Parte de las amenazas naturales a las que se encuentra expuesta Guatemala es a la actividad volcánica de los colosos de Fuego, Pacaya y Santiaguito, misma que se mantiene bajo constante vigilancia por parte del Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred).
En las últimas horas cada uno de estos volcanes ha presentado diversos tipos de actividad, de acuerdo con el informe más reciente dado a conocer por el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) este miércoles 19 de julio.
El observatorio del volcán de Fuego OVFGO reporta desgasificación débil a una altura de 4200 msnm. Se registran de 4 a 6 explosiones por hora de características débiles y moderadas, con alturas de 4500 a 4800 msnm (14,764 a 15,748 pies) que se dispersan de 10 a 15 km en dirección Noroeste, Oeste y Suroeste. También se registran avalanchas en el contorno del cráter y en dirección a las barrancas Seca, Ceniza, Trinidad, El Jute, Las Lajas y Honda.
Debido a las explosiones se registran retumbos débiles y moderados con onda de choque débil que hace vibrar los techos y ventanas de las viviendas cercanas al volcán, también se reportan sonidos similares a turbina de avión con lapsos de 1 a 2 minutos. Por la noche y madrugada se observa pulso incandescente de 100 a 200 metros de altura sobre el cráter. Se reporta caída de ceniza fina en las comunidades de Panimache I, Panimache II, Morelia, Santa Sofía, finca Palo Verde, Sangre de cristo, Yepocapa y otras comunidades cercanas.
El observatorio del volcán Santiaguito OVSAN reporta desgasificación débil sobre el cráter. Se han registrado varias explosiones débiles y moderadas, expulsando columnas de gas y ceniza a una altura de hasta 900 m sobre el cráter que se dispersan en dirección Noroeste, Oeste y Suroeste.
Por la noche y madrugada se observó incandescencia en el cráter del domo caliente y en el flujo de lava en dirección Oeste Suroeste. Se registran avalanchas débiles y moderadas en el flanco Sur, Sureste, Este y en el flujo de lava.
El volcán mantiene una actividad alta debido a la extrusión de lava en bloques en la cúpula del Domo Caliente en dirección Oeste Suroeste y a lo inestable del material en el cráter, existe la probabilidad de flujos piroclásticos moderados a fuertes por lo que no se debe permanecer cerca ni dentro de los cauces de los ríos cercanos a las faldas del volcán.
El observatorio del volcán de Pacaya reporta condiciones poco favorables para observar el complejo volcánico debido a las condiciones atmosféricas, sin embargo, las estaciones sísmicas de INSIVUMEH registran eventos cortos de baja frecuencia debido al movimiento del magma y gases dentro del edificio volcánico, como también, debido a los periodos de desgasificación prolongados o abundantes en el cráter.
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las zonas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Aunque en Guatemala se han identificado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) reconoce únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las discrepancias, actualmente son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de la observación de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de Centroamérica y uno de los que tiene mayor relevancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala, y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos destruyeron parte de la vegetación de los alrededores y sepultó parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 heridos; así como dos millones de habitantes afectados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción generando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en poblado de 45 kilómetros a la redonda.