disimuladas, para el común de la gente, inadvertidas; manifiestas empero para quien posee aguzada la vista del Espíritu.

Cuando se le turba en su torpe sestear, se revuelve. Cuando se le intenta expulsar, lucha. Por eso se hace palpable el demonio cuando de veras el hombre inicia y continúa una ascensión del Espíritu.

Satanás juega en la lucha con Dios un papel preponderante, los hombres malos un papel secundario. No es quizá Satanás un agregado accidental de la humanidad, sino que ésta se ha interferido en su historia contra Dios. Intenta el demonio victorias en este nuevo campo que apareció. Cristo se presenta a derrocarlo y librara los hombres de su tiranía. Hay quienes se agregan al bando del diablo, bandidos como él, malignos, destroncados del amor; otros titubean, ora hacia allá, ora hacia acá; otros se quedan con Dios, pero les logra Satanás pegar los pies para no progresar.

Los que abren sus senos al Evangelio que es la caridad y la esperanza, esos van siendo henchidos del Espíritu de Jesús, que es el del Padre. «Y el Espíritu de Jesús vence al mundo», que es el demonio en los hombres. Por eso exclamó Jesús: «Todo el que no está conmigo, desparrama». Son dos campos opuestos, son dos modos de ser, uno de vida, otro de muerte; uno del bien, otro del mal; uno de luz, otro de tinieblas; uno posesión del Espíritu, otro,  posesión del diablo.

Jesús es la fuente del Espíritu para los hombres, adalid del bien en ellos, derrocador de Satán. Con tal de que se ponga fe para seguir su doctrina, Satanás irá quedando irremisiblemente derrotado, expulsado, destruido. Dios lo publica en victorias sensibles, exteriores, continuación de la primera en el desierto cuando Satanás trató de hacerse con Jesús, en vano.

Los que rechazaban la instrucción del Maestro, se encontraban en apuro cada vez que realizaba un milagro. El milagro demostraba que Dios estaba con Él. Como esto era para ellos inadmisible, apelaron a inculparle de alianzas con Belcebú y que la fuerza con que obraba maravillas era del infierno.

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