Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene supervisión continua para notificar a la sociedad sobre cualquier modificación en las medidas de resguardo ante una posible situación crítica.
Este lunes 31 de julio, el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que expone la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.
El observatorio del volcán de Fuego OVFGO reporta desgasificación débil a 4200 msnm que se dispersa al Oeste y Noroeste. Se registran de cuatro a 10 explosiones por hora de características débiles y moderadas, estas explosiones generan columnas de ceniza con alturas de 4500 a 4700 msnm (14,764 a 15,420 pies) que se dispersan de 10 a 15 km en dirección Oeste y Noroeste. También se registran avalanchas en el contorno del cráter y en dirección a las barrancas Seca, Ceniza, Trinidad, El Jute, Las Lajas y Honda.
Debido a las explosiones se registran retumbos débiles y moderados con onda de choque débil que hace vibrar los techos y ventanas de las viviendas cercanas al volcán. Se reportan sonidos similares a turbina de avión con lapsos de uno a dos minutos. Por la noche y madrugada se observa pulso incandescente de 100 a 200 metros de altura sobre el cráter. Se reporta caída de ceniza fina en las comunidades finca Palo Verde, Sangre de cristo, Yepocapa y otras comunidades cercanas.
El observatorio del volcán de Pacaya reporta desgasificación sobre el cráter que se dispersa en dirección Sur. Las estaciones sísmicas de INSIVUMEH registran eventos cortos de baja frecuencia debido al movimiento del magma y gases dentro del edificio volcánico, como también, debido a los periodos de desgasificación prolongados o abundantes en el cráter.
El observatorio del volcán Santiaguito OVSAN reporta desgasificación débil sobre el cráter. Se han registrado varias explosiones débiles y moderadas, expulsando columnas de gas y ceniza a una altura de hasta 900 metros sobre el cráter que se dispersan en dirección Oeste y Noroeste. Por la noche y madrugada se observó incandescencia en el cráter del domo caliente y en el flujo de lava en dirección Oeste Suroeste.
Se registran avalanchas débiles y moderadas en el flanco Sur, Sureste, Este y en el flujo de lava. El volcán mantiene una actividad alta debido a la extrusión de lava en bloques en la cúpula del Domo Caliente en dirección Oeste Suroeste y a lo inestable del material en el cráter, existe la probabilidad de flujos piroclásticos moderados a fuertes por lo que no se debe permanecer cerca ni dentro de los cauces de los ríos cercanos a las faldas del volcán.
Debido a su localización en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren gran parte de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las regiones con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
A pesar de que en Guatemala se han determinado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) distingue únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son denominados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las diferencias, en la actualidad son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de supervisión de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de América Central y uno de los que tiene mayor importancia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos arrasaron parte de la vegetación de los alrededores y enterró parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 no localizadas y 600 lesionados; así como dos millones de ciudadanos damnificados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en localidades de 45 kilómetros a la redonda.