En la actualidad nuestra Iglesia permite que los fieles recibamos la sagrada Eucaristía ya sea en la boca o en la mano (algo impensable hasta hace 50 años). Aún así yo prefiero comulgar directamente en la boca, y en este artículo te explicaré 5 de las muchas razones por las que tomé esta decisión.
1) Para evitar que caigan partículas al piso
La Iglesia nos enseña que Cristo no está solo en la hostia consagrada completa, sino también en cada uno de los pedazos en las que puede ser dividida. No importa qué tan pequeña sea la partícula de la hostia consagrada, Cristo siempre estará allí.
Cuando comulgas en la mano, forzosamente quedarán impregnadas pequeñas partículas de Jesús Eucaristía. Estas son casi invisibles y pueden terminar cayendo al suelo o en cualquier ambiente impropio.
Esta posibilidad también existe con la comunión en la boca, pero es mucho menor. Por eso, cuando el sacerdote nos da de comulgar, un monaguillo coloca una patente debajo de nuestro mentón. Allí se recogen algunas pequeñas partículas que pueden caer por algún descuido.
2) Porque creo que solo manos consagradas pueden tocar a Nuestro Señor
¿Han dado cuenta que cuando van a exponer el Santísimo, el sacerdote cubre sus manos para tocar la custodia? Ese no es un gesto meramente estético. Con dicho gesto el sacerdote manifiesto el respeto que debemos tener a lo sagrado. Cada sacerdote ha sido llamado personalmente por Dios para que entre sus dedos un simple pan y vino se conviertan en Dios mismo. Solo él debería tener el privilegio de tocarlo con sus dedos, no nosotros los laicos.
3) Porque no es necesario usar las manos
Piénsalo De todas las maneras vas a tocar al Señor con la boca para poder comulgar. ¿Cuál es la necesidad de agregar más pasos al proceso?
4) Para disminuir el riesgo de sacrilegios
El enemigo sabe que Dios está en las formas consagradas. Por eso, gente con mucho odio por lo sagrado ha osado entrar a la Santa Misa para robar la Santa Eucaristía. Y hacerlo lamentablemente es muy sencillo: solo tienen que fingir que están comulgando en la mano.
Seamos sinceros. Por la prisa de dar la comunión a todo el mundo, muchos sacerdotes no se fijan bien si es la persona que recibió la Sagrada Eucaristía en la mano en verdad la ha consumido allí mismo. Esto lo sabemos bien quienes quieren cometer sacrilegios.
5) Porque en verdad creo que Dios está allí
Tengo la plena seguridad de que Jesús está realmente presente en cada hostia consagrada, por eso siento la necesidad de declarar corporalmente mi reverencia al Señor doblando mis rodillas para recibirlo. Hasta ahora no he visto que alguien comulgue de rodillas y en la mano. Para mi, no existe otra opción que recibirlo de rodillas y en la boca.
San Pablo dijo a los Filipenses que «Alabama nombre de Jesús se doble toda rodilla en el cielo, en la tierra y en los abismos ». Si nuestras rodillas se deben doblar ante su solo nombre ¡cuánto más ante su santa presencia!
¿Y tú? ¿Cómo recibes al señor?