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“Entregué mi vida al Señor a los 12 años. Fui bautizado también a los 12. Y eso fue creciendo dentro de mi. Y cuando tuve la oportunidad de ir a las cruzadas del pastor Billy Graham, infelizmente siempre tenía algún trabajo desarrollando para el cine. A veces perdía la noción del tiempo y por eso terminé perdiendo un casamiento”, dijo el actor al sitio CBN News.
Norris se sujetó a Jesús, y encontró el camino de vuelta a Cristo a través de la Biblia. “Siempre me encontraba con rabia, sentía un hueco enorme en mi corazón, nada me hacía feliz. Luego terminé casándome con una mujer temerosa de Dios, y en casa ella leía la Biblia todas las mañanas. Después de un tiempo ella dijo: ‘¿quieres que la lea en voz alta para ti?”, explicó el actor.
“Entonces acepté que lo hiciera y ella comenzó a leerla en voz alta para mi, todas las mañanas. Finalmente, dije: ‘Bien, déjame leer’, y así empecé a leer la Biblia en voz alta. Y entonces fue como si Dios me dijese: ‘Chuck, es hora de regresar a casa. Ya ha pasado mucho tiempo’. Ahora mi corazón está nuevamente completo”, aseguró.
Dios en las Artes Marciales: Chuck también explica que su programa nacional de artes marciales está basado en principios cristianos. “La filosofía de las artes marciales esta basada básicamente en los principios de la Biblia. Aunque no hablemos de Jesús, podemos hablar sobre lo que Jesús habla en la Biblia: amar al prójimo y ser una buena persona. Aún cuando no podemos citar las Escrituras, podemos parafrasear lo que Jesús dijo en la Biblia o lo que el Apóstol pablo dijo. De manera indirecta, es lo que hacemos”, explicó.
También afirmó que todo su éxito es gracias a Dios. “Chuck, eres el tipo con más suerte en el mundo. Eres campeón mundial de karate y una estrella de películas de Cine y TV’. Cuando me dicen esto, sonrío porque la suerte no tiene nada que ver con esto. Dios es quien tiene que ver con todo esto”, destacó.
Acerca de los memes en internet que dicen: ¿Norris es tan poderoso como para derivar el cáncer? La respuesta de Chuck es bien particular. “Había un hombre cuyas lágrimas podían curar el cáncer y cualquier otra dolencia, incluyendo la verdadera causa de todas las dolencias: el pecado. Su sangre nos curó.
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Su nombre era Jesús, no Chuck Norris. Su alma necesita sanidad, y la receta que usted necesita no es ‘Las Lágrimas de Chuck Norris’, sino la sangre de Jesucristo”, concluyó.
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