- Fernando Duarte
- BBC World Service
La ubicación geográfica y la topografía de Bangladesh convierten a este país en uno de los más propensos a inundaciones del mundo. Eso también significa que es particularmente vulnerable al aumento del nivel del mar, una de las consecuencias más graves del cambio climático.
Para millones de bangladesíes, el avance del océano ya es una realidad.
Jashim Salam vio inundaciones toda su vida, pero lo que el fotógrafo independiente estaba presenciando en 2009 era inquietantemente diferente. Las aguas que invadían Chaktai, el barrio de la ciudad de Chittagong en el que nació y se crió, siguieron subiendo incluso después de que la lluvia se había ido.
“Estábamos acostumbrados a las inundaciones provocadas por fuertes lluvias o huracanes”, le dice Salam a la BBC.
“Pero ese día, vi muchas casas inundadas y no llovió, el sol brillaba”.
La inundación había sido causada por una marejada en las aguas de la Bahía de Bengala y la costa de Chittagong, uno de los puertos más antiguos del mundo, estaba particularmente en riesgo.
Cámara en mano, Salam comenzó a tomar fotografías de la situación en las calles de Chaktai.
Particularmente vulnerable
Documentar el aumento de las aguas consumiría mucho más tiempo de Salam: las inundaciones eran una señal de que el aumento del nivel del mar, una de las consecuencias más graves del cambio climático, se estaba convirtiendo en una preocupación constante para Chittagong y el resto de Bangladesh.
Bangladesh es un país de baja altitud, lo que significa que la mayor parte de su tierra está cerca o incluso por debajo del nivel del mar.
Eso lo hace particularmente vulnerable al proceso en el que las temperaturas globales más cálidas provocan un aumento en el nivel del mar al agregar agua del derretimiento de las capas de hielo y los glaciares, y por la expansión del agua de mar a medida que se calienta.
En el caso de Chittagong, hay un factor adicional: la ciudad costera se está hundiendo.
Entre las primeras 10
En marzo de este año, se publicó en la revista Geophysical Research Letters un análisis de datos satelitales de 99 ciudades costeras de todo el mundo.
Los investigadores calcularon qué tan afectadas se veían estas ciudades por el hundimiento de la tierra, un proceso en el que la tierra se asienta y se compacta debido a actividades como la extracción de aguas subterráneas, que está vinculada al crecimiento de la población y la rápida urbanización.
Descubrieron que 33 ciudades se habían hundido más de un centímetro al año entre 2015 y 2020, cinco veces la tasa global de aumento del nivel del mar estimada por el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC) de la ONU. Chittagong está entre las 10 primeros de la lista.
Los investigadores observaron que “el hundimiento más rápido” estaba ocurriendo en el sur, sureste y este de Asia. Es una realidad que ya ha causado una situación importante en Indonesia: debido a los altos niveles de hundimiento de la tierra, Yakarta será reemplazada como la capital del país por una nueva construida desde cero en una isla diferente a 1.300 kilómetros de distancia.
“Chittagong es conocida como la capital financiera de Bangladesh. Hay más de 1.200 negocios de la industria pesada que dependen mucho de las aguas subterráneas”, le dice a la BBC Shamsuddin Illius, un periodista ambiental de Bangladesh.
“La tierra se hunde al mismo tiempo que sube el nivel del mar. Y cada año las inundaciones empeoran”, añade Illius.
Según Salam e Illius, entre junio y octubre, las calles y las casas de varias áreas de Chittagong a menudo se inundan dos veces al día, una situación que empeora durante la temporada del monzón en julio y agosto.
Una encuesta de 2020 realizada por el Departamento de Obras Públicas de Bangladesh estimó que el 69% de la ciudad se ve afectada por las mareas altas en diversos grados.
Las áreas inundadas incluyen Agrabad, un vecindario que anteriormente estaba habitado por residentes adinerados de Chittagong, desde políticos hasta empresarios.
“Ahora está casi abandonado”, dice Illius.
“Quien pudo permitirse el lujo de mudarse a un terreno más alto ya lo ha hecho”.
Jashim Salam y sus hermanos no tenían los medios para salir de Chaktai, por lo que recurrieron a adaptaciones como elevar el piso de la casa que comparten sus familias. Pero las aguas siguieron llegando.
El fotógrafo dice que no solo los pescadores de Chittagong necesitan estudiar las tablas de mareas.
“Básicamente, la gente ha tenido que aprender a vivir con el aumento de las aguas. Se evita en la medida de lo posible salir con la marea alta”, explica Salam.
“Es frustrante y surrealista”.
Más que un inconveniente
Surrealista es un adjetivo que también se puede utilizar para describir su obra: las imágenes de Salam muestran a personas y familias, incluida la suya, tratando de mostrar que todo es normal. En una de las imágenes, los niños ven la televisión en una sala inundada.
“Tuve que documentar lo que estaba pasando para mostrarle a la gente en Bangladesh y en el extranjero que el cambio climático es real”.
Es más que un inconveniente, es un peligro para la salud. El agua procedente del mar se mezcla con el contaminado río Karnaphuli y las aguas residuales antes de llegar a las casas. Salam dice que las infecciones de la piel son algo común en su vecindario.
Los hospitales locales en las zonas más bajas también sufren inundaciones. Una de las imágenes más conmovedoras del fotógrafo muestra a un anciano empujado por el agua en una silla de ruedas en el Hospital General Maternoinfantil, un centro médico local.
“Todos los años escuchamos que otra parte de la ciudad ahora se inunda. Tengo una hermana que vive a 32 km de nuestro vecindario y nunca se había enfrentado a la crecida de las aguas. Ahora lo hace”, agrega el fotógrafo.
Las autoridades locales están tratando de mitigar el problema con una serie de proyectos de infraestructura para evitar la intrusión de agua de mar, desde barreras contra inundaciones hasta mejoras en el control del drenaje, como canales de dragado. El trabajo comenzó en 2017, pero se ha retrasado severamente por la pandemia de covid-19.
Sin embargo, nada retrasa el mar y la lluvia, observa Salam con un suspiro.
Bangladesh se clasifica a menudo como uno de los países más vulnerables del mundo a los desastres relacionados con el clima. Un informe del Banco Mundial encontró que 4,1 millones de personas en el país fueron desplazadas internamente en 2019 como resultado de tales eventos y que al menos 13 millones podrían enfrentar la misma situación para 2050.
“Me considero un refugiado climático”
Salam lo ha hecho voluntariamente. Desde principios de año ha estado trabajando en Nueva York para tratar de ahorrar dinero para que su esposa e hija puedan reunirse con él en Estados Unidos.
“Me considero un refugiado climático. Y haré lo que pueda para alertar a la gente de que el cambio climático no solo está afectando a Bangladesh. Basta con mirar las olas de calor y las tormentas en Europa este año”, dice.
“Pero necesito darle a mi hija la oportunidad de una vida mejor. Quiero que vaya a la escuela sin preocuparse por su salud o su seguridad”.
Mientras tanto, la familia de Salam, y muchos otros en Chaktai y Chittagong, estarán atentos a la información sobre las mareas antes de salir de casa.
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